Web Toolbar by Wibiya Caso García Belsunce: Vigiladores bajo sospecha

miércoles, 15 de enero de 2003

Vigiladores bajo sospecha


Integrantes de la agencia de seguridad encargada de la vigilancia del country Carmel quedaron bajo sospecha luego de las últimas pruebas recogidas durante la investigación del asesinato de María Marta García Belsunce. A un custodio le secuestraron un revólver del mismo calibre que el del arma homicida y otro declaró que fue presionado por un superior para mentir.
Como informó LA NACION ayer, el fiscal Diego Molina Pico aguarda el peritaje de un revólver calibre 32 largo secuestrado el 3 del actual en una casa de Grand Bourg. La que lo entregó a la policía fue Cristina Elida Mato, hermana de Norberto Mato, vigilador de la agencia Cazadores y propietario del arma.
Al secuestro se llegó a partir de testimonios que indicaban que Mato tenía un revólver similar al usado en el crimen, además del calibre 38 de dotación para todos los custodios del country.
Fuentes judiciales afirmaron ayer a LA NACION que Mato había negado tener un arma particular; pero que, expuesta la contradicción con las pruebas de la causa, admitió que el revólver 32 estaba en lo de su hermana. Aunque el custodio tenía los papeles en regla, el revólver parecía no estar en condiciones de uso.
El fiscal ya pidió informes sobre las armas particulares que pudieran tener los empleados de Cazadores, para establecer si alguno de ellos también posee un revólver similar al utilizado para matar a María Marta y aún lo mantiene oculto.
La búsqueda del arma no se limita al entorno de vigiladores y de moradores de Carmel -cuyas armas ya fueron peritadas, con resultado negativo-: ayer a la tarde comenzaron los trabajos previos para la promocionada búsqueda del arma homicida en el lecho del brazo del río Luján que hace de límite en una parte del perímetro del country, que comenzará hoy, a las 9.
Fuentes de la investigación dijeron a LA NACION que, aunque la posibilidad de buscar en el agua el arma fue prevista casi al inicio de la causa, ahora la policía bonaerense solicitó la concreción de la medida porque estaba en condiciones técnicas y logísticas de llevarla adelante.
Ayer llegaron al perímetro de Carmel las máquinas para dragar el brazo del río. Y desde bien temprano hoy se desplegarán los buzos, bomberos y expertos de la policía para realizar la búsqueda acuática.
Será ésta, entonces, la quinta búsqueda efectiva del arma, luego del allanamiento en la casa de la vecina de Carmel Carmen de Piazza , del secuestro de cinco revólveres 32 de propiedad de otros moradores del country, de la obtención de un arma similar en la casa del vigilador Mato y de la curiosa búsqueda de un presunto revólver enterrado en un descampado de Pilar hecha a instancias de la versión de un cartonero (ver aparte).
Ya se sabe que en el domicilio de Piazza sólo fueron encontrados un revólver calibre 22 y dos armas largas de las que no pudieron salir los disparos homicidas. Y es oficial que, según los peritajes ordenados por el fiscal Molina Pico, ninguna de las armas secuestradas a otros vecinos de Carmel fue usada para disparar en la cabeza de María Marta.
Resta saber, por ahora, si en el curso de agua que hace de uno de los límites de Carmel aparece un arma sospechosa; y esperar que los peritajes balísticos descarten o acrediten si el revólver secuestrado al custodio Mato hace 12 días es el que se busca.
Según las fuentes, esta sucesión de allanamientos y secuestros es casi una ratificación de la sospecha de que el autor del homicidio es alguien que vive o trabaja en Carmel.

PRESIÓN PARA MENTIR

Pero no es el que involucra a Mato el único episodio que cubre de sospechas a la agencia de seguridad: otro custodio declaró en la causa que renunció a su puesto porque fue presionado por un superior para que dijese que el 27 de octubre último, día del crimen, había prestado servicio en Carmel cuando, en realidad, había estado en otro country.
Debía mentir -dijo bajo juramento- para dar validez a la constancia de los libros de guardia.
Varios días después de que Mato declaró ante el fiscal que uno de los vecinos más sospechados por socios de Carmel era vigilado por los custodios asignados al puesto cinco -algo que se tomó por cierto hasta principios de este año-, otro empleado de Cazadores dio la versión que hoy se toma como cierta.
El 7 del actual, el custodio Carlos Villalba declaró que solía ocupar el puesto 4, en la esquina de la casa de los González Zuelgaray, desde donde tenía como misión vigilar a un vecino bajo sospecha por una serie de robos aún no resueltos judicialmente.
Dijo, además, que para esa tarea, el gerente del country Julio Antenor Terán -oficial retirado del Ejército- le dio una pequeña libreta en la que los vigiladores apostados allí debían registrar absolutamente todos los movimientos de los objetivos denominados como Romeo y Julieta, por el vecino sospechoso y su esposa.
Pero en el día y la hora del crimen, aseguró Villalba, el no cubrió esa tarea; el que sí lo hizo -y así consta en la causa según su declaración del 8 del actual- es el vigilador Víctor Contreras, que describió con dispar éxito los pasos de su objetivo.
Al concluir su declaración bajo juramento, Villalba acusó al jefe del servicio de seguridad del country Claudio Marcelo Maciel, de haberlo presionado para que dijera que el día del crimen había estado en Carmel y no en el country La Martinica, ya que así constaba en los libros de guardia. El custodio dijo que, luego de que sus familiares le dijeron que se metería en un lío si cedía a Maciel, renunció para no mentir.

NUEVOS PERITAJES

  • No conforme con el informe de la policía bonaerense que señalaba que las manchas en las paredes no eran de sangre, como se pensaba, sino producto de una falsa reacción química, el fiscal de Pilar Diego Molina Pico le pidió ahora a la Asesoría Pericial de la Corte que revise esos estudios. Además, entre hoy y mañana llegarán los estudios toxicológicos que determinarán si la víctima fue sedada antes de ser asesinada. El 22 del actual, la Gendarmería realizará un peritaje sobre las balas para saber si se utilizó algún silenciador.

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