Web Toolbar by Wibiya Caso García Belsunce: Podrían detener a una vecina...

viernes, 27 de diciembre de 2002

Podrían detener a una vecina...

El asesinato de María Marta García Belsunce, según creen los investigadores, está a punto de ser esclarecido. En las próximas horas podría ser detenida la persona considerada sospechosa de haber asesinado a la mujer de cinco balazos en la cabeza en su casa del exclusivo country Carmel, en Pilar, dijeron a LA NACION allegados al caso.

Todos los indicios apuntan a una vecina del country, conocida de algunos de los integrantes de la familia de María Marta García Belsunce, que, incluso después del asesinato, estuvo con ellos y hasta les dio el pésame por la muerte de la señora, que era vicepresidenta de Missing Children e integraba la entidad benéfica Damas del Pilar.

La sospechosa, según confió a LA NACION una fuente estrechamente vinculada con la familia García Belsunce, es bien conocida en el club de campo por su habilidad en el bridge.

“Es una persona del country que no tiene relación familiar con los allegados a la casa, sino de otra naturaleza”, aseguró a LA NACION otra fuente vinculada con la causa.

Las pistas que llevaron a despertar las sospechas estaban en el cuaderno de los investigadores desde las primeras semanas, luego de que se supo que la víctima no había muerto accidentalmente al resbalar en su bañera de hidromasajes el 27 de octubre último. Se consideraba, entonces, que eran datos anecdóticos, sin relevancia.

Sin embargo, fueron testimonios incorporados en los últimos días a la causa los que encaminaron la pesquisa hacia esta sospechosa. “Son de gente que temía hablar”, dijeron allegados a la familia. Esos testigos podrían explicar el móvil y ubicaron a la sospechosa en la escena del crimen. “El resultado de la investigación puede ser doloroso para la familia”, advirtió uno de los testigos.

¿Se trata de la misteriosa mujer vestida con uniforme rosa, de empleada doméstica, que fue vista en la casa la noche del crimen? ¿Se trata de una mujer vinculada con ella? Los investigadores creen que todavía no es posible responder esos interrogantes. Aunque los allegados a la familia sostuvieron ayer que ya sospechan cuál es el nombre y apellido de quien consideran que es la principal acusada del homicidio.

La línea de investigación permitió reconstruir hipotéticamente cómo ocurrió el crimen, quién lo cometió y sus móviles. Trascendió, en ese sentido, que el asesinato tendría un componente pasional. Sólo así se explica que el asesino haya vaciado el tambor de su revólver calibre 32 sobre la cabeza de la víctima.

La mujer ya habría sido interrogada informalmente por los instructores judiciales de la causa, pero nunca declaró en el expediente.

Para cerrar el círculo sobre esta pista, el fiscal del caso, Diego Molina Pico, trabajó anteayer hasta pasadas las 21 con sus colaboradores, los integrantes de la Policía Judicial y los detectives al mando del jefe de la Delegación de Investigaciones de San Isidro, comisario inspector Aníbal Degastaldi. El trajín en las oficinas judiciales de Pilar siguió ayer, aun en plena festividad navideña.

La idea es fundar un pedido de detención ante el juez de garantías de San Isidro Diego Barroetaveña, pero previamente falta colectar algunas pruebas que serían decisivas para que el magistrado dé el visto bueno a esa determinación.

Según fuentes ligadas al caso, la hipótesis de la asesina misteriosa también deja de lado otras sospechas iniciales sobre otro vecino del club y las especulaciones acerca de que actitudes del entorno familiar tras la muerte de María Marta García Belsunce hayan sido maniobras de un encubrimiento doloso, para ocultar a un homicida.

Aunque esto lo decidirán el fiscal Molina Pico y el juez Barroetaveña, que aún deben resolver un pedido de eximición de prisión que presentaron Horacio García Belsunce (h.), hermano de la víctima; el cuñado de la fallecida, Guillermo Bartoli, y el esposo de la señora, Carlos Carrascosa, cuando comenzaron a arreciar las versiones sobre inminentes detenciones.


RESOLUCIÓN JUDICIAL

El juez puede sostener que no hay motivos para resolverlo porque ninguno de ellos está formalmente imputado en la causa, o aceptarlo y disponer alguna caución, si es que considera que hay elementos que los convierten en sospechosos, o rechazarlo, debido a la gravedad del hecho que eventualmente se les imputaría.

La policía ya advirtió que son sospechosas las conductas familiares: tratar de evitar que llegara un patrullero hasta la casa la noche del crimen y el haber tirado una pieza metálica al excusado, que luego se supo que era una bala. A esto se suman las declaraciones de uno de los médicos que revisaron el cuerpo y que jura que advirtió sobre la posibilidad de una muerte violenta, entre otras acciones u omisiones que pusieron en tela de juicio el papel que jugaron los primeros que llegaron a la escena del crimen.

En el entorno familiar se vivió con dolor esta Navidad, aunque están convencidos de que se está cerca del final del caso. Ayer, el abogado de la familia, José Licinio Scelzi, señaló a LA NACION que “los enigmas que este doloroso caso presenta probablemente comenzarán a contestarse en pocas horas o pocos días”.

Tras destacar la labor de Molina Pico y los investigadores, el letrado indicó que “la familia de María Marta García Belsunce, su marido y algunas amistades han contribuido y contribuyen cotidianamente de modo muy activo al progreso de las averiguaciones”.

Por eso indicó que de no ser por estos aportes de amigos y parientes “realizados a la fiscalía, el sumario no registraría el grado de avance que hoy contiene”.


INMINENTES NOVEDADES

“Pronto sabremos que algunos de los presuntos indicios que más atención suscitaron en los investigadores y a mí mismo sirvieron sólo para distraer y oscurecer el recto camino de la reconstrucción de la verdad que interesa al caso”, expresó.

Y consideró: “Siento que estamos cerca de identificar a la persona responsable del homicidio”.

Para el letrado, los avances de la causa “despejarán confusiones y eliminarán conjeturas, muchas de las cuales alcanzaron el estadio de profundas ofensas a la honra y a la reputación de inocentes”.

Por más que haya suficientes indicios que convenzan al juez de que es hora de librar una orden de arresto, el desafío es recolectar las pruebas que lleven a su condena, reflexionó uno de los investigadores.

Por Hernán Cappiello De la Redacción de LA NACION


HARÁN CAREOS POR LA PARTIDA DE DEFUNCIÓN

El juez de instrucción porteño Julio Lucini convocó para hoy al cuñado de María Marta García Belsunce, Guillermo Bartoli, a enfrentarse en un careo con dos gerentes de la funeraria Casa Sierra, en la causa en que se investiga a una banda supuestamente dedicada a librar certificados de defunción irregulares.

En ese expediente, el juez decidió el martes último mantener detenido al médico que firmó el acta de defunción de la víctima del homicidio, Juan Carlos March, quien, sin ver el cuerpo, certificó que la señora había muerto de un “paro cardíaco no traumático e insuficiencia cardíaca aguda” y dató la muerte en un departamento de la calle Junín al 1300 de la Capital. Los honorarios del facultativo habrían sido de 70 pesos.

También permanecieron detenidos durante la Navidad el encargado de la sucursal de Casa Sierra de la calle Riobamba al 100, Norberto Cierco, y otro empleado de la empresa, Marcelo Ferrini.

Con ellos se realizará el careo con Bartoli, pues hay contradicciones acerca de horarios y de la forma en que el cuñado de la víctima solicitó la realización del servicio fúnebre. Bartoli, el martes último, aportó los números de dos de los cheques personales que libró para pagar el servicio.

En esa causa, fueron liberados siete empleados de Casa Sierra por falta de mérito.

El caso del certificado de defunción de María Marta García Belsunce es apenas la punta visible de una investigación mayor que pretende desnudar cómo algunas cocherías, con la complicidad de médicos venales, libran actas de defunción irregulares que, como en este caso, pueden llegar a ocultar un crimen o beneficiar a supuestos deudos con el cobro de pensiones.

En la causa ya se incorporó una treintena de certificados de defunción. Cuando se termine de analizar la documentación secuestrada en Casa Sierra, no se descarta que la cantidad de casos dudosos se amplíe y se incluya a otras empresas.

“Hasta es probable que llegado el caso se ordenen algunas exhumaciones”, dijo a LA NACION un allegado a la causa.


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