Web Toolbar by Wibiya Caso García Belsunce: 2003

domingo, 28 de diciembre de 2003

Reclamo para que la familia se haga el ADN


A 14 meses del asesinato de María Marta García Belsunce, amigas de la víctima realizaron ayer en la puerta del cementerio de la Recoleta un acto para reclamar el esclarecimiento del crimen y para pedir que la Justicia se ilumine en la investigación del caso.
El acto, organizado por Missing Children y la Red Solidaria Pilar, comenzó minutos después de las 19. En el encuentro, se encendieron velas como símbolo para iluminar a la Justicia. Es la tercera vez que las amigas de María Marta García Belsunce realizan esta actividad. El primero de los actos fue el 27 de octubre pasado, cuando se cumplió el primer aniversario del asesinato.
"Acá no hay ningún familiar; hay algunas amigas y un montón de gente que no conocía a María Marta, pero que nos apoya. Hace ocho meses se pidieron muestras de sangre y sólo ahora se hacen las pruebas. Yo haría lo que fuese necesario para que se sacara la sospecha sobre mí", dijo Susan Murray, presidenta de Missing Children Argentina, en clara alusión a los familiares de la víctima, que se niegan a las extracciones de sangre para el estudio del ADN, ordenadas por el fiscal Diego Molina Pico.

martes, 23 de diciembre de 2003

La familia teme que se manipule el ADN


Horacio García Belsunce (h), hermano de María Marta, asesinada en su casa de un country de Pilar en octubre del año pasado, aseguró hoy que todos los miembros de la familia están dispuestos a someterse a extracciones de sange para cotejarlas con las muestras halladas en la escena del crimen, "cuando el juez lo disponga" y se den las garantías que ellos reclaman.
García Belsunce salió hoy nuevamente a justificar la reticencia de la familia a someterse a ese peritaje, luego que la justicia constatara que las manchas de sangre halladas en la casa donde fue asesinada María Marta García Belsunce no se corresponden con las del vigilador privado del country Juan Ortiz, la masajista de la víctima, Beatriz Michelini, y el vecino del barrio, Nicolás Pachelo.
En diálogo con radio Mitre, García Belsunce afirmó que "el juez (Diego Barroetaveña) resolverá en estos días" el momento en que serán pedidas las extracciones de sangre de la familia, y aseguró que en ese momento se presentarán, aunque a condición de que se cumplan las normas de seguridad que reclaman, como la colocación de sus muestras en sobres cerrados, lacrados y mantenidos "a resguardo".
No obstante, García Belsunce no descartó la posibilidad de que en la casa "hubiera sangre de Carlos" Carrascosa, viudo de la víctima, "en la escena del crimen, porque él vive en esa casa" y añadió que "es posible que haya ADN en la casa de los que somos sus familiares, que la visitábamos".
Consideró que los tres testigos Michelini, Pachelo y Ortiz se sometieron sin tapujos a las extracciones fue "porque saben que la animosidad del fiscal está dirigida a una sola hipótesis: la familia, y deben saber que no habrá ninguna intencionalidad ni manipulacón con la sangre de ellos", además de admitir que "no hay ninguna posibilidad de que la sangre de ellos esté allí", en el lugar donde se cometió el asesinato.

ANIMOSIDAD MANIFIESTA
García Belsunce volvió a cuestionar duramente al fiscal que entiende en la causa, Diego Molina Pico, al sostener que tiene "animosidad manifiesta" en contra de la familia y estimó que sus decisiones generan que "la gente prejuzgue y saque conclusiones" en contra de los parientes y amigos de la víctima.
No obstante, ratificó que "siempre estuvimos a disposición de la justicia para hacernos las extracciones, pero también estamos esperando que se cumplan las condiciones que garanticen que con las extracciones no se violen las garantías constitucionales y no se produzca ninguna manipulación".
Ayer, se confirmó que los restos de sangre que aparecieron en la casa de la socióloga María Marta García Belsunce, asesinada a balazos el año pasado, tampoco pertenecen al vigilador privado Juan Ortiz, quien se sometió voluntariamente al análisis de ADN.
Ortiz trabajaba de vigilador en el country Carmel de Pilar, donde María Marta fue ultimada de cinco balazos en la cabeza, y su situación ahora quedó más aliviada, igual que en los casos del vecino del country Nicolás Pachelo y la masajista de la víctima, Beatriz Michelini, cuyos análisis también dieron negativo.
Ellos tres son los únicos que accedieron a dejarse extraer sangre y someterse a los estudios del ADN en la Asesoría Pericial de la Suprema Corte de Justicia Bonaerense, ya que el viudo Carlos Carrascosa, procesado como supuesto coautor del homicidio, y los hermanos, cuñados y amigos de la asesinada se niegan a ello.

lunes, 22 de diciembre de 2003

Pedido de justicia por María Marta

Se reunieron en la puerta del cementerio de la Recoleta. Hubo críticas a la familia.

Un grupo de amigas de María Marta García Belsunce realizó ayer, al cumplirse 14 meses del asesinato, un encendido de velas en la puerta del cementerio de la Recoleta, en reclamo por el esclarecimiento del caso.Susan Murray, amiga de María Marta y presidenta de Missing Children, una de las organizaciones solidarias en las que trabajaba la víctima, dijo que "desde que hicimos el primer acto el 27 de octubre (cuando se cumplió el primer aniversario de la muerte) hubo progresos en la investigación judicial".Murray, quien agradeció que unas 50 personas que no conocían a la víctima se acercara a apoyar el reclamo, destacó que "la causa por el certificado de defunción falso ya se elevó a juicio oral, y en la investigación por el homicidio, el fiscal (Diego Molina Pico) consiguió después de ocho meses que al menos tres personas se hicieran los análisis de sangre para determinar el ADN". Las personas aludidas son el vecino Nicolás Pachelo, la masajista Beatriz Michelini y el vigilador José Ortiz.Nuevamente, Murray cuestionó a los familiares de María Marta que aún no se presentaron a realizarse los análisis de ADN. Dijo que "si tres personas ya se hicieron el estudio, creo que las garantías están. Si estuviera sospechada me presentaría lo antes posible, para que se verificara mi inocencia. Y así la investigación para encontrar a los culpables pudiera seguir otra vía".El acto de ayer fue le tercero organizado por las amigas de la víctima, que se proponen repetirlo todos los días 27 "hasta que se resuelva el caso".


Fuente

viernes, 19 de diciembre de 2003

El ADN no era de Pachelo


Los restos de sangre hallados en la casa del country Carmel, de Pilar, donde fue asesinada María Marta García Belsunce, sean de la masajista Beatriz Michelini o de Nicolás Pachelo, el ex vecino al que los familiares de la víctima acusan de haber participado de algún modo en el crimen.
No ocurrió lo mismo con José Ortiz, el ex vigilador del country y uno de los primeros en llegar a la escena del crimen el día del homicidio, el 27 de octubre de 2002. Fuentes judiciales confiaron a LA NACION que, en su caso, no se puede descartar todavía un resultado positivo, puesto que aparecieron coincidencias entre su patrón de ADN y el de los restos, pero que no resultaron concluyentes.
La exclusión de Michelini y, en especial, la de Pachelo, colocó en una incómoda posición a los familiares y amigos de la víctima que, hasta ahora, se negaron a ser sometidos al examen comparativo. Según las sospechas del fiscal de Pilar Diego Molina Pico, estaría el presunto autor del homicidio. Los allegados de María Marta se han opuesto, hasta ahora, a someterse a la extracción de sangre, pues consideran que los estudios previos no están concluidos y sostienen que no están dadas las condiciones para garantizar la transparencia e imparcialidad del examen. En su negativa encontraron, hasta ahora, el aval del juez de garantías de San Isidro Diego Barroetaveña.
Las fuentes judiciales consultadas explicaron que las dudas sobre el examen al que fue sometido el vigilador Ortiz se deben a que aparecieron marcadores genéticos coincidentes en la comparación de su ADN con el de aquellas muestras en las que hay mezclas de material orgánico, tanto con sangre de la víctima como con la de un posible segundo hombre.
A pesar de esas coincidencias, expertos consultados por LA NACION dijeron que son necesarias nuevas evaluaciones -y, eventualmente, estudios complementarios- para llegar a un resultado que, finalmente, excluya al vigilador o lo marque como la fuente de los restos hemáticos levantados de la escena del hecho.
Por caso, esas mismas coincidencias que aparecen en el caso de Ortiz no se dieron en los de Pachelo y de Michelini, aplicado el mismo método comparativo, se explicó. De ahí que el ex vecino y la masajista fueran excluidos como fuente de los restos hemáticos hallados en el Carmel.

LAS MUESTRAS PROBABLES
Calificadas fuentes de la causa confiaron a LA NACION que son tres las muestras recogidas en la escena del crimen con cuyos patrones genéticos existen signos de coincidencia que, en una primera instancia, no habilitan a los peritos a descartar que se trate de sangre del ex vigilador de Carmel.
Las fuentes se refirieron a muestras recogidas por los expertos en rastros, en diciembre del año pasado, en un cuadro colgado en la pared que separa el dormitorio de la víctima con el baño en suite, donde fue hallado el cadáver de María Marta, con el torso sumergido dentro de una bañera de hidromasaje llena de agua caliente.
Según consta en la causa, las muestras en cuestión son una mancha que estaba en el extremo inferior izquierdo del cuadro y que los peritos levantaron de allí con una gasa; otra situada en el mismo lugar, pero separada del vidrio mediante un raspado, y una serie de salpicaduras en el mismo soporte.
El patrón genético extraído de las salpicaduras coincide con el de una huella dactilar que quedó impresa en una de las paredes de la escena, y sería compatible, además, con los rasgos genómicos de al menos un hombre. A su vez, los restos recogidos a través del raspado tendrían también compatibilidad con aquella huella dactilar y, además, no coincidirían genéticamente con el patrón de ADN de la víctima.
En cambio, los restos hallados en la misma zona del cuadro que los precedentes, pero levantados con una gasa, están mezclados con sangre de la víctima.
Las fuentes dijeron que, en el caso de Ortiz, varios "alelos" (marcadores genéticos que se buscan en las muestras cuando se realiza un estudio comparativo de ADN) coinciden con los de los restos.
Pero otros estudios dejan margen a las dudas. Por ejemplo, confiaron, el análisis del cromosoma Y -uno de los que constituye la identidad del sexo- ofrece indicios de que podrían excluir a Ortiz de un cotejo positivo.
A la hora de explicar por qué las coincidencias advertidas no pueden todavía ser consideradas como un dato concluyente de identidad, expertos consultados explicaron que, al tratarse de una mezcla de material orgánico de más de una persona, podría darse el caso de que existieran "alelos" de la muestra de Ortiz que coincidan con el patrón genético de uno y otro de los componentes de la mezcla. Pero esa sumatoria de coincidencias, que cuantitativamente sugeriría un cotejo afirmativo podría, en realidad, no sería tal.
Para establecerlo cabalmente, los peritos oficiales revisarán los estudios este fin de semana con el objetivo de intentar "separar", en el examen, los componentes mezclados.
Ya pasaron Pachelo, Michelini y Ortiz. Ahora resta que se sometan al mismo estudio el viudo, Carlos Carrascosa; los hermanos de la víctima Horacio García Belsunce (h.), Irene y John Hurtig; Guillermo Bártoli, esposo de Irene, y los amigos de la familia y vecinos de Carmel Viviana y Sergio Binello y Nora "Pichi" Burgues de Taylor.
Carrascosa fue quien encontró el cadáver y ya está procesado como presunto autor material del homicidio. Michelini entró poco después que él; el vigilador Ortiz, según consta en la causa, estaba parado en la puerta de la casa justo cuando confluyeron allí el viudo y la masajista, minutos antes de las 19 del domingo en que ocurrió el crimen.
García Belsunce (h.), los Hurtig, los Binello y "Pichi" Taylor llegaron más tarde. Excepto Viviana Binello e Irene Hurtig, todos ellos fueron indagados por el presunto encubrimiento del crimen.

PROTAGONISTAS

BEATRIZ MICHELINI: La masajista de la víctima fue la segunda en tener contacto con el cadáver de María Marta. Intentó incluso realizar tareas de reanimación a la víctima. Limpió la sangre del piso del baño, con lo que borró rastros del crimen. Fue indagada por encubrimiento agravado.
JOSÉ ORTIZ: Vigilador de la firma Cazadores. Estaba en la puerta de la casa cuando se encontró el cadáver. Algunos de sus ex compañeros lo acusaron de haber robado en varias casas. La familia de la víctima sospecha de él. No se descartó que sea suya la sangre hallada en la escena del crimen.

lunes, 27 de octubre de 2003

Demasiadas dudas que aún persisten


En un año, la investigación por el asesinato de María Marta García Belsunce es un compendio de claros y oscuros. Sobresalen dos hipótesis: la del fiscal de Pilar Diego Molina Pico, que apunta al viudo, Carlos Carrascosa, como presunto homicida y al círculo íntimo de la víctima como encubridor, y la de la familia bajo sospecha, que insiste en el homicidio en ocasión de robo, por el que acusan al primer vigilador que llegó a la casa del country Carmel donde ocurrió la muerte, y a un vecino al que todos por allí parecían temer.
La familia dice que Molina Pico nunca quiso investigar esta línea; el fiscal responde que sí lo hizo, sólo que las pruebas apuntan al viudo y a su entorno. Pero lo único cierto, pasado un año, es que María Marta está muerta y que quien la mató vivía o trabajaba en el country, que nunca se encontró el arma homicida y que no se vio a nadie entrar o salir de la casa en el momento del hecho.
Es imposible que el custodio José Ortiz y el vecino Nicolás Pachelo (en una teoría), y Carrascosa, en la otra, coexistan en un expediente como eventuales autores del crimen. El viudo fue acusado como autor porque, según el fiscal, dijo que estaba en lo de sus cuñados cuando dos testigos lo vieron en el Club House. Pero Pachelo también mintió: dijo que no estaba en Carmel a la hora del crimen, y llamadas telefónicas y un video de seguridad del country demuestran que sí. Cayó su coartada, pero nunca fue indagado al respecto.
Son algunas de las particularidades de una causa que, como el fiscal admitió a LA NACION, está "llena de misterios". Y sobran los ejemplos.
Carrascosa y su círculo íntimo se niegan a que se les extraiga sangre para un cotejo de ADN. Creen que si no se les muestran los resultados antes, los peritos del fiscal podrían "manipularlos" con el fin de incriminar al viudo o a sus allegados.
Hay un precedente: las muestras de la zona del cráneo de la víctima por la que ingresaron las balas llegaron sin precintar al laboratorio. Los peritos hallaron en ellas el compuesto ciano, base de "la Gotita". El fiscal preguntó si podía tratarse de pegamento y se le respondió que sí, pero excluyó interrogar si ese elemento podía tener otro origen, como dice lafamilia. Nunca se profundizó ese estudio por vías independientes.

EL AUTO "INVISIBLE"
Molina Pico da por sentado que se impidió a la policía llegar a la escena del crimen y que, incluso, se pagó una coima a los ocupantes de un patrullero que arribó a Carmel. Pero el fiscal nunca pudo corroborar quién llamó a la policía ni cuál fue el patrullero que acudió al country ante esa advertencia anónima.
El fiscal aseguró que ningún patrullero salió la noche del 27 de octubre de 2002 por una denuncia. Pero consta en la causa que a las 21.50 de ese día el móvil 28.948, con el sargento Hugo Fernández y el agente Cristian Da Silva como dotación, se dirigió a la zona de Fátima (Pilar) para atender una "emergencia".
Molina Pico entiende que el patrullero que fue a Carmel, pero no entró, pasó por allí a las 20.30, como dijeron los vigiladores. Si Horacio García Belsunce (h.) llegó allí a las 21.12 y llamó al celular del jefe antisecuestros Angel Casafús para que le "sacara a la policía de encima" a las 22.04, y gracias a esa llamada no hubo que "coimear" a los policías para que se fueran, como propuso el vecino Sergio Binello, es muy probable que aquél sea el móvil que nunca llegó a la escena. Esa hipótesis no se profundizó en la investigación.
Aquellos policías no fueron citados. Casafús sólo declaró como testigo; admitió dos llamadas de García Belsunce (h.), pero hubo siete comunicaciones a su celular.
El comisario mayor y el entonces jefe de Investigaciones de San Isidro, Aníbal Degastaldi -que fue con el fiscal a la escena del crimen, el mediodía del 28-, fueron denunciados por presunto incumplimiento de deberes de funcionario público (por no ir a Carmel ante aquella llamada de las 22.04) y eventual encubrimiento, por hacer regresar, supuestamente, a los agentes. Pero nunca se los indagó.

Por Fernando Rodríguez De la Redacción de LA NACION


domingo, 26 de octubre de 2003

Molina Pico incumplió sus deberes de funcionario

John Hurtig se ve indignado, vehemente y gesticula. Se le enrojecen los ojos y esconde el llanto. Irene, en cambio, tiene una mirada verde, profunda y filosos argumentos. Ambos hermanos de María Marta García Belsunce exhiben el mismo empeño en criticar al fiscal de la causa Diego Molina Pico y en defenderse ellos y al esposo de la víctima, Carlos Carrascosa, con prisión preventiva por el homicidio, pero en libertad.

"Yo desafío al fiscal a que se siente frente a mí con la causa y que mirándome a la cara, ante 200 periodistas, me diga cuáles son las pruebas en nuestra contra. Lo puedo replicar foja por foja", se indigna John.

En una entrevista con LA NACION en el estudio de su abogado Alejandro Novak , ambos hablaron de por qué la causa está parada e insistieron en que el crimen ocurrió debido a un robo al que -dijeron- no son ajenos los vigiladores de Carmel y Nicolás Pachelo.

"Los estudios genéticos no están parados por la familia. El juez Diego Barroetaveña dijo que no están terminados y le pidió al fiscal que termine los exámenes para que se hagan las extracciones. Ojalá encontremos en esos rastros al homicida de mi hermana", señala Irene. John interrumpe: "¿Porqué tengo que confiarle mi sangre a quien no demuestra transparencia en la investigación y en cambio sí muestra una parcialidad absoluta?". Y completa: "Yo desconfío del fiscal. Dudo porque demostró animosidad. Dijo que había pegamento, cuando no lo hubo, como lo declararon los forenses que hicieron la autopsia, a los que él no quiso tomarles declaración".

El abogado Novak asiente y aclara: "Molina Pico estuvo en Carmel el 28 de octubre y no ordenó la autopsia ni tomó ninguna medida. La familia no sabía que debía hacerla, no son funcionarios públicos. Esta omisión hace que, para cubrirse, el fiscal diga ahora que Carrascosa y la familia lo engañaron".

Desde que se supo que María Marta murió asesinada y no víctima de un accidente, la vida de los hermanos cambió. Irene y su esposo Guillermo Bártoli, vecinos de Carmel, se quedaron sin trabajo, aunque siguen viviendo allí. "Me enfrenté por primera vez con el mal. Hasta ahora había tenido una vida feliz, una familia fantástica, pero ahora siento que se me cayeron las torres gemelas en las cabeza. Me enfrento al mal, a la impunidad, a tener que explicarles a mis hijos de 10 y 14 años qué es una autopsia", reconoció Irene.

"Creo que en el futuro, el único responsable de que no encontremos a quien mató a María Marta será el fiscal y creo que nadie se da cuenta del sufrimiento que estamos viviendo nosotros desde hace un año", afirmó.


Fuente


Ver Código Procesal de la Provincia de Buenos Aires. Capítulo VI Art. 251: Autopsia necesaria: Se ordenará la autopsia en caso de muerte violenta o sospechosa de criminalidad

jueves, 23 de octubre de 2003

Los acusados no se oponen a la extracción de sangre


A sólo cuatro días de que se cumpla un año de la muerte de María Marta García Belsunce, su familia salió públicamente a desmentir las acusaciones que hizo el fiscal de la causa, Diego Molina Pico, cuando dijo que los allegados a la víctima se negaban a hacerse los peritajes de ADN que permitirían avanzar en la investigación.
La respuesta surgió por parte del abogado del viudo Carlos Carrascosa, José Licinio Scelzi, que en un comunicado remarcó: "Atendiendo a las opiniones vertidas por el señor fiscal en conferencia de prensa, de las cuales -entre otras referencias- se desprende que "los imputados se resisten al examen" de sangre, hago saber que mis asistidos no se oponen a la realización" de esos análisis.
"Por el contrario -dijo-, han urgido que el peritaje satisfaga esencialmente presupuestos científicos y cuente con datos indubitables, inalterables y definitivos."
Scelzi enfatizó que los especialistas de ADN Eduardo Raimondi, Ulises Toscanini y Graciela Berardi "solicitaron que se proceda a las extracciones de sangre cuyos perfiles interesa comparar con los rastros secuestrados sólo después de conocidos los patrones genéticos definitivos que abarquen todas las evidencias supeditadas a estudio, pues ello garantiza la seriedad e imparcialidad de la experiencia".
"En síntesis -continúa el comunicado-, la causa judicial aguarda desde el 4 de junio a que el fiscal Molina Pico cumpla cabalmente lo resuelto por el juez Barroetaveña para concluir las determinaciones de los perfiles genéticos que cabe asignar a los rastros hallados en la escena del homicidio."

Declaración testimonial de Miriam Clua


viernes, 17 de octubre de 2003

Sierco procesado por falsedad idelógica - causa: falsedad ideológica


Guillermo Bártoli, cuñado de María Marta García Belsunce y acusado de haber encubierto el crimen, fue procesado hoy por la Cámara del Crimen por presunta falsedad ideológica en la causa que investiga supuestas irregularidades en la confección del certificado de defunción de la socióloga.
Fuentes del Palacio de Tribunales indicaron que la decisión fue tomada por los miembros de la Sala VII de la Cámara del Crimen, quienes anularon la falta de mérito dispuesta por el juez del caso, Julio Lucini, quien no había encontrado pruebas para acusar ni para sobreseer a Bártoli.
La noticia se conoció sólo 24 horas después de que el fiscal de Pilar Diego Molina Pico, a cargo de la investigación, decidiera romper por primera vez el silencio para denunciar que la causa por el crimen de María Marta está "parada" por culpa del propio sistema judicial que no le permitió aún llevar adelante una serie de extracciones de sangre para saber a quién corresponde el ADN que se halló en la escena del crimen.
Precisamente, en esa lista de sospechosos a sacarse sangre, se encuentra Guillermo Bártoli, esposo de Irene Hurtig, hermanastra de María Marta, y dueño de la casa donde el viudo y acusado del homicidio, Carlos Carrascosa, dijo haber estado a la hora en que la víctima era asesinada, en la tarde del 27 de octubre del año último.
Ayer, durante la conferencia de prensa, Molina Pico reveló que su intención era avanzar en las sospechas que involucrarían a Bártoli como presunto coautor del crimen, ya que -dijo- "hay muchas cosas que no cierran" en su testimonio.
Bártoli fue el encargado por parte de la familia de convocar a la cochería para que se encargara de la inhumación del cadáver de María Marta, con el claro objetivo -según el fiscal- de que no se hiciera autopsia ni se convocaraa la Policía.
Y su firma apareció en el certificado de defunción que establece que María Marta murió de un paro cardiorrespiratorio en la Capital Federal, detalle que podía facilitar su entierro en el cementerio de La Recoleta.
A fines de diciembre último, Bártoli estuvo varias horas preso por esa situación -fue arrestado cuando partía hacia Uruguay- junto a un grupo de empleados de la cochería Sierra, encargada del velatorio.
Sin embargo, tras analizar el caso, Lucini resolvió procesar por falsedad ideológica de instrumento público al médico que firmó el certificado de defunción Juan Carlos March y el funcionario de casa Sierra Oscar Sierco, pero dictó la falta de mérito para los otros nueve imputados, entre los cuales estaba Bártoli.
Asimismo, se informó que si bien hasta la fecha el abogado de Bártoli era José Scelzi, de ahora en más, ejercerán su defensa Oscar Salvi y Alejandro Novak.


El fiscal dice que el sistema traba la causa

LA PLATA.- Con puntualidad asombrosa, y con cierta rigidez en la postura, atribuible quizás a una situación que para él era totalmente novedosa, y aun incómoda, el fiscal de Pilar Diego Molina Pico enfrentó por primera vez a la prensa para hablar del único caso que instruye: el asesinato de María Marta García Belsunce. Pero de su boca no salieron revelaciones, sino, ante todo, la admisión de que los vericuetos del propio sistema judicial que él integra le impiden empujar hacia adelante la investigación, que el próximo lunes 27 cumplirá ya un año.
En la sede de la justicia penal platense, Molina Pico defendió su hipótesis del caso: que el viudo, Carlos Carrascosa, fue coautor del homicidio, y que la familia de la víctima lo encubrió. Pero, sobre todo, aseguró que la causa está paralizada porque el juez de Garantías de San Isidro Diego Barroetaveña insiste en impedir que a los sospechosos a los que apunta el fiscal se les extraiga sangre para establecer, por la vía de la comparación de ADN, si alguno de ellos dejó los rastros incriminatorios hallados en la escena del crimen.
Molina Pico admitió que, sin esa comparación, "no será lo mismo ir a juicio" con el viudo como acusado. Y el propio procurador general, Eduardo De la Cruz, aseguró que el estudio de ADN es vital para la causa, ya que a partir de él se podría probar "tanto culpabilidad como inocencia", aunque reconoció que si el patrón genético de Carrascosa no coincidiera con el obtenido en la escena "será muy difícil incriminarlo" como autor del homicidio.
Molina Pico dijo que aceptó hablar con la prensa, a casi un año del crimen, porque "la causa está en un parate , virtualmente suspendida porque hay dos posiciones antagónicas y nadie que resuelva" la cuestión.
En estrecha síntesis, el fiscal -apoyado en el dictamen de los peritos oficiales- dice que el estudio de ADN de los rastros está terminado y ya es posible hacer la comparación con el patrón genético de los sospechosos: los hermanos de la víctima Horacio García Belsunce (h.), John e Irene Hurtig; el esposo de ésta, Guillermo Bártoli; el padre de los Hurtig, Constantino; los amigos de María Marta Sergio Binello y Nora Burgues de Taylor; el primer médico que revisó el cadáver, Juan Gauvry Gordon; la masajista de la víctima, Beatriz Michelini, y el ex vecino de Carmel Nicolás Pachelo, el sospechoso preferido para los deudos.
Pero Barroetaveña, al igual que la defensa, considera que los estudios no están concluidos. Según Molina Pico, sin ningún argumento visible, por lo que afirmó: "El propio sistema impide el avance de la investigación; y nadie le pone el cascabel al gato". Esto, porque la Cámara de Apelaciones rechazó su pretensión de que se revocara la suspensión indefinida de la extracción de sangre dictada por el juez de Garantías.

TODAS LAS LÍNEAS
El fiscal aseguró que ha investigado "todas las líneas" de pesquisa, incluida aquella -defendida por la familia de la víctima- referida a que alguno de los vigiladores del country Carmel, de Pilar, habría descerrajado los cinco tiros que segaron la vida de María Marta cuando ella lo descubrió mientras robaba en su casa.
"La mayoría de los indicios no nos lleva a la hipótesis del vigilador y los robos. Para la otra [la que apunta al viudo como autor] no tengo móvil aún, pero tengo pruebas", sostuvo.
Entre esos indicios incriminatorios enumeró haber lavado las paredes manchadas de sangre, insistir desde el comienzo con la teoría del accidente -aunque con incongruentes variantes-, haber tramitado un certificado de defunción apócrifo y tirar uno de los proyectiles (el famoso "pituto"), que fue "levantado con un paño, como en los filmes policiales".
El fiscal admitió a LA NACION que en la causa persisten muchos "puntos oscuros" y que incluso pudo haber pecado de "inocente", como cuando creyó, durante el velatorio, en la versión del accidente. Reconoció también que el viudo bien pudo, en vez de ser el autor, haber "facilitado el crimen". Lo que no hace más que colocar como sospechoso a su concuñado, Bártoli, cuya coartada depende de los dichos de Carrascosa.

La teoría del círculo vicioso

El fiscal de Pilar Diego Molina Pico cree que, más allá de que los vericuetos del Código Procesal provincial le impiden avanzar en la investigación del asesinato de María Marta García Belsunce, son las últimas -e inexplicables para él- resoluciones del que, con las idas y venidas de la causa, se ha convertido en su verdadero antagonista las que han llevado el caso a un círculo vicioso en el que "se hace imposible avanzar".

Ayer, en rigor, su primera aparición pública para hablar del único caso que tiene a su cargo desde principios de año pareció tener la única finalidad de justificar, poco antes de cumplirse un año del crimen, la aparente falta de acción judicial en la insistencia del juez Diego Barroetaveña -su "antagonista"- en impedirle llevar adelante un estudio que el fiscal considera clave: el ADN.

Molina Pico no agregó ayer un solo dato a todo lo que ya se conoce públicamente del caso. Por decantación, con su denuncia al "sistema" judicial, ese que él mismo integra, pareció buscar excusarse por la ausencia de respuestas ante un asesinato que, casi un año después de ocurrido, sigue impune.

No obstante, esa suerte de "autoexculpación" encuentra su correlato, efectivamente, en las características propias del sistema procesal bonaerense. Molina Pico dijo que durante el 80 por ciento del tiempo que lleva la instrucción de la causa el expediente no estuvo en su poder como consecuencia de los recurrentes apelaciones y recursos presentados por las defensas de los imputados.

De ser así, el sistema -como lo llamó el fiscal- no parece capaz de dar respuestas efectivas a la sociedad en materia de persecución penal.

Otra cuestión es la disyuntiva de acuerdo con las que, hasta ahora, parecen ser las dos hipótesis más fuertes a la hora de explicar quién y cómo mató a María Marta de cinco balazos, en su casa del country Carmel, de Pilar.

Molina Pico sostiene que las pruebas apoyan su hipótesis de que el viudo, Carlos Carrascosa, cometió el crimen, y que es esa teoría la que, al final, llegará a buen puerto. Y en respuesta a las críticas que le expusieron algunos periodistas, aseguró haber agotado las averiguaciones relacionadas con todas las demás sospechas.

En este punto, no es inválido decir que los argumentos que esgrimió para explicar por qué el viudo y la familia son los presuntos culpables son igual de fuertes o débiles que los que, por caso, abrazan los acusados por el fiscal para afirmar que el asesino podría ser uno de los vigiladores del country, con el robo como móvil.

El fiscal tomó los dichos de los testigos que dijeron haber visto al viudo en el club house del country para contrarrestar la versión de Carrascosa, quien dijo que a esa hora veía un partido de fútbol con su concuñado, Guillermo Bártoli. Sin embargo, consta en la causa que Nicolás Pachelo -el principal sospechoso de la familia- mintió respecto de a qué hora se fue de Carmel, y esa falacia no le pareció que tuviera igual magnitud que la otra.

El escenario que queda es el de jugadores -el fiscal y las defensas- que intentan probar sus teorías antes que buscar la verdad real, esa que levante de una vez el manto de impunidad que hoy cubre la tumba de María Marta.


Por Fernando Rodríguez De la Redacción de LA NACION


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