Web Toolbar by Wibiya Caso García Belsunce: mayo 2007

jueves, 31 de mayo de 2007

Pericia balística - 2007


Declaró el padre de María Marta


"Yo nunca intervine para nada en este juicio, porque creo en la Justicia y en todos los funcionarios que la integran, cualquiera sea su jerarquía y nivel", afirmó Horacio García Belsunce, el padre de María Marta García Belsunce, en el juicio que se sigue a su yerno Carlos Carrascosa por el crimen de la socióloga de Pilar.
En su esperado testimonio, el reconocido abogado de 82 años, integrante de la Academia Nacional de Derecho, sólo puntualizó que no contrató al ex comisario inspector Raúl Torre, para realizar una investigación paralela, como lo había declarado el ex policía.
Los abogados de Carrascosa, Diego Ferrari y Alberto Cafetzoglus, sólo se interesaron en que ratificara la firma de una carta que le había enviado García Belsunce a su cliente cuando fue detenido. No le preguntaron nada más, ni siquiera el concepto que tenía de su yerno, como para lograr una frase que lo favorezca. Tal vez para no arriesgarse a una respuesta que los descolocara.
El fiscal Diego Molina Pico tampoco preguntó, por las dudas, tal vez siguiendo el viejo consejo de los penalistas especializados en juicio oral: nunca se debe hacer una pregunta si no se conoce la respuesta.
Entre el público estaba la esposa de García Belsunce, María Lanusse, sentada junto a familiares de Carrascosa. El abogado, de sobretodo y prolijo traje gris, se quejó del trato que recibió del fiscal cuando el sábado último lo llamó por teléfono para aclararle que él no había contratado a Torre. "Fue descortés y manifestó su irritabilidad", dijo dirigiéndose a los jueces, a quienes se refirió como "Excelentísimo tribunal". Relato además que, en esa conversación, Molina Pico le advirtió que lo iba a citar como testigo y le iba "hacer preguntas que lo iban a incomodar".
Tras su testimonio declaró el abogado José Licinio Scelzi, el primer defensor de Carrascosa. Su relato fue un adelanto del alegato que el 15 de junio harán Ferrari y Cafetzoglus.
Scelzi dijo reiteradas veces que creía en la "inocencia" del viudo y de sus familiares y efectuó una extensa declaración, que le valió reprimendas de la presidente del tribunal.

viernes, 25 de mayo de 2007

Nota sobre el pegamento


Confirman que no hubo pegamento


"En una persona con vida un adhesivo de contacto se puede utilizar para cerrar un corte que no requiera sutura, pero tanto en una persona con vida como en otra muerta con ese pegamento no se puede cerrar un agujero de bala."
Así, el médico forense Eduardo Raffo, quien había sido contratado como asesor consultor médico legal por la defensa de Carlos Carrascosa, refutó el peritaje realizado por su colega Néstor De Tomas, quien había declarado ante los magistrados que juzgan al marido de María Marta García Belsunce como presunto coautor del homicidio de la vicepresidenta de Missing Children Argentina que por lo menos tres balazos fueron pegados con adhesivo de contacto para ocultar el asesinato y hacer pasar la muerte como un accidente doméstico.
"Se necesitaría no sólo un poco de pegamento para rellenar el orificio de bala, sino también un poco de cemento para formar una costra", que no pudieran haber advertido los médicos que hicieron la autopsia, explicó Raffo.
El prestigioso forense acompañó su explicación con la proyección de la autopsia, donde se advirtió claramente que había tres orificios abiertos y otros tres que estaban cerrados.
Raffo sostuvo que esos tres orificios, ubicados arriba de la oreja izquierda de la víctima, no estaban ocultos con pegamento, sino que se habían cerrado por un efecto físico provocado por los balazos que se dispararon a corta distancia. En cambio, los otros tres balazos se hicieron con el cañón del revólver calibre 32 apoyado en la cabeza de la víctima, por tal motivo no se cerraron.

CONTAMINACIÓN
Además, Raffo sostuvo que los restos de ciano, un elemento componente del adhesivo de contacto, encontrados en el cuerpo de la víctima pudieron haber sido el producto de la contaminación que sufrió el cadáver.
"Es posible que los médicos que hicieron la autopsia hayan contaminado el cadáver, aunque sin intención", expresó Raffo mientras señalaba en el video cómo uno de los peritos pisó con sus zapatos la mesa de autopsia cuando trasladaban el cuerpo desde el ataúd.
Antes que Raffo declaró el comisario inspector (R) de la policía bonaerense Raúl Torre, quien había sido contratado por el padre de la víctima, Horacio García Belsunce, para realizar una investigación independiente de la hecha por el fiscal Diego Molina Pico.
Según Torre, le pidieron que investigara "a fondo y caiga quien caiga, por más dolorosa que sea la conclusión", dando a entender que no dejarán de lado a Carrascosa ni a ningún otro integrante de la familia como sospechosos.
"Nuestra primera hipótesis apuntaba a la presunta vinculación del marido, pero la descartamos cuando los testimonios obtenidos por la fiscalía ubicaron a Carrascosa en el club house de Carmel en el momento del asesinato", dijo Torre.
En tanto que el comisario mayor que acompañó a Molina Pico a la escena del crimen al día siguiente que María Marta fue hallada muerta en su casa, no dejó bien parado al hermano de la víctima, Horacio García Belsunce (h.), acusado de encubrimiento.
El ex jefe policial Aníbal De Gastaldi recordó que el hermano de la víctima lo llamó por teléfono y se molestó por la manera en que se llevaba la investigación. "Me dijo que si buscaba el certificado de defunción no era el verdadero, comentario que me pareció muy comprometedor para hablar por teléfono", afirmó.


Dos testigos confirman a los García Belsunce

Por Raúl Kollmann

Para derribar falacias

Uno: los balazos en la cabeza de María Marta García Belsunce no se veían. 
Dos: ni siquiera los vieron los médicos que hicieron la autopsia hasta que le abrieron la cabeza y encontraron los proyectiles. 
Tres: es falso que hayan puesto pegamento La Gotita para cerrar los agujeros de los proyectiles. 
Cuatro: el fiscal y el jefe de investigaciones de San Isidro estuvieron a dos metros del cuerpo de MM en el velatorio. 
Cinco: fueron convocados por iniciativa de algunos miembros de la familia que tenían dudas sobre lo ocurrido. 
Seis: el fiscal Diego Molina Pico no vio nada raro y, pese a que la ley así lo indicaba, no ordenó la autopsia como correspondía. Todas estas conclusiones surgen de las respuestas y testimonios que ayer dieron en el juicio oral dos criminalistas de renombre, Osvaldo Raffo y Raúl Torre, contratados hace cuatro años por el padre de MM y del testimonio del comisario retirado Aníbal Degastaldi que aportó elementos, aunque no dijo la verdad ante el Tribunal. Estos son los interrogantes a los que se respondió ayer.

- ¿Es posible que la familia haya creído la hipótesis del accidente y no viera los balazos? ¿Cómo no los vieron los médicos de las ambulancias?
El doctor Raffo mostró en forma categórica que en el video de la autopsia de MM se ve que los dos forenses, Héctor Moreira y Carlos Flores, designados en su momento por el fiscal, no percibieron que a la socióloga la hubieran matado a tiros. Quedó claro que después de que le corrieran el pelo a MM, los forenses siguieron señalando, en diálogo entre ellos, que las lesiones que se veían eran cortes producidos por golpes contra canillas. Una toma tremenda se produce cuando abren el cráneo de MM y en ese momento encuentran proyectiles. Es más, en la imagen más cruda vuelven a juntar con las manos ambas partes del cráneo para reestudiar la situación ahora que saben que hubo balazos. Cuando le preguntaron a Raffo, fue terminante: “Por supuesto que los médicos de las ambulancias pudieron confundir los orificios de proyectil con golpes de canillas. No era fácil de descubrir. Es disculpable, porque además en ese momento MM tenía el pelo tapándole la zona. Lo que es menos disculpable es que no los hayan visto de entrada en la autopsia, pero allí les faltó un elemento esencial: las radiografías”. Si los forenses no vieron los balazos, los médicos de las ambulancias tampoco, menos todavía podían verlos los familiares.

- ¿Se usó pegamento para cerrar los orificios de los proyectiles de bala?
“No. Lo descarto totalmente –contestó Raffo–. La Gotita se puede usar, por ejemplo, cuando hay un corte con una hojita de afeitar. Algo muy fino, unir dos partes. Pero un balazo es un agujero, que sigue la trayectoria. Entonces hay que rellenar el agujero. Arriba se forma una costra. Y desde ya que queda pegoteado el pelo. Todo eso se hubiera visto en la autopsia, porque el pegamento no se descompone. Y ustedes pueden ver en estas imágenes que no hay nada. La pinza entró como si se tratara de una manteca.” No hubo pregunta del fiscal que pudiera mover un milímetro a Raffo.

- ¿Cómo puede ser que se vean orificios más cerrados y orificios más abiertos?
Raffo explicó que los orificios que se perciben abiertos –dos en la zona posterior de la cabeza– son producto de disparos en los que le apoyaron el arma en la cabeza a MM y produjeron un desgarro, una especie de cráter. En cambio los otros tres disparos que se vieron más cerrados se corresponden con balazos pegados a corta distancia, pero no con el caño del arma apoyado o a menos de un centímetro.

- Si la familia, supuestamente, intentó tapar el crimen, ¿cómo se explica que hayan estado en el velatorio el fiscal y un alto jefe policial?
El relato lo hizo el comisario retirado Aníbal Degastaldi, quien fue el primer testigo de la tarde. Era el jefe de Investigaciones de San Isidro y recibió un llamado del comisario Angel Casafús. Este le dijo que había muerto MM y que se comunicara con Horacio García Belsunce (h) o con el fiscal Romero Victorica, que estaban en el lugar de la muerte. Degastaldi habló con Romero Victorica, éste le dijo que “hay cosas que no cierran” y por eso el comisario y el fiscal Molina Pico se hicieron presentes en el velatorio. En realidad fue otro hermano de MM, John Hurtig, el que insistió en que las cosas “no le cerraban”. Degastaldi contó que Molina Pico habló a solas con Romero Victorica, subieron a la habitación donde velaban a MM, miraron desde dos metros y se fueron sin que se ordenara la realización de la autopsia. “Yo la hubiera ordenado, pero era el fiscal el que decidía”, dijo Degastaldi. Molina Pico sostiene que Romero Victorica lo convenció de que se trató de un accidente. Lo concreto es que, por iniciativa de los GB, una autoridad judicial y una policial estuvieron en el lugar.

- Si Degastaldi era investigador, ¿por qué no investigó?
El relato que hizo ayer no es creíble. Dice que todo quedó en manos del fiscal y que él ni se fijó en cómo se había producido la muerte. Este periodista habló varias veces con Degastaldi en aquella época. “La pista Pachelo es la más sólida”, dijo entonces. “Tengo un dato de que MM estuvo en un hotel alojamiento con otra mujer”, le reveló también a este periodista. Un día más tarde, rectificó: “El dato ese no es cierto”. Degastaldi sostenía que Pachelo era el principal sospechoso y ésa fue la razón por la que el fiscal excluyó de la investigación a los policías. Pero Degastaldi ayer dijo que él nunca investigó nada.

- ¿Como apareció un rastro de ciano en la cabeza de MM?
Raffo mostró el desmanejo del cuerpo, cómo el cráneo se ponía en todo tipo de líquidos sucios, incluso se ubicó sobre una mesa a la que se había subido, con zapatos de calle, uno de los que estaban en la autopsia. Además, todo fue impregnado con formol. “Sí, podía haber ciano o cualquier otra cosa con semejante contaminación. Pero no pegamento”, redondeó.

Ver informe del Dr. Castex
Ver escrito del Dr. Tróccoli

jueves, 24 de mayo de 2007

Hubo al menos dos personas en la escena


María Marta García Belsunce, un hombre y una mujer, por lo menos, estuvieron en la escena del crimen. Eso es lo que vio la doctora experta en genética Ana María Di Lonardo al revisar las conclusiones de los estudios de ADN realizados sobre las manchas encontradas en la casa del country Carmel, donde fue asesinada la socióloga.
Di Lonardo, fundadora del Banco Nacional de Datos Genéticos, declaró ayer en el juicio que se le sigue en los tribunales de San Isidro a Carlos Carrascosa.
La experta, que fue desplazada del Banco Nacional de Datos Genéticos a instancias de Estela Carlotto, para poner en su lugar al abogado Ramón Torres Molina, aclaró que ninguno de esos patrones de ADN se corresponde con el de Carlos Carrascosa. La mujer, tras dejar su cargo, fue asesora del viudo.
Cuando la presidenta del tribunal, María Angélica Etcheverry, le pidió que analizara las conclusiones del estudio sobre las manchas halladas en la alfombra de la casa y en las paredes, la experta explicó que pertenecen por lo menos a "una mujer y un hombre". Pero la genetista advirtió que "no se puede determinar el número total de personas que había en la escena del crimen" y dejó huellas porque, dijo, "los patrones genéticos de las evidencias son incompletos".
Tras su testimonio, a pedido de la defensa, declaró el comisario general retirado y empresario Edgardo Russo, que montó una empresa de asesoramiento pericial junto con el doctor en criminología Raúl Torre. Contratado por Carrascosa, Russo y el médico legista Miguel Angel Castro, de la misma empresa, cuestionaron los peritajes realizados sobre la piel de la cabeza de la víctima, que determinaron que los orificios de bala podrían haber sido cerrados con pegamento.
Ambos coincidieron en recordar que la caja y los envases de las muestras de piel, que fueron examinadas, estaban "sin fajas de seguridad ni lacrado" y señalaron que "no estaba garantizada la cadena de seguridad correspondiente que indica la ley".
Russo destacó que la investigación debería haber apuntado a un crimen producto de un intento de robo, luego que comprobó que desaparecieron del country una bolsa de palos de golf y una cámara de video. Por el robo de los palos fue condenado Nicolás Pachelo y la cámara apareció en manos de un vigilador.


martes, 22 de mayo de 2007

Pachelo cada vez más complicado

Un vigilador que dijo que la tarde del crimen de María Marta García Belsunce Nicolás Pachelo no registró su salida del country, un mozo que lo escuchó hablar de asesinato y un criador de perros y una mucama que lo responsabilizaron por el "secuestro" del perro de la socióloga complicaron la situación del principal sospechoso de la familia.

Todos fueron testigos que le sirvieron a los abogados defensores Alberto Cafetzoglus y Hernán Diego Ferrari y de la querella, para intentar demostrar que Pachelo es un sospechoso que el fiscal Diego Molina Pico no investigó a fondo.

El testimonio más comprometedor para el vecino, que nunca fue imputado por el caso, fue el del ex vigilador Diego Rivero, que era el encargado de vigilar su casa de 19 a 7 de la mañana, al recordar un episodio relacionado con la salida de Pachelo del Carmel la tarde-noche del 27 de octubre de 2002.

Según Rivero, cuando Pachelo se retiró del Carmel luego del horario del crimen, "pidió que le levante la barrera la guardia para que no quedara registrada su tarjeta".

Cuando declaró en el juicio, Pachelo explicó que solía pedirle a los vigiladores que le abrieran la barrera porque había perdido la tarjeta magnética y no pensaba pagar 100 pesos por una nueva.


Más testimonios. Otro de los testigos de la defensa que complicó al principal sospechoso del crimen para la familia García Belsunce fue el mozo Miguel Angel Monzón, que ratificó hoy lo dicho la semana pasada por otro empleado del bar de una estación de servicio ubicada en ruta 25 y ramal Pilar de la Panemericana que solía ser frecuentada por los socios del Carmel.

Monzón aseguró hoy que el 28 de octubre de 2002, al día siguiente de la muerte de María Marta, Pachelo fue a desayunar a ese bar a antes de las 7 de la mañana y que le preguntó "si sabía algo de la mujer que mataron en el country".

Para la defensa del viudo este testimonio es clave porque demostraría que a 12 horas del crimen, Pachelo ya hablaba de un asesinato y no de un accidente en la bañera, como era el comentario general.

También se volvió a hacer mención del robo y desaparición del perro labrador "Tom" que la víctima atribuyó a Pachelo en una asamblea de socios realizada un mes antes de su asesinato en el Carmel.


Perros. Florindo Cometto, un criador de perros rotweiller de la localidad de Villa Rosa, afirmó que Pachelo, a quien conocía por haberle vendido un par de perros, le dejó a su cuidado un labrador negro diciendo que era del hermano que viajaba por 15 días a Mar del Plata. Cometto dijo que Pachelo nunca fue a buscar el perro, al que terminó regalando o vendiendo, y que luego recibió una llamada de un veterinario de Pilar que le dijo que podía ser el labrador de los Carrascosa, pero que a esa altura ya se había desprendido del animal.

Sobre el mismo tema declaró la mucama Cristina Barrientos, quien trabajó en Carmel en la casa de la familia Pfister y hoy señaló que escuchó a una empleada doméstica de Pachelo decir que su patrón había sido el "secuestrador" del perro de María Marta, lo había sacado en una camioneta, pedía rescate y que creía que después lo había matado.


Fuente

lunes, 21 de mayo de 2007

Por qué para los fiscales Pachelo no es sospechoso?


Por Maria Helena Ripetta

“Menos mal que Pachelo no estaba en Río Cuarto porque hubiesen dicho que había matado a Norita Dalmasso”, ironizó Roberto Ribas, el abogado de Nicolás Pachelo, el vecino del country Carmel, a quien la familia de María Marta García Belsunce señala como sospechoso del asesinato.
Pachelo fue una de las líneas de investigación llevadas adelante por el fiscal Diego Molina Pico, quien finalmente la descartó, para quedarse con la hipótesis de que a María Marta la había matado su marido, Carlos Carrascosa, quien hoy enfrenta el juicio oral, y que algunos de sus familiares habrían encubierto el crimen. Durante un mes, un equipo de la Policía Bonaerense se dedicó a investigar exclusivamente a Pachelo. Entre otras medidas, se le intervinieron los teléfonos sin que se encontrara ninguna conversación que lo comprometiera con el homicidio, según sostuvieron fuentes de la Fiscalía.
“No se lo pudo vincular con la escena del crimen, más allá de que es un tipo violento”, sostuvo una alta fuente de la investigación. Pachelo, de 29 años, fue condenado a tres años y tres meses de prisión por hurto. En el juicio se determinó que les sacaba las llaves de sus casas a amigos e ingresaba cuando no había nadie. El padre de Pachelo fue uno de los fundadores de Carmel. Los socios del country, meses antes del asesinato, habían tenido una reunión para hablar de la situación del vecino “conflictivo”, debido a la misteriosa desaparición de palos de golf y los cuatriciclos. “Hasta se barajó la posibilidad de juntar dinero para comprarle la casa y que se fuera”, sostuvo ante el Tribunal Oral Nº 6 Teresa Flouret, una vecina del Carmel presentada como testigo por la defensa del viudo. Varios testigos afirmaron que María Marta le tenía miedo y que lo creía responsable de la desaparición de su perro Tom, por quien le habían pedido rescate. “Lo del perro sea cierto o mentira no prueba el homicidio, lo de los palos de golf, sea verdad o no, tampoco prueba que él haya cometido el asesinato”, sostuvo Ribas, quién considera que no hay nada concreto contra su defendido salvo “la imputación de la familia”.
“Es cierto que estaba en el country, como 320 personas más. Que es un chico con antecedentes; en Carmel hay gente condenada por estafas. No indica nada que sea un chico con problemas. Había otro chico y una chica con problemas de conducta también. Cuando se le preguntó el 15 de diciembre qué había hecho el 27 de octubre tuvo diferencias de horarios comprensibles. Fue el primero en sacarse sangre y dio negativo”, agregó Ribas.
Tres menores de edad declararon que el 27 de octubre de 2002 vieron correr por las calles de Carmel a Pachelo, y luego saludaron a María Marta que iba en su bicicleta. Estos jóvenes fueron los últimos que la vieron con vida. La Fiscalía desvaloriza esos testimonios al sostener que son amigos de los hijos de Irene Hurtig, hermana de la víctima, y de Guillermo Bártoli, imputado por encubrimiento.
Para la familia de María Marta, Pachelo comandaba una banda de vigiladores que robaban en el country, y que la víctima los sorprendió y como los reconoció, la mataron.
“A él lo buscaron porque les venía como anillo al dedo. El era un chico travieso en el colegio, y siempre lo acusaban de todo, tuviera o no que ver, esto es lo mismo”, concluyó Ribas.

jueves, 17 de mayo de 2007

Pachelo amenaza a la hermana de María Marta


"Si María Marta estuviera acá, se muere al ver lo que le están haciendo a su gordo", afirmó ayer entre sollozos María Laura Belsunce al aludir al marido de la víctima, Carlos Carrascosa, en el juicio que se le sigue por el crimen de su mujer. La señora, en cambio, cargó contra el ex vecino del country Carmel Nicolás Pachelo, a quien denunció por amenazas. "A partir del momento en que nombro a Pachelo corre peligro mi vida", sentenció. Otros testigos que declararon ayer también lo perjudicaron.
La aparición de la mujer en medio de la sala de audiencia de los tribunales de San Isidro provocó un murmullo de asombro. El parecido de María Laura con su hermana menor es tal que a primera vista se las podría confundir. Con una polera rosa, un pantalón negro y un blazer jaspeado, la mujer lloró la mayor parte de su testimonio, quebrada por el dolor.
Varias veces se quitó sus finos anteojos de montura metálica para secarse las lágrimas con un pañuelito de papel.
"Me siento violada en mis derechos. No tengo garantías porque cualquiera puede decir cualquier cosa de nosotros y no pasa nada. Eso es lo que me mata. Ustedes (por los jueces del tribunal) están haciendo algo para ordenar esto. Lo necesitamos porque es una tortura en nuestra vida", dijo la profesora de educación física.
La mujer relató que cuando su marido le dijo que su hermana había muerto no lo podía creer. "Me tiré al piso, pataleé, grité como una loca", dijo con la voz entrecortada por los sollozos. Relató que en la casa de Carmel ayudó a la esposa de su padre a cambiarle la ropa a María Marta y describió que la almohada estaba manchada con sangre, por lo que colocó una toalla debajo de su cabeza. Al fiscal Molina Pico le preocupaba cuánta sangre había y si manaba, pero la señora lo negó.
Ante las preguntas de la abogada de la querella Zulema Rivera, centró su testimonio en sus encontronazos con Pachelo.Relató que lo conoció un día mientras almorzaba en el Paseo Alcorta con su esposo. "Se presenta en mi mesa con un plato con sobras de comida, y dice: «Soy Nicolás Pachelo, esto es para Carlitos que se debe estar cagando de hambre en la cárcel»", relató la testigo.
Luego contó que en otra ocasión, manejando en su auto por la Avenida del Libertador y Callao, desde otro vehículo, Pachelo le gritó: "Pedazo de hija de puta, vos que vas a llorar a la televisión. Los voy a matar a todos".
Tras ese incidente, le avisó a su hermano Horacio y juntos lo denunciaron ante la policía. "A partir del momento en que nombro a Pachelo, corre peligro mi vida", remató.


miércoles, 16 de mayo de 2007

Más dudas sobre Pachelo


María Laura García Belsunce, hermana de la asesinada María Marta García Belsunce, defendió hoy al viudo Carlos Carrascosa -acusado por el crimen-, afirmó que los derechos de su familia están siendo "violados" y apuntó sus sospechas al vecino Nicolás Pachelo.
Al declarar en el juicio por el homicidio de su hermana, María Laura, interrumpida por su llanto, relató que Pachelo la amenazó en dos oportunidades y aseguró que la primera vez quedó convencida de que "mi vida corría peligro".
En defensa de Carrascosa destacó, por ejemplo, la admiración que el acusado tenía por María Marta y desmintió que el cadáver de la víctima haya sido "maquillado" para disimular el asesinato.

Asesinato. Más temprano, un mozo de una estación de servicio de Pilar ya había complicado la situación del vecino al asegurar que al día siguiente de la muerte de la víctima preguntó si alguien sabía algo de un asesinato, cuando en ese momento sólo se hablaba de una muerte accidental en la bañadera.
Se trata de Walter Mantovani, un empleado del bar "Cofee Break" situado en una estación de servicio Esso situada en el cruce de la ruta 25 y el ramal Pilar de la Panamericana, un lugar frecuentado por varios vecinos del country Carmel.
Mantovani afirmó hoy delante del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 6 de San Isidro que juzga al viudo Carlos Carrascosa por el homicidio o el encubrimiento, que Pachelo se presentó a desayunar entre las 6 y las 7 de la mañana del 28 de octubre de 2002, es decir, unas 12 horas después de la muerte de María Marta.
El testigo recordó que Pachelo les hizo a él y otros dos mozos del lugar el siguiente comentario: "Che, saben algo de la mujer que mataron en el country".
Según Mantovani ese fue el primer comentario que recibieron en el día de lo que después se enteraron había sido la muerte de María Marta, otra vecina del Carmel que, al igual que su marido Carrascosa, solían desayunar o almorzar en ese bar, según explicó hoy el mozo.
Mantovani también agregó que cuando se supo fehacientemente que a la socióloga la había asesinado a balazos, a él y a uno de sus compañeros les llamó la atención aquel comentario de Pachelo.
"Con otro mozo nos preguntábamos cómo sabía, si hasta ese momento era un accidente", señaló.
El fiscal Diego Molina Pico luego le preguntó si desde ese mismo 28 de octubre algún otro vecino que pasó por el restaurante dudaba del accidente y repondió: "Hubo un rumor, pero no sé de dónde vino".
La declaración de Mantovani, testigo de la defensa, fue un logro para los abogados Alberto Cafetzoglus y Diego Ferrari que aprovechan este juicio para sembrar dudas en torno a Pachelo, su principal sospechoso, porque consideran que el fiscal Molina Pico no lo investigó como debía durante la instrucción.

viernes, 4 de mayo de 2007

Más testigos favorecen a Carrascosa

Carlos Carrascosa, acusado ser coautor del homicidio de su esposa, María Marta García Belsunce, volvió a romper en llanto durante el juicio en su contra.

"El Día de la Madre, el fin de semana anterior al que mataron a María Marta, Carlos la trajo a comer a casa. Carlos la quería. ¿A quién se le puede ocurrir que la podía haber matado? María Marta era un ser humano excepcional. Ayudaba a la gente con tareas solidarias. Debería haber muchas María Marta", dijo Eduardo Ognio, sobrino de Carrascosa, quien agregó que su hermanó Horacio nunca le había prestado un revólver calibre 32 a su tío.

Entonces, el marido de la víctima, a quien le había comenzado a temblar la boca, no aguantó más y comenzó a llorar. En ese momento, también rompió en llanto el testigo, quien siguió con su declaración entre lágrimas y con la voz temblorosa y entrecortada.

En tanto, antes que comenzara la audiencia de ayer, se conoció la noticia de la muerte de una testigo de la defensa, Beatriz Cardozo, que trabajaba como mucama en la casa de Guillermo Bartoli, cuñado de Carrascosa.

Por otra parte, Alfredo Torres, que estaba a cargo de la proveeduría del country Carmel, sembró sospechas respecto de los vigiladores y del ex vecino Nicolás Pachelo, acusado por la familia de María Marta de estar involucrado en el asesinato ocurrido el 27 de octubre de 2002 en Pilar.

Por otra parte, se postergó el careo que estaba previsto entre dos amigas de María Marta: Nora Burgués de Taylor e Inés Ongay. Esta había declarado en el juicio que "Pichy" Taylor le había dicho que Carrascosa habría pagado para que no se hiciera la autopsia. Taylor refutó la versión de Ongay, por lo que la defensa de Carrascosa solicitó un careo. Esa diligencia debía realizarse ayer, pero sólo Taylor concurrió a los tribunales de San Isidro. Ongay no pudo viajar desde la ciudad de San Carlos de Bariloche, por lo que el careo se hará el jueves próximo.

También declaró ayer Fernando Aragón, amigo de John Hurtig, hermanastro de María Marta, quien acusó al fiscal Diego Molina Pico de no querer incluir al familiar en el acta del hallazgo del proyectil calibre 32 que el día del crimen había arrojado por el inodoro, y denunció a Molina Pico por haber amenazado a Hurtig.


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