Declaración del vigilador Ortiz: ver
Declaración del vigilador Maciel: ver
Planilla del V.A.I.C.: ver
Dictamen científico del Dr. Sahores: ver
Denuncia por hurto del arma de fuego perteneciente al sobrino de Carrascosa: ver
En una nueva audiencia del juicio en el que se busca definir si hubo encubrimiento en el crimen de María Marta García Belsunce , un médico forense dijo que la víctima fue remata de cuatro tiros en la cabeza cuando ya estaba en el piso.
Se trata del forense Héctor Horacio Moreira, quien al declarar frente al Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de San Isidro en el juicio por el encubrimiento del crimen explicó que fue un error irreparable no haber convocado a un médico legista el día del homicidio porque "el lugar del hecho representa el 70 por ciento de la autopsia", que él realizó 36 días más tarde.
En base a las lesiones que Moreira encontró en las piernas y especialmente en la parte superior de la frente, del lado derecho, explicó que la víctima primero fue brutalmente golpeada y luego recibió los seis disparos en la cabeza, pero en distintas secuencias, informó Télam.
Para Moreira el primer balazo fue "el de rebote", es decir, la famosa "bala-pituto" calibre .32 que no llegó a penetrar en el cráneo y luego fue arrojada al inodoro por el imputado John Hurtig.
"Ese disparo no llegó a comprometer su vida, ni a derribar a la víctima", dijo Moreira.
Para el legista, el disparo que le empezó a provocar la muerte a María Marta fue "el segundo", ubicado en la región parietal izquierda de la víctima, y en cuyo orificio los médicos emergentólogos metieron sus dedos, de acuerdo a lo incorporado a la pesquisa.
Según Moreira, éste fue el disparo que "derribó a la víctima" y ese proyectil "penetró, perforó, laceró la masa encefálica y allí empezó a morirse la persona".
El forense explicó luego que los otros cuatro balazos que estaban agrupados y concentrados cerca del pabellón auricular izquierdo, "fueron de remate" y efectuados "a corta distancia".
"Fueron de cerca e inmediatamente disparados uno atrás del otro porque seguramente la persona no se terminaba de morir. Por lo que sabemos de la anatomía patológica, son lesiones que ya tenían escasa vitalidad", comentó el forense.
Al opinar sobre la habilidad del tirador para cometer esta secuencia, Moreira dijo: "Si algo se puede elucubrar es que (el asesino) no era una persona experta para matar a una persona con un revólver calibre .32".
Complican a Gauvry. Por otra parte, Moreira complicó la situación del imputado Juan Ramón Gauvry Gordon al asegurar que más allá de que pudo no haberse dado cuenta de que esa persona había sido asesinada, debió ante la muerte violenta haber convocado a la policía.
"Realmente no haber llamado a un médico legista en ese momento fue un injuria. Yo hubiera encontrado mil elementos. La oportunidad era el lugar del hecho, después de 36 días, hicimos lo que pudimos", comentó el médico que esta tarde continuaba con su declaración.
Desde que María Marta García Belsunce murió en su casa del country Carmel, en Pilar, el 27 de octubre de 2002, la investigación se convirtió en una usina generadora de escándalos.
El primero de ellos fue que el cadáver de María Marta había sido sepultado con un certificado de defunción falso. Después, la autopsia realizada en diciembre de 2002 determinó que la causa de la muerte no había sido un accidente ocurrido cuando se cayó en la bañera de su casa y se golpeó la cabeza contra la grifería, sino que en realidad le habían pegado seis balazos.
Ayer, durante una nueva audiencia por el juicio oral que se impulsa contra un grupo de familiares y vecinos de la víctima, acusados de encubrir el homicidio, un técnico fotógrafo puso al descubierto un nuevo eslabón en esa cadena de escándalos formada durante la investigación del asesinato de María Marta.
En su declaración testimonial, el perito fotógrafo que grabó la autopsia admitió que el momento en el que los forenses encontraron en el cráneo de la víctima los cinco proyectiles calibre 32 no quedó registrado en el video porque, justo en ese momento, se le había terminado el cassette con el que la estaba filmando.
Esta irregularidad se conoció un día después de que el Tribunal Oral N° 2 de San Isidro absolvió a Lucila Frend en el juicio oral por el homicidio de su amiga Solange Grabenheimer, por considerarla inocente y por las graves deficiencias registradas en la investigación del crimen.
Con respecto al caso García Belsunce, el perito fotógrafo de la Dirección de Policía Científica de San Isidro, Enrique Chiogna, explicó ayer la razón del corte en la grabación, mientras se proyectaba el video.
No bien comenzó la proyección de la autopsia, los únicos dos imputados de encubrimiento que asistieron a al audiencia de ayer, Horacio García Belsunce (h.) y Guillermo Bártoli, pidieron retirarse de la sala.
El video ya había sido exhibido en el juicio que se realizó hace cuatro años y que terminó con la condena contra Carlos Carrascosa, el marido de la víctima.
El primer cruce de los fiscales Laura Zyseskind, Leonardo Loiterstein y Daniel Márquez con los defensores fue cuando el abogado de Bártoli, Alejandro Novak, pidió que se exhibiera la prueba en su soporte original, un VHS, y no en el DVD que los representantes del Ministerio Público proyectaban desde una laptop.
Los defensores siempre sospecharon el motivo por el cual el video se interrumpió en el momento en el que los forenses abrieron el cráneo y se reinició cuando ya exhibieron los cinco proyectiles calibre 32 encontrados dentro de la cabeza de la víctima.
El misterio lo aclaró el propio testigo cuando el perito Chiogna reconoció que, en medio de la autopsia, tuvo que ir a comprar otro cassette VHS.
"Fue en el momento en el que le estaban abriendo el cráneo. Tuve que salir a comprarlo en la esquina de la morgue porque se terminó. No tardé más de diez minutos", dijo Chiogna.
Según la defensa, se trató de un momento clave de la autopsia porque, al examinar los orificios que María Marta presentaba en la cabeza, los forenses hablaban de las canillas con las que se habría golpeado y sólo advirtieron que la habían asesinado cuando encontraron los cinco balazos.
El argumento de la defensa es que ni siquiera forenses expertos se dieron cuenta de que la víctima estaba baleada al ver la cabeza ya rasurada y recién lo advirtieron cuando encontraron los proyectiles.
LAS CLAVES
En una nueva jornada del juicio por el encubrimiento del crimen de María Marta García Belsunce , el fiscal ante la Cámara Federal de Casación Penal Juan Martín Romero Victorica, amigo de la familia, declaró que dudó desde el principio de que la muerte hubiera sido un accidente. Además, recordó que el medio hermano John Hurtig mostró "fastidio" cuando él comenzó a investigar lo sucedido.
Según consignó la agencia Télam, al declarar ante el Tribunal Oral Criminal 1 de San Isidro, que juzga a familiares, un médico y una masajista por el encubrimiento del crimen, Romero Victorica dijo además que cuando se enteró de que habían tirado un "pituto" él "inmediatamente" pensó "en una bala, una munición"
El fiscal de Cámara recordó que fue al country Carmel para el velatorio porque era amigo de la familia García Belsunce.
"Fui ahí como amigo y, de repente, me brotó mi profesión de fiscal", aseguró.
Según Romero Victorica, cuando conversó con Horacio García Belsunce éste le manifestó dudas sobre lo sucedido con su hermana.
"`Acá hay cosas que no me cierran, me dijo Horacio en el velatorio", recordó el fiscal, quien más tarde agregó que él pensó algo parecido, ya que "no daba una caída para que (María Marta) tuviera fractura de cráneo con perdida de masa encefálica".
El testigo añadió que se enteró del hallazgo del "pituto" por el propio Horacio, quien le dijo que lo habían encontrado tirado en el piso del baño.
"Yo pensé inmediatamente en una bala, en una munición", dijo Romero Victorica, al tiempo que recordó que le preguntó a Horacio qué habían hecho con ese elemento, a lo que éste respondió: "lo tiraron".
"Les pregunté ¿cómo que lo tiraron? y dijo: `no tiene explicación Juan, que querés que te diga`", detalló.
Romero Victorica dijo que en el velatorio "fue John Hurtig el primero que empezó a sospechar y el que le transmitió sus sospechas a Horacio"
Según el fiscal, decidió entonces caminar entre la gente y empezar a interrogar a las personas, momento en que notó que había gente que se fastidió con su actitud.
Romero Victorica dijo que notó especialmente "fastidiado" a John Hurtig y que en un momento se le acercó.
"Lo notaba muy nervioso y me dijo: `¿sabés lo que vas a lograr? que venga la policía y descubra que entró un villero, que María Marta lo descubrió robando y la mató. Yo perdí a mi hermana y no vamos a lograr nada con eso", aseguró el fiscal.
Esta es la primera vez que Romero Victorica se presenta a declarar como testigo en un juicio por este caso, ya que al debate realizado al Carlos Carrascosa no quiso concurrir y se amparó en la ley orgánica del Ministerio Público, que le permite declarar por escrito, pero finalmente nunca lo hizo.
En aquella ocasión, el funcionario judicial dijo a Télam que el fiscal Diego Molina Pico era un "ignorante jurídico" por citarlo y aclaró que si le enviaban un cuestionario, lo iba a responder.
"Yo no defiendo a nadie. Los García Belsunce son todos unos mentirosos y el fiscal Molina Pico quiso cubrir sus errores, como hacer la autopsia un mes más tarde, a mis espaldas", señaló por entonces.
Romero Victorica era amigo de la familia García Belsunce y al día siguiente de la muerte de María Marta asistió al velatorio en el country Carmel e intentó contactar a un médico forense.
En el velatorio, tuvo una charla con Molina Pico cuando el fiscal de Pilar llegó al lugar junto al entonces jefe de la DDI Pilar, Aníbal Degastaldi, pero luego se retiró sin ordenar la autopsia u otra medida.
Durante la mañana de ayer la defensa del viudo intentó sembrar una duda que, de haber prosperado, podría haber complicado el proceso. El perito balístico Aníbal Sciarretta, contratado por la propia defensa, sugirió que a María Marta la habrían matado con dos armas, algo que había deslizado la querella un día antes.
"No se pudieron establecer los campos estriales yeso impide determinar si fueron disparadas por el mismo revólver", declaró el perito, en referencia a los cinco proyectiles que fueron extraídos del cráneo de la víctima y al "pituto" que fue hallado en el pozo ciego de la casa.
De todas maneras hay tres pericias oficiales que sostienen lo contrario: las seis balas salieron deun revólver calibre 32 viejo o desgastado. Hace dos semanas, el perito Raúl Torre, también contratado por la defensa, no mencionó la posibilidad de que se hubieran usado dos armas en la escena del crimen.
Los peritos balísticos de la Dirección Nacional de Policía Científica de la Gendarmería no lograron determinar la marca del arma con la que mataron a María Marta García Belsunce.
Según informaron a LA NACION fuentes de dicha fuerza de seguridad, los análisis establecieron que, "debido a que los proyectiles encontrados en el cuerpo de la víctima estaban abollados, no se pudo determinar la marca del revólver calibre 32 con el que fueron disparados".
Ese informe será presentado oficialmente el martes próximo por los peritos de Gendarmería que tendrán que declarar como testigos en el juicio oral que se realiza contra Carlos Carrascosa, acusado de ser el presunto coautor del homicidio de su esposa, ocurrido el 27 de octubre de 2002 en una casa del country Carmel, de Pilar.
Los proyectiles fueron sometidos a estudios después de que, durante el juicio, el fiscal revelara que había descubierto que Horacio Ognio, un sobrino de Carrascosa que vive Corrientes, no había declarado ante el Registro Nacional de Armas (Renar) todas sus armas. Entre ellas, figuraba un revólver calibre 32 marca Orbea.
Molina Pico abonaba la sospecha de que esa arma pudo haber sido la que se utilizó en el crimen y, por eso, no había sido incluida en la lista que el organismo le pidió a Ognio en marzo pasado.
Debido al resultado del peritaje, el fiscal tendrá una prueba menos para acusar a Carrascosa, ya que sólo se conoce el calibre del revólver, debido a que nunca se encontró el arma homicida.
Los informantes explicaron que otro de los factores que impidió identificar la marca del arma fue la poca profundidad de las estrías encontradas en los proyectiles, que son las marcas en forma de espiral que deja el cañón de un arma de fuego alrededor de una bala.
El análisis de la cantidad de dichas improntas, su profundidad, el ancho y si giran hacia la derecha o hacia la izquierda permite a los peritos balísticos determinar con qué marcas de revólveres serían compatibles esas estrías.
HUELLA IRREPETIBLE
Esas huellas quedan en los proyectiles debido a la rosca que tiene cada cañón de un revólver o de una pistola. Los cañones cuentan con esa rosca para que el proyectil gire sobre su eje y vaya derecho hacia el blanco. Esto produce un efecto similar al de una la pelota de rugby cuando es lanzada por un medio scrum. Cada cañón deja una marca única e irrepetible, como si fuera una huella digital.
Todos los gabinetes de policía científica del mundo cuentan con un vademecum de estrías con el que se comparan las características de las balas, pero, en este caso, el mal estado de los proyectiles impidió realizar el peritaje.
Otro punto de los análisis, que habían sido solicitados por los abogados defensores de Carrascosa, apuntaba a que se determinara si los proyectiles calibre 32 podían ser disparados con un revólver calibre 38, similar al que utilizaban los vigiladores de la empresa que custodiaba el country Carmel.
El análisis concluyó que esa posibilidad se podía concretar, pero los proyectiles deberían ser acondicionados especialmente y las marcas serían distintas de las que se hallaron en las balas extraídas del cráneo de la víctima y a las que tenía el pituto que fue arrojado por el inodoro.