Web Toolbar by Wibiya Caso García Belsunce: abril 2015

lunes, 20 de abril de 2015

Sobreseyeron al padrastro de María Marta en la causa por encubrimiento

Constantino Hurtig, padrastro de María Marta García Belsunce y último de los familiares que debía ser juzgado por el encubrimiento del asesinato de ésta cometido en 2002 en el country Carmel de Pilar, fue sobreseído definitivamente luego de que la Justicia de San Isidro declaró prescripta la acción penal en su contra.


El fallo es del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 3 de San Isidro, que consideró prescripta la causa para el médico pediatra porque ya pasaron más de seis años -la pena máxima del encubrimiento agravado, delito por el que estaba imputado-, desde que en 2008 fuera citado a juicio oral.
Hurtig (77) debía haber sido juzgado en 2011, en el segundo debate realizado por el caso, ante el TOC 1 de San Isidro, con el resto de los familiares y amigos imputados por encubrimiento, pero primero una afección cardíaca, luego un problema psiquiátrico y más tarde el riesgo de un pico de estrés, impidieron que fuera sometido a juicio durante los últimos años.
En su fallo -al que tuvo acceso Télam-, los jueces Verónica Di Tommaso, Raúl Luchelli Ramos y Marcelo García Helguera tuvieron en cuenta que "Dino" Hurtig no tiene otras causas pendientes y que "desde la fecha del auto de citación a juicio hasta la actualidad ha transcurrido en exceso el plazo máximo -6 años- para que opere el instituto de marras", en alusión a la prescripción.
En la parte dispositiva del fallo, los magistrados resolvieron "declarar extinguida la acción penal por prescripción y en consecuencia dictar sobreseimiento" del médico nacido en Rumania pero nacionalizado argentino.

Lista de reproducción: El fiscal Molina Pico

jueves, 16 de abril de 2015

Carta de Carlos Carrascosa a sus amigos, luego de salir del penal hacia la prisión domiciliaria

Qué rara sensación después de tantos años... hace unas horas me mandaron a casa y aún no tome conciencia.
Se me cruzan cosas insólitas: no voy a sentir más el ruido de las puertas de hierro, el cerrar y abrir candados, el estar esperando largos minutos para que abran la puerta para salir del pabellón, y si logro salir, a que?, a vagar por ahí, a escuchar historias de presos, a tomar las horas de mate, horas que se estiran y no te agregan nada,  a cocinar antes que cierren las celdas, a esconder lo poco bueno que podes tener, para que no te roben.
La visita!!!!, recibir en este living, por Dios... música, sol, calor, y por fin cuando llegan a la mesa con una cara que por mas que disimulen, se ve la vejación que recibieron.
Todo eso va a quedar atrás y hoy no lo puedo creer, es como que me imagino un volver a lo que nunca tuve que dejar, pero que el destino me hizo conocer.
Nada va quedar en el olvido, conocí un mundo terrible y eso creo haberlo sabido agregar y capitalizar en mi persona. Cambié mi visión del mundo, descubrí otro: historias tétricas, miserias humanas, hombres de carne y hueso como yo, pero que derraparon en sus vidas.
Y dentro de ese panorama tétrico, puedo decir como rescatable de todo eso que conocí la parte buena de muchos hombres malos, y es eso lo que traté en todo momento de capitalizar.
Deje para el final lo mas importante: "los amigos y amigas", los viejos, los nuevos, los que me conocieron por que estaba acá, lo que queda de mis parientes buenos, los de ley, los fieles; los otros los borré de mi vida... por suerte son pocos.
A todos ellos mil gracias, pero no por que me hayan acompañado; les digo gracias por que soy de los pocos mortales que nos podemos ir de este mundo sabiendo quienes son sus amigos.
Salgo enriquecido, no me cabe duda. No seré Mandela como dice Mariu, pero crecí.
Espero en los años que me quedan, poder seguir creciendo y tratar de ser mejor persona.
Quiero tomar este conocimiento que me dio la vida, para enfocar el legado que me dejó María, de seguir con su obra.
Mis amigos, los quiero.
Besos.
Carlos

sábado, 11 de abril de 2015

El encarcelamiento de Carrascosa es contrario a los principios de la Convención Americana de Derechos Humanos

Por: Carlos Enrique Llera
Es Doctor en Derecho Penal y Ciencias Penales y Profesor de Derecho Procesal Penal en la Universidad de El Salvador.

Hoy nos enteramos de que el Tribunal Oral Criminal (TOC) n° 6 de San Isidro resolvió no hacer lugar a la excarcelación “bajo ningún tipo de caución”, por lo que Carlos Carrascosa seguirá detenido. La Corte Suprema de Justicia de la Nación había ordenado una revisión del fallo que condenó en 2009 al viudo de María Marta García Belsunce a prisión perpetua.

Sostiene el voto de la jueza Etcheverry del TOC n° 6 que “La situación procesal de Carrascosa no es la misma de aquel que padece una restricción cautelar a la espera de una decisión jurisdiccional. En su caso, tal decisión ya acaeció en primera y segunda instancia, y sin perjuicio de su revisión ulterior -ahora ordenada por la Corte de Nación-, el encartado ha sido hallado penalmente responsable y condenado a una pena concreta y determinada”.

Además, enfatizó que “debe apreciarse la gravedad del hecho materia de condena en autos -homicidio calificado por el vínculo- y la severidad de la pena impuesta -prisión perpetua-”.

La cuestión presenta una interesante oportunidad para advertir la aplicación práctica de un principio constitucional que muchas veces repetimos, sin detenernos a pensar en su profundo significado y su proyección en nuestra vida de relaciones. Me refiero al principio de inocencia del art. 18 de la Carta Magna.

La inocencia es más que un principio, es un estado, estado inmanente a la condición de hombre. Hace a la esencia misma del hombre. Ese estado sólo se cancela o desaparece jurídicamente frente a una sentencia condenatoria firme, pasada en autoridad de cosa juzgada.

La sentencia condenatoria adquiera el status de cosa juzgada cuando se hubiesen rechazado todos los recursos extraordinarios posibles, o cuando se hubiesen dejado transcurrir los términos para deducirlos sin hacer uso del derecho, recién, fenecido dicho término sin que haya producido impugnación alguna, el fallo condenatorio queda firme, y adquiere su inmutabilidad.

Por tanto, es recién cuando ha adquirido firmeza la sentencia condenatoria, que cesa la calidad de “procesado” que venía revistiendo hasta entonces el imputado, para pasar a convertirse en “condenado”, cancelándose el estado de inocencia en forma definitiva, con la confirmación de la culpabilidad del sometido a proceso (Fallos 327:3802 “Dubrá”)

Ha sostenido invariablemente nuestra Corte Federal que la expresa indicación del procesado de recurrir ante el tribunal impide considerar firme al pronunciamiento (Fallos 310:1797 y 330:2826 “Olariaga”).

En igual sentido ha predicado la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso “Suárez Rosero” (sentencia de 12/11/1997), al sostener que el proceso termina cuando se dicta sentencia definitiva y firme en el asunto, con el cual se agota su jurisdicción, destacando que especialmente en materia penal, dicho plazo debe comprender todo el procedimiento, incluyendo todos los recursos que pudieran eventualmente presentarse.

Mientras eso no sucede rige el “principio de libertad en el proceso penal”, porque subsiste la posibilidad que el fallo sea revocado o anulado mediante un recurso

La libertad personal sólo podrá ser restringida en los límites absolutamente indispensables para asegurar el descubrimiento de la verdad y la aplicación de la ley. Se receptan de este modo los principios instituidos en el denominado “bloque de constitucionalidad federal” (arts. 16, 18 y 75 inc. 22 de la Constitución Nacional; art. 25 de la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre, art. 11, inc. 1 de la Declaración Universal de Derechos humanos, art. 9, inc. 3 y art. 14, inc. 3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y art. 7, inc. 5 de la Convención Americana de Derechos Humanos).

Ese principio de libertad -favor libertatis- durante todo el proceso, solamente es desplazado por la existencia de los denominados “riesgos procesales”. Los riesgos procesales habilitan la limitación de la libertad durante el proceso.

El juzgador podrá disponer una medida cautelar máxima —encarcelamiento— de acreditarse razones suficientes que justifiquen la presunción contraria al principio de permanencia en libertad.

Esas razones suficientes reclaman que se analice, en cada caso concreto, si se verifican elementos concretos que lleven a sostener que el imputado se fugará o entorpecerá la investigación.

Toda decisión jurisdiccional tendiente a privar de la libertad al imputado -insisto, antes que exista sentencia condenatoria firme- deberá necesariamente indicar las razones objetivas que permitan sostener que aquél obstruirá los fines del proceso. De tal suerte, si los magistrados que entienden en la causa no tienen la posibilidad de demostrar que existe suficiente evidencia de una eventual intención de fuga, la prisión -existiendo recursos pendientes- se vuelve injustificada.

En el “caso Carrascosa” no se hace mención alguna a circunstancias objetivas concretas que permitan presumir aquellos riesgos. Sólo se destaca la gravedad del delito, pero no se habla de peligros procesales. Concretamente, de peligro de fuga, ya que el otro “peligro” ha devenido abstracto desde que la investigación está completa, por lo que entonces mal puede obstaculizarla.

La condición de hombre público con arraigo (domicilio y empleo fijo y conocido) que siempre estuvo a derecho (no se “profugó”) constituyen —a mi criterio— los motivos que no han considerado los miembros del Tribunal Oral al tiempo de decidir la libertad, de Carlos Carrascosa.

Es que “si los magistrados que entienden en la causa no tienen la posibilidad de demostrar que existe suficiente evidencia de una eventual intención de fuga u ocultamiento, la prisión preventiva se vuelve injustificada” (Informe 2/97 de la CIDH, párr. 30), cuyo valor orientador no pueden negar los tribunales nacionales, desde que “la jurisprudencia de los tribunales internacionales competentes para la interpretación y aplicación de la Convención Americana sobre Derechos Humanos debe servir de guía para la interpretación de los preceptos convencionales en la medida en que el Estado Argentino reconoció la competencia de la Corte Interamericana para conocer en todos los casos relativos a la interpretación y aplicación de la Convención Americana (confr. arts. 75 de la Constitución Nacional, 62 y 64 de la Convención Americana y artículo 2° ley 23.054)” (Fallos 318:514, entre otros).

El TOC n° 6 no ha observado la exigencia de motivación que constituye un deber insoslayable de los jueces en estos casos, expresamente prevista para habilitar cualquier medida de coerción, a partir de la norma eje que rige el instituto –el principio pro libertad-, en concordancia con los principios constitucionales arriba aludidos.

Se denegó la excarcelación de Carrascosa sobre la base de fórmulas genéricas y abstractas.

Nuestra Corte Suprema de Justicia de la Nación ha predicado con autoridad que “… la sola referencia a la pena establecida por el delito por el que ha sido acusado (…), sin que se precise cuáles son las circunstancias concretas de la causas que permitieran presumir, fundadamente, que el mismo intentará burlar la acción de la justicia no constituye fundamento válido de una decisión de los jueces que sólo trasunta la voluntad de denegar el beneficio solicitado” (Fallos 320:2105, “Estevez, José Luis s/ solicitud de excarcelación”), extremo que se verifica en esta causa.

viernes, 10 de abril de 2015

La desaparición que María Marta no pudo investigar

Otra posible hipótesis del asesinato de María Marta que no sólo no fue investigada, sino que ni siquiera fue tomada en cuenta por el fiscal Molina Pico... No podemos saber si acá estuvo el móvil del crimen, pero sin dudas, si se hubiera hecho algo con esto quizás se hubiera recuperado a esta joven y otras tantas...


Por Maximiliano Montenegro
A casi 13 años de la desaparición de Mariela Tasat, Luisa, su madre, sigue esperando que aparezca, cree que se la llevó una red de trata y revela que María Marta García Belsunce se había interesado en el caso.

En setiembre de 2002, a Luisa Olivera no le tomaban la denuncia por el secuestro y desaparición de su hija Mariela Tasat, de 14 años, a quien se llevaron cuando tomaba mates en la puerta de su casa de Lanús.
En su desesperación, llamó a un canal de televisión, donde justo estaba dando un reportaje María Marta García Belsunce, que formaba parte de la organización Missing Children y se interesó por el caso. Al rato, ambas mujeres se encontraron en un bar de Constitución. Durante varias semanas, la socióloga se ocupó personalmente de la búsqueda, pero todo se interrumpió de la peor manera, cuando el 27 de octubre de ese año fue asesinada a balazos en su casa del country El Carmel de Pilar.
"Con María Marta hablamos muchas veces. Ella decía que Mariela tenía que aparecer. Era una luchadora. En ese momento, no me escuchaba nadie, pero ella era distinta. Me dio una gran ayuda para difundir la imagen de mi hija. En un momento, yo le mandaba mensajes de texto o la llamaba, pero no había caso, no me respondía. Luego apareció lo del crimen. Quedé desolada", contó Luisa, en diálogo con Diario Popular.

Era sábado cuando Mariela fue raptada y desapareció. "Esa tarde yo estaba trabajando en Capital Federal, y mi marido también. El llamó por teléfono para saber cómo estaban los chicos. Mariela estaba junto a su hermano Javier en la puerta, en la vereda, tomando mates. Como sonó el teléfono, fue Javi a atender. Mi marido le pidió hablar con Mariela, pero cuando fue a buscarla ya no estaba. Aprovecharon esos segundos para llevársela", recordó Luisa.
"Llamé a Canal 13. Me atendió alguien y me dijo que en ese momento estaba en los estudios María Marta García Belsunce, por un reportaje sobre el tema de los chicos perdidos. Me pasaron con ella, entonces le expliqué la situación. Me escuchó y me propuso un encuentro en Constitución. Quedamos en vernos en la plaza", describió Luisa.
La primera reunión se concretó en un bar. Hablaron largo rato. María Marta le propuso a Luisa darle muchísima difusión al caso. "Tiene que aparecer", le dijo.
Ahí mismo se inició una campaña para encontrar a la chica. "Ella sabía cómo hacer esto. Me guiaba. Pasaron algunas semanas y de golpe la comunicación se interrumpió. Yo le mandaba mensajes, la llamaba, pero nada. Después apareció todo eso del homicidio en su casa. Un horror. Yo no entendía nada. "Me llevan a mi hija y la mujer que la buscaba aparece asesinada", dijo Olivera.

El caso por el crimen de María Marta generó conmoción pública. "Mataron a María Marta, y también la causa de Mariela", cerró Luisa.