Web Toolbar by Wibiya Caso García Belsunce: Arma y proyectiles

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lunes, 18 de mayo de 2015

Mentiras "periodisticas" y judiciales




























Declaración del vigilador Ortiz: ver
Declaración del vigilador Maciel: ver
Planilla del V.A.I.C.: ver
Dictamen científico del Dr. Sahores: ver
Denuncia por hurto del arma de fuego perteneciente al sobrino de Carrascosa: ver
Certificado de defunción: ver
Contratación del servicio fúnebre: ver
Pericia caligráfica de la firma del certificado: ver
Declaración testimonial de Michelini: ver
Pericia del pegamento: ver
Declaración testimonial de Catalina Vargas: ver
Denuncia por la desaparición de la caja fuerte de la asociación "Damas del Pilar": ver
Acta de recuperación del proyectil en el pozo ciego: ver
Declaración Dr. Moreyra 2003: ver
Declaración Dr. Moreyra 2011: ver
Declaración Dr. Flores 2003: ver 




jueves, 9 de agosto de 2012

Testimonio del Dr. Moreira que prueba científicamente que Carrascosa no estuvo con la víctima al momento de la muerte

Como se puede leer claramente en su declaración (pag 26), el doctor Moreira estima la hora de la muerte de María Marta García Belsunce aproximadamente a las 18:30hs. Ese cálculo lo realiza en base a datos científicos que surgieron de la autopsia, y es un dato irrefutable que prueba que Carrascosa no fue quien la asesinó ya que a esa hora no estaba con la víctima. A esa hora Carrascosa se encontraba en la casa de Guillermo Bártoli mirando el partido de fútbol que jugaron Independiente y Rosario Central, incluso el fiscal, en sus teorías lo ubican en ese horario en el Club House tomando un lemoncello con Alba Benitez.
También tenemos la reciente declaración de Catalina Vargas, quien en esa época era la mucama de la familia Bártoli, y dice que el "bip" de la hora que ella escuchó cuando fue a lavantar las tazas de café del living era el de las 19:00 hs, no el de las 18:00; por lo cual confirma los horarios que siempre dijeron, tanto Carrascosa, como Guillermo Bártoli e Irene Hurtig.





jueves, 4 de agosto de 2011

Hurtig dijo que surgió en la pericia lo que respondió sobre el arma


Luego de que los fiscales presentaran un reportaje de Susana Giménez como prueba en el juicio por el encubrimiento del crimen de María Marta, uno de los involucrados aclaró sus dichos en diálogo con Rolando Hanglin en Radio 10.

John Hurtig, hermanastro de María Marta García Belsunce, explicó en Radio 10 por qué sabía que el asesinato se había realizado con un arma de fuego "vieja", calibre 32 largo.
“Esto lo dije hace dos meses y es una información que tengo hace años. Ni bien pasó el hecho (asesinato de María Marta) y se hicieron las pericias balísticas, se dijo que el asesinato era con un 32 largo”, recordó el hermanastro de la víctima.
Un programa de Susana Giménez en el que estuvieron como invitados los familiares de María Marta fue exhibido ayer en el juicio por encubrimiento y quedó formalmente incorporado a la causa.
Proyectado desde una laptop a una de las paredes de la sala, pudo verse en la audiencia de ayer un fragmento de dicha entrevista, en la que Susana preguntaba por dónde habían ingresado los balazos que tenía la víctima.
"¿Qué? ¿Todos entraron por el mismo lugar? ¿Qué usaron, un veintidós?", se la vio preguntar a la conductora, mientras la presidenta del tribunal, María Elena Márquez, se tomaba el rostro con las dos manos.
"No, usaron un revólver treinta y dos largo, viejo", se lo escuchó responder a John Hurtig, en la frase que les interesaba a los fiscales que quedara registrada en la audiencia para dejar entrever que el imputado por encubrimiento que arrojó la "bala-pituto" por el inodoro sabía que el arma empleada en el hecho era vieja.
"El perito balístico lo confirmó. Y no me acuerdo ni quién me lo había dicho... si fue un amigo que sabía de balas, la verdad que ni me acuerdo", prosiguió Hurtig esta tarde con su defensa.
Además, Hurtig recordó que en el juicio en el que fue condenado Carlos Carrascosa como autor del crimen ya se había declarado que se había utilizado un “arma desgastada”.
“Me puse a buscar en el diccionario y entre los sinónimos de desgastado se encuentra viejo… Dije lo mismo que dijeron los peritos balísticos”, reiteró.


miércoles, 20 de julio de 2011

Un testigo desmiente a Juan Hurtig


Un perito afirmó ayer que fue él quien había encontrado la "bala-pituto" que impactó en la cabeza de María Marta García Belsunce y que, luego, fue arrojada al inodoro, y agregó que John Hurtig sólo participó "un minuto" de la búsqueda y que no descarta que el proyectil lo hubieran "plantado".
Se trata del perito en rastros de la Policía Científica de San Isidro José Luis Dipólito, quien al ser consultado por la fiscalía sobre la posibilidad de que el plomo calibre 32 hubiera sido "plantado" en el lugar dijo que "pudieron haberlo tirado o no", aunque aclaró que eso no sucedió cuando él estaba.
Hurtig se mostró indignado tras la declaración de Dipólito y dijo a la prensa: "Estuve siete horas buscando el pituto. Si yo hubiera querido encubrir algo, me lo guardo en el bolsillo. Haberlo encontrado es lo peor que pudo haberme pasado".
La jornada de ayer giró en torno del operativo realizado el 19 de diciembre de 2002 para encontrar en el pozo ciego de la casa del matrimonio Carrascosa la sexta bala calibre 32 que le dispararon a María Marta -las otras cinco fueron encontradas dentro del cráneo en la autopsia-, y que el propio Hurtig reconoció haber arrojado al inodoro sin saber de qué se trataba.
El perito desmintió la versión que el medio hermano de María Marta dio al inicio del juicio, cuando afirmó que estuvo horas arrodillado sobre la sábana donde volcaban el contenido del pozo ciego de la casa del country Carmel. "El que buscaba era yo. De repente vino una persona que después supe era el señor Hurtig. Se puso los guantes y dijo «voy a ayudar, yo voy a sacarlo»."
Según el testigo, esa ayuda fue de "un minuto, menos de un minuto". Hurtig se mostró sorprendido ante las declaraciones del testigo y se escuchó cuando se acercó a su abogado Marcelo Riguera para decirle: "¡Mentira, mentira!"





viernes, 15 de julio de 2011

Declaraciones de los forenses


El forense que descubrió los balazos en el cráneo de María Marta dijo ante el tribunal que sólo un experto podría haberse dado cuenta de que la mujer había recibido disparos y no golpes. El testimonio respalda lo sostenido por los García Belsunce.
Por Raúl Kollmann

Héctor Moreira, el médico forense que hizo la autopsia de María Marta García Belsunce, sostuvo ayer en el juicio oral por encubrimiento que “sólo un traumatólogo con experiencia hubiera distinguido que la víctima recibió balazos y no golpes”. Los jueces le insistieron: “¿Pero no debió verlo el médico de la ambulancia, Juan Gauvry Gordon?”. Moreira contestó: “Les repito, ningún médico, salvo un traumatólogo con experiencia”.
Este testimonio siempre fue desoído por los jueces, pero es una de las claves del caso, ya que Moreira y su par Carlos Flores no sólo declararon que en la maraña de pelo, masa encefálica y sangre era imposible ver los balazos, sino que ellos mismos no se dieron cuenta hasta que abrieron el cráneo durante la autopsia. Ayer, Moreira ratificó en todos los términos lo que viene sosteniendo desde el principio y recordó que hasta el propio fiscal Diego Molina Pico le habló de accidente en todo momento. El testimonio de Moreira respalda lo sostenido por los García Belsunce desde el principio. Por otra parte, el forense reiteró que MM fue rematada de cuatro balazos.
Moreira trató de ignorante a Gauvry Gordon, pero esencialmente porque no cumplió con lo que debió hacer: “Certificar el óbito y pedir la intervención policial”. Es que ante el deceso de cualquier persona que muere de forma traumática, o sea de forma no natural, deben intervenir la policía y la fiscalía, según establece el Código. Incluso si la muerte se produjo por accidente. De acuerdo con la norma, efectivamente Gauvry Gordon debió haber pedido la intervención policial. Sin embargo, justamente las dudas planteadas por un integrante de la familia, Juan Hurtig, hicieron que al final los propios García Belsunce llamaran al fiscal Molina Pico y al jefe policial de todo el área, Aníbal Degastaldi. El propio fiscal tampoco ordenó la autopsia de inmediato.
En las imágenes de la autopsia se ve claramente que Flores y Moreira corren el pelo de MM y con el cráneo totalmente limpio siguen hablando de golpes en las canillas y el cambiador. Recién se dan cuenta de que hubo balazos cuando abren el cráneo y encuentran los proyectiles. Lo asombroso es que esa parte de la filmación, el momento del hallazgo de los proyectiles, no está. El encargado argumenta que se le acabó el casete a los 51 minutos de filmación y tardó diez minutos en ir a comprar otro.
“El médico (por Gauvry Gordon) no debió, pero pudo haberse equivocado. Me consta que los médicos que no siguen la especialidad de legista tienen una profunda ignorancia en materia de lesiones. No dudó respecto del accidente y pudo haberse comido cualquier cosa. Realmente no haber llamado a un legista en ese momento es una injuria. Yo hubiera encontrado mil elementos. La oportunidad estaba en el lugar del hecho.”
Para el defensor de Gauvry Gordon, Gabriel Becker, el testimonio de Moreira es más que valioso. Justamente Becker dice que Gauvry Gordon no tenía experiencia ni conocimientos suficientes para distinguir los balazos, aunque sí admite que debió pedir la intervención policial, aun siendo un accidente. Becker sostiene desde el primer día que, por error y desconocimiento, no por dolo, Gauvry Gordon no pidió la intervención policial. Y la realidad es que tampoco la empresa en la cual trabajaba, Paramedic, le dio esa orden cuando el médico les informó de la muerte de MM.
Lo que dice Moreira también sostiene la defensa de los García Belsunce. La familia siempre afirmó que los balazos no se veían y que ningún médico ni Molina Pico ni Degastaldi les habló de que aquello no fue un accidente sino que podía ser un homicidio.
El forense Moreira igualmente ratificó lo que ya se conocía sobre la secuencia del asesinato de MM. Primero hay un disparo que apenas roza a la víctima y hasta queda entre sus ropas. Es el famoso pituto. Después un segundo disparo ya mortal, a la cabeza, que la voltea y la deja inconsciente. Finalmente cuatro tiros de remate, con el arma pegada al cráneo. Moreira consideró que “si hay algo que se puede elucubrar es que el asesino no era un experto en matar personas, con un calibre 32”.


El forense explica la secuencia de los disparos

En una nueva audiencia del juicio en el que se busca definir si hubo encubrimiento en el crimen de María Marta García Belsunce , un médico forense dijo que la víctima fue remata de cuatro tiros en la cabeza cuando ya estaba en el piso.

Se trata del forense Héctor Horacio Moreira, quien al declarar frente al Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de San Isidro en el juicio por el encubrimiento del crimen explicó que fue un error irreparable no haber convocado a un médico legista el día del homicidio porque "el lugar del hecho representa el 70 por ciento de la autopsia", que él realizó 36 días más tarde.

En base a las lesiones que Moreira encontró en las piernas y especialmente en la parte superior de la frente, del lado derecho, explicó que la víctima primero fue brutalmente golpeada y luego recibió los seis disparos en la cabeza, pero en distintas secuencias, informó Télam.

Para Moreira el primer balazo fue "el de rebote", es decir, la famosa "bala-pituto" calibre .32 que no llegó a penetrar en el cráneo y luego fue arrojada al inodoro por el imputado John Hurtig.

"Ese disparo no llegó a comprometer su vida, ni a derribar a la víctima", dijo Moreira.

Para el legista, el disparo que le empezó a provocar la muerte a María Marta fue "el segundo", ubicado en la región parietal izquierda de la víctima, y en cuyo orificio los médicos emergentólogos metieron sus dedos, de acuerdo a lo incorporado a la pesquisa.

Según Moreira, éste fue el disparo que "derribó a la víctima" y ese proyectil "penetró, perforó, laceró la masa encefálica y allí empezó a morirse la persona".

El forense explicó luego que los otros cuatro balazos que estaban agrupados y concentrados cerca del pabellón auricular izquierdo, "fueron de remate" y efectuados "a corta distancia".

"Fueron de cerca e inmediatamente disparados uno atrás del otro porque seguramente la persona no se terminaba de morir. Por lo que sabemos de la anatomía patológica, son lesiones que ya tenían escasa vitalidad", comentó el forense.

Al opinar sobre la habilidad del tirador para cometer esta secuencia, Moreira dijo: "Si algo se puede elucubrar es que (el asesino) no era una persona experta para matar a una persona con un revólver calibre .32".


Complican a Gauvry. Por otra parte, Moreira complicó la situación del imputado Juan Ramón Gauvry Gordon al asegurar que más allá de que pudo no haberse dado cuenta de que esa persona había sido asesinada, debió ante la muerte violenta haber convocado a la policía.

"Realmente no haber llamado a un médico legista en ese momento fue un injuria. Yo hubiera encontrado mil elementos. La oportunidad era el lugar del hecho, después de 36 días, hicimos lo que pudimos", comentó el médico que esta tarde continuaba con su declaración.


Fuente

El video de la autopsia se cortó

Desde que María Marta García Belsunce murió en su casa del country Carmel, en Pilar, el 27 de octubre de 2002, la investigación se convirtió en una usina generadora de escándalos.

El primero de ellos fue que el cadáver de María Marta había sido sepultado con un certificado de defunción falso. Después, la autopsia realizada en diciembre de 2002 determinó que la causa de la muerte no había sido un accidente ocurrido cuando se cayó en la bañera de su casa y se golpeó la cabeza contra la grifería, sino que en realidad le habían pegado seis balazos.

Ayer, durante una nueva audiencia por el juicio oral que se impulsa contra un grupo de familiares y vecinos de la víctima, acusados de encubrir el homicidio, un técnico fotógrafo puso al descubierto un nuevo eslabón en esa cadena de escándalos formada durante la investigación del asesinato de María Marta.

En su declaración testimonial, el perito fotógrafo que grabó la autopsia admitió que el momento en el que los forenses encontraron en el cráneo de la víctima los cinco proyectiles calibre 32 no quedó registrado en el video porque, justo en ese momento, se le había terminado el cassette con el que la estaba filmando.

Esta irregularidad se conoció un día después de que el Tribunal Oral N° 2 de San Isidro absolvió a Lucila Frend en el juicio oral por el homicidio de su amiga Solange Grabenheimer, por considerarla inocente y por las graves deficiencias registradas en la investigación del crimen.

Con respecto al caso García Belsunce, el perito fotógrafo de la Dirección de Policía Científica de San Isidro, Enrique Chiogna, explicó ayer la razón del corte en la grabación, mientras se proyectaba el video.

No bien comenzó la proyección de la autopsia, los únicos dos imputados de encubrimiento que asistieron a al audiencia de ayer, Horacio García Belsunce (h.) y Guillermo Bártoli, pidieron retirarse de la sala.

El video ya había sido exhibido en el juicio que se realizó hace cuatro años y que terminó con la condena contra Carlos Carrascosa, el marido de la víctima.

El primer cruce de los fiscales Laura Zyseskind, Leonardo Loiterstein y Daniel Márquez con los defensores fue cuando el abogado de Bártoli, Alejandro Novak, pidió que se exhibiera la prueba en su soporte original, un VHS, y no en el DVD que los representantes del Ministerio Público proyectaban desde una laptop.

Los defensores siempre sospecharon el motivo por el cual el video se interrumpió en el momento en el que los forenses abrieron el cráneo y se reinició cuando ya exhibieron los cinco proyectiles calibre 32 encontrados dentro de la cabeza de la víctima.

El misterio lo aclaró el propio testigo cuando el perito Chiogna reconoció que, en medio de la autopsia, tuvo que ir a comprar otro cassette VHS.

"Fue en el momento en el que le estaban abriendo el cráneo. Tuve que salir a comprarlo en la esquina de la morgue porque se terminó. No tardé más de diez minutos", dijo Chiogna.

Según la defensa, se trató de un momento clave de la autopsia porque, al examinar los orificios que María Marta presentaba en la cabeza, los forenses hablaban de las canillas con las que se habría golpeado y sólo advirtieron que la habían asesinado cuando encontraron los cinco balazos.

El argumento de la defensa es que ni siquiera forenses expertos se dieron cuenta de que la víctima estaba baleada al ver la cabeza ya rasurada y recién lo advirtieron cuando encontraron los proyectiles.


LAS CLAVES

  • Video cortado: un perito fotógrafo declaró ayer ante la Justicia que la grabación de la autopsia de María Marta García Belsunce se interrumpió porque se le terminó el cassette; que salió de la morgue a comprar otro y que, cuando regresó, los forenses ya habían retirado los cinco balazos del cráneo de la víctima.
  • La voz de los forenses: la grabación de la autopsia demostró que los forenses hablaban de la muerte de María Marta como un accidente ocurrido al golpearse la cabeza contra una canilla. No vieron los orificios de bala en la cabeza y sólo advirtieron que fue un homicidio cuando abrieron el cráneo y encontraron los cinco proyectiles.
  • En favor de la familia: los defensores de los familiares acusados afirmaron que, si los forenses no pudieron advertir los orificios de bala en la cabeza, menos pudieron hacerlo los imputados, que no tienen conocimientos sobre medicina.


Fuente


Ver declaración de Flores (médico forense)

jueves, 23 de junio de 2011

Romero Victorica dijo que siempre dudó del accidente

En una nueva jornada del juicio por el encubrimiento del crimen de María Marta García Belsunce , el fiscal ante la Cámara Federal de Casación Penal Juan Martín Romero Victorica, amigo de la familia, declaró que dudó desde el principio de que la muerte hubiera sido un accidente. Además, recordó que el medio hermano John Hurtig mostró "fastidio" cuando él comenzó a investigar lo sucedido.

Según consignó la agencia Télam, al declarar ante el Tribunal Oral Criminal 1 de San Isidro, que juzga a familiares, un médico y una masajista por el encubrimiento del crimen, Romero Victorica dijo además que cuando se enteró de que habían tirado un "pituto" él "inmediatamente" pensó "en una bala, una munición"

El fiscal de Cámara recordó que fue al country Carmel para el velatorio porque era amigo de la familia García Belsunce.

"Fui ahí como amigo y, de repente, me brotó mi profesión de fiscal", aseguró.

Según Romero Victorica, cuando conversó con Horacio García Belsunce éste le manifestó dudas sobre lo sucedido con su hermana.

"`Acá hay cosas que no me cierran, me dijo Horacio en el velatorio", recordó el fiscal, quien más tarde agregó que él pensó algo parecido, ya que "no daba una caída para que (María Marta) tuviera fractura de cráneo con perdida de masa encefálica".

El testigo añadió que se enteró del hallazgo del "pituto" por el propio Horacio, quien le dijo que lo habían encontrado tirado en el piso del baño.

"Yo pensé inmediatamente en una bala, en una munición", dijo Romero Victorica, al tiempo que recordó que le preguntó a Horacio qué habían hecho con ese elemento, a lo que éste respondió: "lo tiraron".

"Les pregunté ¿cómo que lo tiraron? y dijo: `no tiene explicación Juan, que querés que te diga`", detalló.

Romero Victorica dijo que en el velatorio "fue John Hurtig el primero que empezó a sospechar y el que le transmitió sus sospechas a Horacio"

Según el fiscal, decidió entonces caminar entre la gente y empezar a interrogar a las personas, momento en que notó que había gente que se fastidió con su actitud.

Romero Victorica dijo que notó especialmente "fastidiado" a John Hurtig y que en un momento se le acercó.

"Lo notaba muy nervioso y me dijo: `¿sabés lo que vas a lograr? que venga la policía y descubra que entró un villero, que María Marta lo descubrió robando y la mató. Yo perdí a mi hermana y no vamos a lograr nada con eso", aseguró el fiscal.

Esta es la primera vez que Romero Victorica se presenta a declarar como testigo en un juicio por este caso, ya que al debate realizado al Carlos Carrascosa no quiso concurrir y se amparó en la ley orgánica del Ministerio Público, que le permite declarar por escrito, pero finalmente nunca lo hizo.

En aquella ocasión, el funcionario judicial dijo a Télam que el fiscal Diego Molina Pico era un "ignorante jurídico" por citarlo y aclaró que si le enviaban un cuestionario, lo iba a responder.

"Yo no defiendo a nadie. Los García Belsunce son todos unos mentirosos y el fiscal Molina Pico quiso cubrir sus errores, como hacer la autopsia un mes más tarde, a mis espaldas", señaló por entonces.

Romero Victorica era amigo de la familia García Belsunce y al día siguiente de la muerte de María Marta asistió al velatorio en el country Carmel e intentó contactar a un médico forense.

En el velatorio, tuvo una charla con Molina Pico cuando el fiscal de Pilar llegó al lugar junto al entonces jefe de la DDI Pilar, Aníbal Degastaldi, pero luego se retiró sin ordenar la autopsia u otra medida.


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jueves, 7 de junio de 2007

Un examen sobre los proyectiles

Durante la mañana de ayer la defensa del viudo intentó sembrar una duda que, de haber prosperado, podría haber complicado el proceso. El perito balístico Aníbal Sciarretta, contratado por la propia defensa, sugirió que a María Marta la habrían matado con dos armas, algo que había deslizado la querella un día antes.

"No se pudieron establecer los campos estriales yeso impide determinar si fueron disparadas por el mismo revólver", declaró el perito, en referencia a los cinco proyectiles que fueron extraídos del cráneo de la víctima y al "pituto" que fue hallado en el pozo ciego de la casa.
De todas maneras hay tres pericias oficiales que sostienen lo contrario: las seis balas salieron deun revólver calibre 32 viejo o desgastado. Hace dos semanas, el perito Raúl Torre, también contratado por la defensa, no mencionó la posibilidad de que se hubieran usado dos armas en la escena del crimen.


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miércoles, 6 de junio de 2007

Pericia química de la sustancia blanca de los proyectiles


Arma: desestiman el peritaje oficial


Un perito balístico contratado por la defensa del viudo Carlos Carrascosa confirmó hoy que no se pudo identificar la marca del arma con la cual mataron a María Marta García Belsunce y solamente se estableció que era una "de baja calidad" y, además, "gastada".
"No se pudo establecer cuántas estrías tienen los cinco proyectiles [mortales en la cabeza de García Belsunce], de manera que es imposible saber qué arma fue", dijo el comisario retirado Aníbal Sciaretta, al declarar como testigo ante el trbunal oral criminal 6 de San Isidro.
El testimonio no sirvió a la pretensión de los defensores de que descartara completamente que haya sido un revólver de marca Orbea, igual al que un sobrino de Carrascosa denunció que le robaron, y por eso despertó sospechas en la Fiscalía.
El revólver calibre 32 Orbea que pertenecía a Eduardo Ognio, un sobrino de Carrascosa que vive en Corrientes, era anterior a 1960.
El especialista incluso confió que en el catálogo del FBI con el cual se cotejaron las balas del crimen no figura el revólver de calibre 32 y de marca Orbea, dejando así la impresión en el tribunal y las partes que la pericia en ese aspecto resultó en vano.

Desestiman el peritaje oficial. En cambio, Scianetta difirió con el peritaje oficial, que determinó el uso de una sola arma en el crimen porque los seis proyectiles guardaban los mismos datos de identidad, y opinó que como "no se pueden cotejar" las seis balas, es imposible saber si salieron de una o de dos armas.
Tanto la defensa como la querella quieren instalar la idea de que pudieron haberse usado dos armas y cuestionaron el informe hecho en 2003, que determinó que tanto el "pituto" como las cinco balas que se hallaron en la cabeza de María Marta habían salido de la misma arma.
Según explicó el experto, las cinco balas del cadáver tenían muy débiles los flancos que dividen los campos en los proyectiles.
Dijo que las estrías pueden no verse con nitidez o definición por "el estado del cañón, que puede ser que esté sucio o empastado por tener un uso excesivo".
También atribuyó a una sustancia blanca encontrada en los proyectiles, que se ordenó peritar, que haya tenido "puntos de contacto" con pintura látex o tinta blancas. Durante esta tarde declaraba el perito de la Gendarmería, el ingeniero Hugo Aranciba, quien exponía sobre los estudios hechos para analizar las voces del llamado hecho por Carrascosa a la prepaga OSDE enseguida de ocurrido el crimen, a las 19.07 del 27 de octubre de 2002.

sábado, 2 de junio de 2007

No se pudo determinar la marca del arma

Los peritos balísticos de la Dirección Nacional de Policía Científica de la Gendarmería no lograron determinar la marca del arma con la que mataron a María Marta García Belsunce.

Según informaron a LA NACION fuentes de dicha fuerza de seguridad, los análisis establecieron que, "debido a que los proyectiles encontrados en el cuerpo de la víctima estaban abollados, no se pudo determinar la marca del revólver calibre 32 con el que fueron disparados".

Ese informe será presentado oficialmente el martes próximo por los peritos de Gendarmería que tendrán que declarar como testigos en el juicio oral que se realiza contra Carlos Carrascosa, acusado de ser el presunto coautor del homicidio de su esposa, ocurrido el 27 de octubre de 2002 en una casa del country Carmel, de Pilar.

Los proyectiles fueron sometidos a estudios después de que, durante el juicio, el fiscal revelara que había descubierto que Horacio Ognio, un sobrino de Carrascosa que vive Corrientes, no había declarado ante el Registro Nacional de Armas (Renar) todas sus armas. Entre ellas, figuraba un revólver calibre 32 marca Orbea.

Molina Pico abonaba la sospecha de que esa arma pudo haber sido la que se utilizó en el crimen y, por eso, no había sido incluida en la lista que el organismo le pidió a Ognio en marzo pasado.

Debido al resultado del peritaje, el fiscal tendrá una prueba menos para acusar a Carrascosa, ya que sólo se conoce el calibre del revólver, debido a que nunca se encontró el arma homicida.

Los informantes explicaron que otro de los factores que impidió identificar la marca del arma fue la poca profundidad de las estrías encontradas en los proyectiles, que son las marcas en forma de espiral que deja el cañón de un arma de fuego alrededor de una bala.

El análisis de la cantidad de dichas improntas, su profundidad, el ancho y si giran hacia la derecha o hacia la izquierda permite a los peritos balísticos determinar con qué marcas de revólveres serían compatibles esas estrías.


HUELLA IRREPETIBLE

Esas huellas quedan en los proyectiles debido a la rosca que tiene cada cañón de un revólver o de una pistola. Los cañones cuentan con esa rosca para que el proyectil gire sobre su eje y vaya derecho hacia el blanco. Esto produce un efecto similar al de una la pelota de rugby cuando es lanzada por un medio scrum. Cada cañón deja una marca única e irrepetible, como si fuera una huella digital.

Todos los gabinetes de policía científica del mundo cuentan con un vademecum de estrías con el que se comparan las características de las balas, pero, en este caso, el mal estado de los proyectiles impidió realizar el peritaje.

Otro punto de los análisis, que habían sido solicitados por los abogados defensores de Carrascosa, apuntaba a que se determinara si los proyectiles calibre 32 podían ser disparados con un revólver calibre 38, similar al que utilizaban los vigiladores de la empresa que custodiaba el country Carmel.

El análisis concluyó que esa posibilidad se podía concretar, pero los proyectiles deberían ser acondicionados especialmente y las marcas serían distintas de las que se hallaron en las balas extraídas del cráneo de la víctima y a las que tenía el pituto que fue arrojado por el inodoro.


Fuente