Web Toolbar by Wibiya Caso García Belsunce: enero 2003

viernes, 31 de enero de 2003

Carrascosa no puede ser querellante

Para la Justicia, Carlos Carrascosa, el viudo de María Marta García Belsunce, no puede ser al mismo tiempo víctima del crimen de su esposa y sospechoso de encubrirlo. Así lo resolvió ayer la Cámara de Apelaciones de San Martín al rechazar el pedido de Carrascosa para ser considerado particular damnificado en la causa en que se investigaba el asesinato de su mujer, ocurrido el 27 de octubre último en el country Carmel, de Pilar.

El tribunal confirmó así lo que había resuelto en primera instancia el juez de garantías de San Isidro Diego Barroetaveña. El defensor de Carrascosa, Marcelo Nardi, adelantó que recurrirá la resolución del tribunal ante la Cámara de Casación y ante la Suprema Corte de Justicia bonaerense de ser necesario.

En la práctica, esto significa que Carrascosa no podrá acceder al expediente en que se investiga el homicidio de su mujer y al mismo tiempo no podrá controlar las medidas de prueba que se tomen en el caso.

La defensa entendió que hay jurisprudencia controvertida sobre el punto, por lo que cree que puede prosperar su apelación.

La Cámara entendió que no hay agravio para el querellante, en la medida en que el Código de Procedimientos provincial no le confiere derechos sustanciales al particular damnificado.

También señala lo paradójico que sería habilitar la vía para que pudiera pedir un resarcimiento económico por la muerte de su esposa como daño moral, cuando eventualmete puede llegar a ser juzgado como encubridor de ese homicidio.


TODO CONGELADO

Mientras se decide el futuro de este recurso, el fiscal de Pilar Diego Molina Pico decidió congelar el expediente donde se investiga a los familiares de la víctima por encubrimiento hasta tanto se decida si va a seguir siendo él quien quede a cargo de la causa.

Es que Carrascosa recusó a Molina Pico al entender que no puede investigar el encubrimiento porque él mismo estuvo presente al día siguiente de la muerte en el lugar del crimen junto con los investigados.

En la provincia de Buenos Aires, el procedimiento indica que el juez de garantías debe ser quien resuelva el incidente. Para eso debe citar a ambas partes, el fiscal y el abogado, a una audiencia y luego de escuchar sus argumentos deberá resolver en 48 horas.

El juez de la causa, Diego Barroetaveña, se encuentra de licencia y lo reemplaza Orlando Díaz. Es probable que el trámite lo resuelva Barroetaveña cuando regrese de sus vacaciones a partir del lunes próximo.

Mientras tanto, en la causa por el encubrimiento, el fiscal entendió que no corresponde decidir ahora sobre la batería de medidas de prueba que les pidieron los abogados.

Entre ellas se cuentan tomar diversos testimonios, incorporar prueba documental y realizar careos entre los imputados y los testigos que les adjudican conductas o dichos que los involucran.

No han pedido ninguna indagatoria, pero las pruebas que solicitaron se orientan a probar quiénes para ellos pueden ser los sospechosos del asesinato. Los nombres que tienen en mente son un secreto, que ningún allegado a la familia quiere revelar públicamente.

Las pruebas, según allegados a la defensa, apuntan a consolidar las hipótesis de trabajo del fiscal: son cuatro pistas que sigue para alcanzar al autor material del crimen.

En tanto, la defensa pidió la nulidad de todas las declaraciones indagatorias que prestaron Carrascosa, el cuñado Guillermo Bártoli, Nora Burgues de Taylor y Horacio García Belsunce (h.), John Hurtig y su padre, Constantino.

Alegaron que el fiscal no los relevó de su juramento de decir la verdad, que prestaron cuando habían declarado como testigos.


Fuente

martes, 28 de enero de 2003

Pedido de recusación de Molina Pico


Declaración indagatoria de Juan Carlos Hurtig


Juan Carlos Hurtig

“Cuando llegué al lugar del hecho era una situación patética: mi madre estaba encima de María Marta llorando; al costado, sentada, mi hermana María Laura; del otro lado, mi viejo, al lado de mamá, destrozado; realmente era una situación muy dolorosa, donde había un ambiente de dolor, mucha tristeza y mucho dolor. Yendo al tema del ocultamiento del que hablan del pituto, cuando yo la levanto a María Marta, no había ninguna duda de que había sido un accidente porque además la revisaron dos médicos y nadie dijo nada, los dos hablaban de qué fatalidad de la canilla que pasaba de arriba a abajo y daba justo con los tres agujeros; hasta me había llegado ese comentario durante esa tarde-noche. Cuando la levanto a María Marta, yo de la cabeza y mi viejo de los pies, en ningún momento vi que nada se le cayera de la cabeza, tenía una lastimadura con sangre y pelo enmarañado; la levanté, la puse en la cama y en los brazos yo tenía sangre, me ensucié, pero no eran 200 litros de sangre, me manché los brazos como se suponía que iba a pasar porque estaba manchada la cabeza. Ahí vuelvo al baño para lavarme, al salir me encuentro con el pitutito en el piso, justo debajo de María Marta, no en la alfombra sino en el piso del baño. Lo llamo al viejo y le pregunto si sabía qué era eso. El me dice que no tiene ni idea. Le digo llamalo a Yayo, viene Yayo; me dice no tengo la más puta idea, pará, llamémoslo a Horacio. Cuando viene dice esto es un pitutito de algo y empieza a ver en los armarios y en el vanitory. No me acuerdo quién dice esperá que lo llamo a Carlos, viene Carlos, él lo mira y dice que lo que puede ser es que sea de los paramédicos porque cuando estuvieron armaron un despelote tremendo. Paso siguiente, decimos qué hacemos con esto, nada, tiralo, tirémoslo. Me deben haber dicho tiralo porque no era nada, si era un pitutito del vanitory o de los paramédicos. En ese momento nadie pensó que podía llegar a ser una bala, nadie llegó a la conclusión de que esto era una bala y se tiró. Pasó ese momento y cuando empiezo a tener dudas por cuestiones de intuición mía, por lo de las zapatillas -porque María Marta las tenía puestas- pero en ningún momento le digo a nadie que podía ser por el pitutito éste. Con la única persona con la que hablé del tema a la noche fue con Pichi Taylor y con mi mujer Javiera. Les digo lo de las zapatillas. Y Pichi Taylor me dice que sí. Como que yo la empiezo a llevar a una duda. Ahí me voy a dormir. Reunión privada no hubo, depende lo que cada uno llame por reunión privada, si por una reunión privada se llama llegar a tu casa a ver a tu hermana con la cabeza muerta, a quien todos recontraamamos, a mi vieja, a mi hermano hecho mierda, a mi cuñado hecho mierda, a mi hermana gritando al lado de ella, por qué no le había pasado a ella, llaman reunión privada porque encontramos esa mierda, para mí eso no es una reunión privada; eso, una decisión que se tomó en no más de un minuto y medio. Entonces no me parece que haya sido una reunión privada. En ningún momento se pensó en que podía ser una bala. La habían revisado dos médicos y ninguno había dicho nada, para mí esto es un pitutito de estante, los que son chatos, los que se meten en este lado de la pared, yo nunca vi una bala en mi vida, ni nadie, mi viejo no vio una bala en su vida; no es que estábamos tirando la bala que mató a mi hermana, no se dieron cuenta los médicos, que son dos pibes que trabajan en eso, menos yo que estaba en ese estado, yo calculo que los médicos que la revisaron no hablaron de bala ni nada que se le parezca, calculo que no tengo por qué pensar que eso es una bala ni nada que se le parezca.”

Exhibido que le es el efecto incautado manifestó:
“Si esto lo veo otra vez no digo que esto es una bala ni a palos, daba la impresión de roto, como que está partido. Para mí no es una bala, ahora que está chequeado que es una bala, bueno, sí, pero si lo veo en el piso no me doy cuenta. Siguiendo con el pituto que me acusan que tiré, para mí me están imputando que yo sabía que era una bala. El día que yo vengo a testificar acá le digo al fiscal que había encontrado un pitutito abajo de María Marta que estaba dispuesto y que yo lo quería encontrar, mi intención sale más tarde, en algún momento le mostré al fiscal que quería encontrarla, de hecho fui yo y estuve 9 horas con la policía metiendo la mano en la mierda para encontrar el pitutito éste. Me pidieron permiso para romper el baño, dije destrozalo. Me pidieron autorización para entrar con una retroexcavadora, dije que no había ningún problema porque se hablaba de costo y además la encontré yo, porque normalmente la caca se deshace; ésta no se deshacía, era esto, me parece que la acusación que me están haciendo no conlleva con mi actitud antes y después de haber encontrado la bala. No estoy de acuerdo en nada de lo que dice, es verdad que tiramos la prueba, ustedes me están imputando que yo tiré algo sabiendo y no es así, no tiene nada que ver con la realidad. Me parece que alguien la tiró, llamalo al Gordo (Carrascosa), capaz que sabe porque era su casa; lo llamamos para ver si él sabía, capaz decía sí es lo del baño. No tenía manchas de sangre cuando la encontré. Yo no pensé que estaba relacionada con la muerte de María Marta.

-¿No pensó que estaba relacionado con la muerte de María Marta? ¿Por qué llamó a su padre, a Horacio y a Carrascosa si sólo era un pituto?
-Mejor dicho, yo íntimamente pensé que podía llegar a tener algo que ver con la muerte de María Marta, pero no se lo hice ver a los que fueron al baño.

-Si íntimamente tuvo esa percepción y no se lo hizo saber a los demás, ¿cuál fue el fundamento en virtud del cual les mostró eso que encontró?
-Porque eso fue una intuición mía, cuando nadie me dijo che, eso es una bala, o un pedazo de palo, me dijeron che la vieron los dos médicos; bah, eso no me dijeron, yo íntimamente me dije si la revisaron dos médicos y no encontraron nada, ¿qué boludeces estás pensando?, como los que estábamos ahí, decimos que no, que era algo de los paramédicos o del vanitory, la terminamos tirando.

-Si bien había un estado de shock, de dolor, llama a todos para que vean esa pavada que encontró. ¿Por qué llama justamente a la persona más afectada para que decidiera qué hacer?
-Porque primero no decidí yo llamar a Carrascosa, lo decidimos todos, no me acuerdo bien, y si de hecho sí, yo dije sí, llamémoslo a Carlos, que es el dueño de la casa.

-¿Cuál era la repuesta que esperaba obtener al mostrar el pituto?
-De dónde era, que lo dijera el dueño de la casa.

-¿Quién envolvió en papel higiénico el pituto?
-No lo recuerdo, realmente no lo recuerdo.

-¿Dónde se juntaron a decidir?
-En el baño.

-¿Quiénes?
-Yayo, Horacio, Dino, Carrascosa y yo.

-¿La puerta estaba abierta o cerrada?
-Entornada.

-¿Quién lo arrojó físicamente?
-Yo.

-¿Fue envuelto en papel?
-Me parece que sí, pero no sé. Calculo que era papel higiénico porque estábamos en el baño, pero el papel en sí no lo recuerdo.

-¿Este pituto pertenecía a algo de la casa...?
(Interrumpiendo...) -No, algo de los paramédicos, yo me quedé con lo de los paramédicos, porque fue lo que me cerró más. Como habían sacado ampollas, escuché que habían sacado veintipico de ampollas no sé para qué.

-Si era una pieza de los médicos o una pieza inmobiliaria, ¿por qué lo tiraron al inodoro?
-Era el único lugar que yo vi para tirar algo en el baño.

-¿Por qué pensó que podía formar parte de un palo?
-Más que de un palo, de algo de la casa, dije palo como podía haber dicho de una viga, porque hay vigas que son muy cercanas a la cabeza, algo que se salió de una madera.

-¿Después del acontecimiento en el que arrojaron el pituto continuaba teniendo las dudas?
-No, porque no había empezado, yo empecé a dudar por el tema de las zapatillas de María Marta. Yo le saqué las zapatillas a María Marta. ¿Cómo se pudo haber caído con zapatillas puestas una mina deportista como María Marta? Es lo que yo le dije a Pichi Taylor después, en ningún momento le dije mirá algo que puede ser...”.

-¿Cuál fue la duración de la reunión del pituto?
-Un minuto y medio, lo que tardaba en entrar la gente. Entraba alguien y le decía papá, no ni idea; venía Yayo, no ni idea, un minuto, no sé”.

-¿Cada vez que iban a buscar a alguien y lo esperaban, permanecían en el interior del baño?
-Sí.

-¿En silencio?
-Sí, no recuerdo ningún comentario interesante, no se hablaba de nada o por lo menos no me acuerdo.

-¿Quién fue la persona que efectivamente le sacó las zapatillas a María Marta?
-Yo le saqué las zapatillas.

-¿Se las sacó a requerimiento de alguien o motu propio?
-Motu propio.

-¿Escuchó que Carlos Carrascosa dijera luego de la reunión algo así como “nada me la va a devolver, refiriéndose a María Marta?
-No lo recuerdo.

-¿Cómo es posible que describiera al pitutito como si fuera un portaestante de biblioteca, cuando minutos atrás sostuviera que en su interior se trataba de algo de los paramédicos?
-Porque en ese momento, momento delicado, hermana muerta, familiares destrozados, fue la que más me cerró íntimamente, por eso.

-¿Vio sangre en algún lugar de la casa?
-En la alfombra donde tenía la cabeza apoyada María Marta, en el único lugar que vi.

-¿Requirieron autorización de algún tipo a alguien para mover el cuerpo?
-A la funeraria.

-¿Quién?
-Guillermo le preguntó a la funeraria, le dijo OK. Y nos avisó que podíamos mover el cuerpo.

-Si era un accidente, ¿por qué pidieron permiso para mover el cuerpo?
-No tengo la menor idea, porque si era una funeraria era la que tiene que decir si se podía mover el cuerpo, no tengo idea de servicios fúnebres.

-¿El comentario efectuado por Pichi Taylor fue antes o después de la reunión del pituto
-Después. A cuál se refiere, porque hubo dos, del que hablamos acá fue después y el otro, ya a la mañana siguiente.

-¿Cuántas versiones diferentes escuchó del accidente de María Marta?
-Una que se había pegado contra las canillas, la que más se habló, escuché. Lo que pasa es que hasta yo dije se desmayó y se pegó con la cabeza, hasta que me dijeron, las dos flores y el pitutito, los médicos dijeron, Ah, yo la verdad pensé doscientas, se pegó contra la viga, un aneurisma; era un baño para el accidente porque tiene 32 vigas, una al lado de la otra; para ir al baño hay que entrar todo encorvado.

-¿Consultó o consideró consultar a algún allegado que, como sería del campo, podría opinar con fundamento, por saber de armas, si el pituto podía tener algo que ver con una bala?
-No, en la reunión no, a la otra mañana, pero no recuerdo habérselo comentado, no lo recuerdo, alguien del campo (piensa). Sí, a la mañana siguiente, sí, a Javiera, mi mujer, si sabía cómo era una bala.

-¿Por qué le preguntó a Javiera si sabía cómo era una bala?
-Ella me dijo que era redondita como las de acero que conozco yo, que no se deforman nunca.

-¿Dónde conoció y cómo conoció de balas?
-En la televisión.

-¿Personalmente ha tenido contacto físico con algún tipo de balas?
-No.

-¿Por qué le preguntó a Javiera sobre la bala?
-Porque a esa altura yo me había quedado pensando en que podía ser algo por la muerte de María Marta y se me ocurrió, no será, y le dije, che, vos viste una bala alguna vez, pero fue como una intuición mía.

-¿Esa intuición de bala fue generada por algún comentario?
-No.

Mostrado el lugar donde fue hallado el objeto, dijo: “Se puso una página amarilla ahí, se tiró la defecación y buscamos; ahí no está, el lugar exacto no está”.

-¿Puede describir el espacio físico donde fue secuestrado?
-Al borde del pozo ciego, del lado del alambre perimetral de espaldas a la casa, a la izquierda. Fue sacado del interior del pozo ciego en un balde cuyo contenido era vertido sobre una sábana amarilla y ahí lo tocábamos con la mano y el detector de metales. Ibamos deshaciendo los grumos de defecación y uno de los grumos no se deshizo y encontré el pituto.

-¿Lo encontró solo o con otras personas?
-En colaboración con otras personas.

-¿Quiénes eran?
-Bomberos, policías...

-¿Qué expresiones virtió en momentos de encontrar el objeto, qué dijo, a quién se dirigió?
-Yo dije, lo encontramos, lo encontramos, era una alegría porque era casi imposible encontrar algo así. Estuve desde las tres y media de la tarde a las dos de la madrugada.

-¿A qué hora estima que encontró el objeto?
-A última hora de la noche, casi a medianoche.

-¿Cuánto duró la diligencia?
-Diez horas.

-¿Qué lo llevó a colaborar con la instrucción por espacio de diez horas en un lugar que calificó de nauseabundo?
-Saber si había tirado un pitutito o la bala con la que le habían tirado a María Marta, nada más que eso.

-¿Tuvo conocimiento respecto del origen de la información que esta fiscalía obtuvo acerca de los hechos relativos al hallazgo del objeto que le es exhibido y del posterior destino decidido, entre otros, por el propio deponente?
-Mi hermano Horacio, primero, y el segundo, que fui yo, lo dijimos al declarar.

-¿Con qué espíritu decidió hacer saber esta circunstancia a la fiscalía?
-De no ocultar nada, decir todo lo que vimos y lo que sabíamos.

-¿El día 27 o 28 de octubre tuvo conocimiento de que su hermana hubiera sido víctima del delito de homicidio o cualquier otro delito?
-No.

-¿En la reunión mantenida por Horacio, Yayo, su padre, Carrascosa en el baño del domicilio de su hermana percibió durante o al cabo de las conversaciones mantenidas, referidas a las dudas que usted tuviera del significado de esa cosa, en las conductas, en los gestos o en las emociones de alguno de los contertulios, alguna señal de desasosiego, de incomodidad o de recriminación a la actitud asumida por el deponente?
-No, en absoluto.

-¿Tuvo características de clandestinidad, de secreto, de ocultamiento el referido encuentro con estas personas sucedido en el baño?
-No, respeto el velorio y el dolor, no es que salía uno y decía Yayo vení, no salimos a gritar por toda la casa.

-¿Al arrojar este elemento y al materializar esta acción, procedió a sabiendas o se presentó que estuviere haciendo desaparecer el rastro, prueba o instrumento de un delito?
-No, en absoluto.

-¿Puede dar la razón de sus dichos?
-Porque nunca pensamos que era algo con lo que le habían pegado a María Marta, yo pensé intuitivamente que podía ser algo de un ataque a María Marta. Pero cuando vienen y me dicen pero puede ser un pitutito, un coso, me quedé con esa versión. También hay que estar en ese momento. Te querés agarrar de que todo está bien. En ningún momento nadie dudó y en ningún momento se entró en discusión si era una bala. Los que entraban decían que no sabían qué era, no ponían un halo de duda y cuando entró Horacio y dijo que podía ser un pitutito de un estante dijimos Ah, bueno, y cuando entró Carlos y dijo que podía ser lo de los paramédicos nos quedamos tranquilos.

-¿Comprobó la existencia de lesiones cortantes en el cadáver de su hermana al llegar al lugar del hecho?
-No, no lo comprobé.

-¿Tomó conocimiento por sus familiares si su hermana fue encontrada muerta con otros signos de violencia visible y en tal caso cuáles eran?
-No, en absoluto·

-¿Comprobó en el cadáver de su hermana la existencia de rasguños, deformaciones del rostro, o alguna circunstancia que le llamara la atención y que pudiera justificar sus intuiciones respecto de la suerte corrida por ella?
-No.

-¿Supo que su hermana hubiera sido encontrada con las ropas raídas o con signos de violencia que trasuntara la ocurrencia de una vivencia traumática?
-No, en absoluto que no.