Web Toolbar by Wibiya Caso García Belsunce: agosto 2014

martes, 19 de agosto de 2014

Carta a la Corte Suprema Nacional y al Papa

Señores Jueces de la Corte Suprema Argentina y Su Santidad Francisco Iº

Me dirijo a los Señores Jueces fundamentalmente en su carácter de garantes del cumplimiento de los tratados de derechos humanos firmados por nuestro país y a Su Santidad por su sentido profundo de lo humanitario.
Tengo 69 años y desde el 10 de julio del 2010, cuando se produjo mi primera crisis de hipertensión arterial, por la que fui internado por el servicio penitenciario en el hospital de Campana, comencé un largo calvario que perdura hasta la actualidad.
Gracias a mi obra social y a los permisos otorgados por el tibunal 6 de San Isidro, que me permitió varias internaciones, fui descubriendo mis problemas de salud, los cuales posteriormente fueron verificados por los peritos oficiales.
Hoy en día mantengo una cierta estabilidad medicado por mi médico de cabecera el reconocido Dr. De Diego, quien en varios oportunidades alertó sobre el riesgo de que pueda padecer un accidente cardio o cerebro vascular y además considerarme los médicos de la unidad como una persona de alto riesgo médico.
Mis males hoy en día son: hipertensión arterial, EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), arritmias, apneas durante el sueño, y edemas producto de la misma insuficiencia cardíaca.
Durante este tiempo fui operado de una obstrucción de la carótida derecha.
Tanto las internaciones en las cuales llegamos a estos diagnosticos como los chequeos posteriores fueron en instituciones privadas a traves de mi obra social.
También como colaborando para estar mejor me proveo de los medicamentos personalmente, así como de los alimentos para el régimen alimenticio que la misma dietóloga de la unidad me indicó, pero que el servicio penitenciario no me puede dar.
Hasta hace dos años recibía tratamiento psicológico, pero hoy en día ya la unidad no me puede dar ese servicio.
Ya ni me acuerdo de cuantas veces pedí arresto domiciliario, y siempre se me negó, poniéndose mil excusas!
El peligro de fuga fue una de ellas, pese a que siempre estuve a derecho presentándome cada vez que la justicia me lo pidió, y además de no tener condena firme ya que la segunda instancia despues de cinco años de condenado y detenido nunca me fue concedida.
Otras veces me han dicho que como soy fumador y no puedo dejar de fumar acá adentro yo atento contra mi vida, sin tener en cuenta todo lo que le detallé antes que hago por mi persona.
Si no fuera por todo eso yo estaría muerto.
Para culminar mi descripción, hace unos dias en mi ultima internacion en el sanatorio Mater Dei, fui objeto de un vejamen inadmisible: el servicio penitenciario, a cargo en la ocasión de la unidad 39, me obligó a estar sujeto durante mi internación de pie y mano a la cama, provocándome ello un estrés que se manifestó en dos picos de presión y en un aumento de los edemas en las piernas, lo que imposibilitó uno de los estudios importantes que me tenia que hacer, el estudio del sueño, para lo cual es necesario un sueño relajado. 
Como complemento de riesgo está mi genética familiar, mi padre murio a los 70 años después de dos infartos, mi hermano y los hermanos de mi padre murieron también de la misma enfermedad antes de esa edad.
El arresto domiciliario me permitiría, ademas de no sufrir el estrés carcelero una mayor facilidad para tener la alimentación adecuada, un ambiente en el cual me permita dejar de fumar (acá me es imposible), y realizar los ejercicio que acá se me dificultan debido a que me da miedo hacerlo, ya que nunca se sabe con qué se puede encontrar uno caminando acá adentro, y no me siento un cobarde en decirlo, es la realidad que vivo.
También podría tener un apoyo psicológico para así poder superar de alguna manera este calvario que estoy viviendo.
Cinco años preso, por un crimen que no cometí.
Carlos carrascosa.