Web Toolbar by Wibiya Caso García Belsunce: Hipótesis del robo

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martes, 24 de julio de 2018

Nicolás Pachelo: el apostador.


Por Martín Sassone


A los seis prendió fuego la cuna de su hermano. En la adolescencia rompió ventanas, robó y provocó peleas. El padre y la madre se suicidaron. Tiene una condena por robos a conocidos y familiares. Y después de 16 años está otra vez en la mira de la justicia: es uno de los sospechosos de matar a María Marta en el country El Carmel. Nadie lo visita en la cárcel, nadie quiere hablar bien de él. Martín Sassone cuenta quién es la oveja negra de una familia “bien” que jugó siempre al límite.


- Nadie te va a decir nada bueno de Nicolás salvo yo.

Natalia L. se excusa de seguir hablando de su novio porque, dice, antes debe consultarlo con él. Tres días después, por whatsapp, da una respuesta que deja interrogantes sobre la relación:

- No voy a dar la entrevista. Con él no hablo y quiero mantenerme lo más alejada posible de toda esta situación.


Nicolás Pachelo está preso en el pabellón evangelista de la Unidad 24 de Florencio Varela desde el 21 de mayo. Entre muros lleva una vida solitaria. No estudia ni trabaja. Algo parecido a lo que hacía cuando estaba en libertad, pero sin el habitual café de Starbucks, las partidas de póker, los Ray-Ban, las camperas de cuero y la moto de alta cilindrada. Antes, desde el 7 de abril, estuvo detenido en los calabozos de la DDI de Pilar. En ambos lugares recibió pocas visitas. Nadie de su numerosa familia fue a verlo. Ni sus medio hermanos y mucho menos sus hermanastros, que lo consideran una mancha negra en sus vidas. Tampoco sus hijos.

Sus familiares no quieren hablar de él. Lo desterraron porque los avergüenza. Su imagen y su historia atenta contra su estilo de vida que transcurre en countries de zona norte y veraneos en Punta del Este. Varios de ellos ya declararon en alguna de las tantas causas en las que está imputado y no lo favorecieron. Hernán Coudeu, su hermanastro y marido de la ex modelo Sol Acuña, lo reconoció ante la Justicia cometiendo un robo.

El único incondicional es el abogado defensor Roberto Ribas, quien siempre se mostró muy atento y amigable con los periodistas, pero ahora es esquivo y distante: “Nicolás no quiere hable en este momento”. Y este momento es, casualmente, el que Pachelo está más comprometido con la Justicia.





A los seis años, Nicolás Pachelo prendió fuego la cuna de Francisco, su medio hermano recién nacido. Ese es el primer registro de violencia en su vida. Con el tiempo vendrían peleas juveniles, mentiras, robos, estafas, amenazas, los suicidios de sus padres, arrestos y una acusación gravísima, que por alguno de esos insondables misterios de la justicia argentina, eludió durante 15 años: el crimen de María Marta García Belsunce.

El nombre de Pachelo estuvo desde el principio en la causa: la familia de la víctima cercada por la Justicia se defendió atacando al por entonces conflictivo vecino del country Carmel de Pilar.

María Marta era la vicepresidenta de Missing Children Argentina y esposa del financista Carlos Carrascosa. La encontraron muerta en el baño de su casa del country el 27 de octubre de 2002. Ese día y el siguiente, mientras la velaban a pocos metros de donde el viudo la había encontrado muerta, los Belsunce cometieron una serie de actos que el fiscal de Pilar Diego Molina Pico interpretó como de encubrimiento. Más de un mes después, a comienzos de diciembre, el fiscal ordenó la demorada autopsia. A la mujer le habían pegado seis tiros en la cabeza: cinco proyectiles estaban incrustados en el cráneo y un sexto, el famoso pituto, había rebotado.

El 11 de diciembre de 2002, el crimen tomó estado público y Molina Pico apuntó toda su artillería contra el círculo íntimo de la víctima. Como él había estado junto a dos jefes policiales en el velorio se sintió engañado por la familia y nunca -mientras estuvo al frente del caso- barajó otra hipótesis que no fuera que el homicidio lo había cometido el viudo Carrascosa acompañado por al menos dos personas de su confianza. El fiscal nunca estableció un móvil concreto y su teoría de que el crimen estaba relacionado con el lavado de dinero del narcotráfico internacional a gran escala pronto se esfumó.

Como una cruel ironía del destino, el apellido Belsunce, que hasta entonces gozaba del prestigio que le había legado el jurista Horacio García Belsunce (p), cayó en desgracia. Y la familia salió a defenderse con todo. Horacio hijo recorrió los medios. El estudio de abogados de José Licinio Scelzi se ocupó de la parte legal. Y el perito criminalístico Raúl Torre y el médico legista Luis Alberto Kvitko hicieron una investigación paralela.




Así apareció en escena Pachelo, el vecino problemático, el ladronzuelo mal llevado, la oveja negra de una familia “bien”. Nadie le conocía trabajo fijo: vivía allí porque el padre había sido uno de los fundadores del barrio privado y él había heredado un chalet. Ante cada acusación del fiscal, los Belsunce contraatacaban con datos de Pachelo. Por entonces tenía 27 años, estaba casado con Inés Dávalos, tenía tres hijos y un tendal de problemas con la ley. Para ayudarlo estaba Ribas, un viejo amigo de su familia, quien no sólo ejerció su defensa, sino que también fue su protector y vocero.

En el Carmel habían registrado una serie de robos menores que tenían intranquilos a los vecinos porque sospechaban que era alguien de adentro, o al menos con acceso diario al country. Se habían robado palos de golf, computadores, herramientas y sillones de exteriores. A María Marta le robaron el perro labrador Tom. Nora Burgués de Taylor, una de las mejores amigas de la víctima, contó que ella le tenía pánico a Pachelo porque consideraba que era responsable del “secuestro” del animal.

Si bien nunca le pudieron probar la mayoría de esos robos, Pachelo fue condenado por otros. En 2005, mientras Carrascosa y los Belsunce estaban con la soga judicial al cuello, Nicolás Pachelo fue sometido a un juicio abreviado por una serie de hurtos y robos cometidos en departamentos y casas de la Ciudad de Buenos Aires entre agosto de 2003 y abril de 2004. El Tribunal Oral en lo Criminal porteño N° 15 le dio una pena de tres años y tres meses de prisión. Todos los episodios tenían un patrón en común: las víctimas eran conocidos suyos o familiares de conocidos.

El fiscal Molina Pico, que desde el comienzo apuntó a la familia de María Marta, también ignoró esa sentencia.

Tres acontecimientos marcaron a fuego la vida de Pachelo. El primero fue la separación de sus padres, a fines de los setenta, cuando él era un niño. Roberto Pachelo era piloto de autos de Turismo Carretera -compitió desde 1967 hasta mediados de la década siguiente, por lo general al volante de un Fiat 1500. El matrimonio con Silvia Ryan, la madre de Nicolás, fue efímero y él se puso en pareja con Jacqueline Barbará, “Jackie”, una amiga suya que había enviudado hacía un tiempo.

Los mitos alrededor de su personalidad continúan en la adolescencia: peleas, problemas en la escuela (un costoso colegio privado de Pilar), destrozos sin sentido y los primeros robos. Uno de sus amigos de aquella época declaró que a principios de los noventa solían ir a bailar y cuando salían del boliche Pachelo agarraba un palo y se dedicaba a romper los espejos de los autos estacionados. Una vez otro amigo le había prestado una moto y Nicolás la vendió. Cuando los padres del chico le recriminaron a Roberto Pachelo lo que había hecho su hijo, el hombre compró otra moto para zanjar el problema.




El segundo episodio determinante en la vida de Pachelo fue el suicidio de su padre. Roberto Pachelo se pegó un tiro en su casa de Villa Rosa, partido de Pilar, en enero de 1996, cuando Nicolás tenía 20 años. La causa dejó algunas dudas que, en plena investigación del crimen de María Marta, los Belsunce hicieron trascender: el cuerpo tenía un impacto bala en el parietal izquierdo cuando el hombre era diestro; había desaparecido documentación y las llaves de la caja fuerte de su propiedad; y el incendio de la casa borró todo rastro. Un empleado de la tosquera propiedad de Robero Pachelo declaró que después de la muerte sorprendió a Nicolás disparándole a fotos de su padre pegadas en una pared. Y Mariano Maggi declaró que le había vendido una camioneta a Nicolás y que luego lo acusó de haberlo estafado con unos cheques sin fondo. Tras la denuncia, a Maggi le balearon su concesionaria de autos en Pilar y cuando lo increpó Pachelo le respondió: “Si tuve huevos para matar a mi viejo, tengo huevos para matarte a vos”. Pese a los indicios, la causa que se instruyó como “muerte violenta” se cerró como “suicidio”.

Años más tarde, en plena sucesión de la tosquera y otros bienes de Roberto Pachelo, al hermanastro Hernán Coudeu se le incendió la casa. Los peritos de la compañía de seguros determinaron que había sido intencional: la justicia no acusó a Nicolás pero la relación familiar ya no tendría arreglo.

El tercer hecho dramático en la vida de Pachelo fue el suicidio de la mamá. Silvia Ryan se tiró desde el departamento del piso 11 de Avenida del Libertador 184, frente a la estación de Retiro, el 28 de mayo de 2003. La mujer dejó tres cartas en las que explicaba que lo había hecho porque no podía tolerar las acusaciones contra su hijo por el crimen de María Marta. Pachelo amenazó telefónicamente a Horacio García Belsunce, y Molina Pico decidió ponerle custodia policial al hermano de la víctima. Eso tampoco modificó su posición ante el caso.

En 2004, durante la instrucción del juicio por los robos en Capital, Pachelo fue sometido a pericias psiquiátricas realizadas por expertos de la Academia de Medicina Legal y Ciencias Forenses de la República Argentina. El informe, que lleva la firma Enio Linares, dice que Pachelo tiene un trastorno de personalidad. “Este trastorno se reconoce en la niñez, y continuará en la adolescencia, juventud y seguirá en la adultez y la vejez, por realizar actos como los ofrecidos por Pachelo: incendios, robos, presencia de suicidios de los padres debido a que hace al desarrollo de la personalidad, protagonismo llamativo en todas las desviaciones de conductas cometidas: simulación, mentiras, ocultamiento de identidad, proyección patológica”.

El informe también sugiere que pudo haber inducido al suicidio a sus padres. “El psicópata -N. Pachelo- rara vez realiza el suicidio, pero con su comportamiento psicopático induce, impulsa, facilita y favorece a que el otro lo realice. Cuanto más vecino y próximo está el potencial suicida que contempla su trastorno de conducta antisocial, será el más expuesto a padecer la dependencia. Cuando es mayor y más profunda la relación afectiva -la madre en este caso-, es ella la que se somete, obligada por la presión social y la justicia que cuestiona la conducta de su hijo”.

“Pachelo no aprendió -como psicópata que es- la experiencia del suicidio de su padre, por su egocentrismo patológico y su incapacidad de amar (descalifica y desplaza al otro, aunque sea la madre suicida, ‘lo que me hicieron’ dice en el velorio) y por su falta de previsión que la madre, ante su conducta, podría repetir la experiencia paterna”, agrega el estudio. El diagnóstico de Linares fue que Pachelo “padece un trastorno severo de personalidad”, que su psicodinámica evolutiva es la del “psicópata desalmado”, que es “peligroso para terceros” y que su rasgo principal es el de “total incorregibilidad”.




En 2007 llegaron las condenas a Carrascosa y su círculo íntimo. Luego las apelaciones, y las idas y vueltas de la justicia que absolvió al viudo en 2016. La figura de Pachelo se diluyó en el inconsciente colectivo. Tuvo una fugaz y sorpresiva aparición a comienzos de 2012 como campeón del Mantra Grand Slam de Póker de Punta del Este. Con un poderoso par de reyes en la última jugada alcanzó el premio de 61 mil dólares. En un video del programa Código Póker se lo ve sonriente y explicando cómo llegó al triunfo: “Era una mesa muy competitiva. Pero bueno… paciencia, cafecito, música y un poquito de suerte ayudaron a llevarnos el primer premio”.

Esa versión de Pachelo seguro con las cartas sobre el paño verde en distintas competiciones, bailando al ritmo del DJ David Guetta en fiestas electrónicas, disfrutando de la velocidad arriba de su moto fue la que a fines de 2014 enamoró a Natalia L. Al año de estar con él, ella tuiteó: “Nuestro amor a primera risa fue lo que me enloqueció”.

El Pachelo distendido en el póker y romántico con Natalia es una versión muy alejada del agresivo y reacio muchacho que durante años esquivó a la prensa, como si fuera Dr. Jeckyll y Mr. Hyde.





En junio de 2003 Pachelo habló casi por única vez ante los medios. En una entrevista con la Revista Gente, un mes después del suicidio de la mamá, negó las acusaciones en su contra. Por eso cuando declaró como testigo en el juicio oral y público a Carrascosa, realizado en los Tribunales de San Isidro en 2007, fue un verdadero acontecimiento mediático. Según las crónicas periodísticas, ese día la sala de audiencias del entrepiso de los Tribunales de San Isidro estuvo abarrotada. Pachelo vestía “traje gris a rayas finas, zapatos de cuero beige, corbata rosa, camisa blanca, barbita a medio dejar tipo yuppie”, escribió Horacio Cecchi en Página 12. Durante el tiempo que estuvo sentado frente a los jueces se apegó a su coartada, cuestionada por los Belsunce pero no por Molina Pico, y apeló a los baches en su memoria. Se mostró desafiante e irónico y en más de una oportunidad respondió a las preguntas de la defensa con tono provocativo, lo que le valió el reto del tribunal.

Los problemas de Pachelo con la justicia se agudizaron a partir de diciembre de 2015 y eso le dio más trabajo a Ribas. Las causas fueron cayendo una detrás de otra. Primero lo detuvieron junto a otras doce personas acusadas de integrar una banda que vendía drogas sintéticas en fiestas electrónicas en casas y quintas de zona norte. En abril de este año, cayó de nuevo por una serie de robos a casas de empresarios en el country Tortugas. Cuando los fiscales Raúl Casal y Martín Otero lo interrogaron negó haber cometido los robos y dijo que había ingresado a ese barrio privado porque allí tenía una amante a la que prefirió no nombrar porque estaba casada. Pero las filmaciones de las cámaras de seguridad y los objetos secuestrados en su casa -dólares, euros, relojes y joyas- lo complicaron. La imagen más fuerte fue verlo salir esposado y con la cabeza tapada por la misma puerta por la que 15 años antes habían sacado el cuerpo de la madre: Pachelo vivía en el departamento de Avenida del Libertador que había heredado (luego lo vendió y más tarde se lo alquiló a quien se lo había comprado). 

A esos robos también se le suman el que sufrió el ex secretario general de Boca, César Martucci, en su casa del Barrio Parque El Carmen de Hudson, en Berazategui, en abril del año pasado, y en el barrio Portezuelo de Nordelta en enero.

Ahora los fiscales María Inés Domínguez y Andrés Quintana se hicieron cargo del voluminoso expediente del caso Belsunce, recopilaron nuevos testimonios y fueron detrás de la hipótesis que sostenía la familia: que a María Marta la habían matado cuando descubrió que estaban robando en su casa. Con Pachelo quedaron en la mira Inés Dávalos -quien a su vez había denunciado a su ex por amenazas y coacción entre 2010 y 2011- y cinco ex vigiladores del country. Están acusados de “robo agravado por el uso de arma y homicidio criminis causa”, es decir, matar para ocultar otro delito. Domínguez y Quintana ya pidieron que les pasen todas esas causas por robos en otros countrys porque consideran que configuran el perfil delictivo de Pachelo.

Y hay más: aunque resulte increíble, los investigadores hallaron un nuevo perfil de ADN en las evidencias de la escena del crimen recolectadas hace 15 años. Es un rastro de sangre que no pudo ser peritado antes porque la muestra era escasa, pero, al ser analizado con nueva tecnología, dio como resultado un perfil genético masculino. Esta semana la justicia hizo una nueva reconstrucción del crimen. Como un jugador compulsivo, arriesgado y arrogante, Nicolás Pachelo siempre apostó fuerte, jugó al límite y perdió mucho más de lo que ganó, aunque nunca cayó del todo. ¿Será esta la carta que finalmente se selle su suerte?






lunes, 14 de mayo de 2018

Extraerán sangre a siete imputados del caso García Belsunce

Se comparará su patrón genético con el ADN de los rastros hallados en el lugar del crimen
Nicolás Pachelo, procesado con prisión preventiva por una serie de robos en el country Tortugas; su exmujer, Inés Dávalos Cornejo, y los exvigiladores José Ramón Alejandro Ortiz, Ramón Alfredo Acosta, Víctor Hugo Contreras, Eduardo Walter Vera y Norberto Glennon deberán presentarse hoy al mediodía en la Asesoría Pericial de La Plata. Se les extraerá sangre para la realización de un análisis comparativo de ADN. Se intenta develar si es de alguno de ellos la sangre hallada en la escena del crimen de María Marta García Belsunce, ocurrido hace más de 15 años en el country Carmel, de Pilar.
El patrón de cada uno de los varones será cotejado con el nuevo ADN masculino que pudo ser develado en las últimas semanas gracias al uso de técnicas que no existían en tiempos del homicidio, y con otros dos perfiles que ya estaban incorporados en la causa. El de Dávalos Cornejo será comparado con el ADN femenino distinto del de la víctima hallado en un rastro ya decodificado en 2002.
El ADN del "hombre 1" se encontró en una viga del techo y del marco de la puerta del baño y en la antesala, mezclado con sangre de la víctima. El perfil del "hombre 2" fue hallado en la viga del techo del baño, mezclado con el del "hombre 1", y el ADN femenino distinto del de la víctima se encontró en la alfombra de la antesala del baño.
La directora del Laboratorio de Análisis Comparativo de ADN de la Asesoría Pericial de La Plata, María Mercedes Lojo, informó a los fiscales María Inés Domínguez y Andrés Quintana que el perfil genético revelado recientemente fue encontrado en una mancha de sangre levantada de uno de los dos recortes que se hicieron de la alfombra verde que cubría la planta alta de la vivienda.
"Es una sala de estar ubicada donde terminan las escaleras que conducen a la planta alta y que antecede a la entrada al cuarto matrimonial, donde había un sillón, una mesita con un teléfono y una ventana. Allí también se recortó el pedazo de alfombra donde aparentemente está este nuevo ADN", precisó a la agencia de noticias Télam una calificada fuente judicial.
La hipótesis de los fiscales es que el 27 de octubre de 2002 García Belsunce llegó y sorprendió dentro de su casa a ladrones, a los que se enfrentó. Según esa teoría, pudo haber lastimado a alguno de sus atacantes antes de que la mataran de cinco tiros. Así, la sangre hallada sería de uno de los homicidas.

lunes, 18 de mayo de 2015

Mentiras "periodisticas" y judiciales




























Declaración del vigilador Ortiz: ver
Declaración del vigilador Maciel: ver
Planilla del V.A.I.C.: ver
Dictamen científico del Dr. Sahores: ver
Denuncia por hurto del arma de fuego perteneciente al sobrino de Carrascosa: ver
Certificado de defunción: ver
Contratación del servicio fúnebre: ver
Pericia caligráfica de la firma del certificado: ver
Declaración testimonial de Michelini: ver
Pericia del pegamento: ver
Declaración testimonial de Catalina Vargas: ver
Denuncia por la desaparición de la caja fuerte de la asociación "Damas del Pilar": ver
Acta de recuperación del proyectil en el pozo ciego: ver
Declaración Dr. Moreyra 2003: ver
Declaración Dr. Moreyra 2011: ver
Declaración Dr. Flores 2003: ver 




viernes, 9 de mayo de 2014

Revelemos el secreto de esta causa

miércoles, 10 de octubre de 2012

Negativa de Inés Dávalos a extrarse sangre

Negativa de Inés Dávalos a extraerse sangre para el estudio comparativo del ADN encontrado en la escena del crimen. Lo curioso es que el abogado del matrimonio aconsejó a Inés Dávalos a no concurrir a extraerse sangre ya que no había pruebas en su contra, y al mismo tiempo aconsejó a Nicolás Pachelo a concurrir ya que no había pruebas en su contra...
Qué lógica tiene el argumento del abogado?




Ver: Pachelo se ofrece a la extracción de sangre para el estudio de ADN

viernes, 11 de mayo de 2012

Cosas interesantes acerca de Michelini


1) Llama la atención que Michelini negara en la audiencia que Pachelo le había ofrecido los servicios de su abogado (ella lo había declarado en su indagatoria de 2003).

2) También llama la atención (según los registros del VAIC) que Michelini mantuvo 21 comunicaciones con Pachelo luego de la muerte de María Marta. Tengamos en cuenta que el teléfono de Michelini es uno de los no investigados en el VAIC, y todos esos llamados surgen por haber sido efectuados o recibidos desde lo de Pachelo.

3) El día que Michelini presta declaración testimonial por primera vez (12-11-02) recibió llamadas de la casa de Pachelo por la mañana y por la tarde (9:17 hs y 17:05 hs respectivamente).

4) Pachelo llamó desde su celular a la casa de Michelini el día siguiente de la autopsia (3-12-02).

5) Según surge de la propia agenda aportada por Michelini e incorporada en su declaración indagatoria, hizo masajes a Inés Pachelo (la única persona en negarse a la extracción de sangre para realizar los cotejos de ADN) los días 3, 5, 10, 11, 12 de noviembre (cuando declaró como testigo) y 13, 14, 19, 21, 22, 28 y 29 de noviembre. Luego los días 2, 6, 13, 16 de enero (al día siguiente Michelini presta declaración indagatoria), 20 y 21.

6) Se trata de la misma persona que le manifestó a Susana Murray que se había dirigido al club house donde se encontró con Carrascosa, lo que motivó las declaraciones testimoniales del personal de ese lugar que en definitiva son el único sustento de la condena a Carrascosa, y hoy hacen parte de la acusación.

7) Conforme surge de la causa, a un vecino de Carmel, el Sr. Sansuste le hurtaron unos palos de golf de su domicilio el día 7 de julio de 2002 entre las 18:15 y las 20:40 hs, bienes que Pachelo intentó vender posteriormente. Casualmente Michelini se encontraba en Carmel en ese momento, y justamente en la casa de Sansuste, que era su cliente, de donde se retiró a las 19:20hs.


Sin embargo Michelini no ha sido acusada por la fiscalía...

lunes, 26 de septiembre de 2011

La defensa de Bártoli apuntó a Pachelo


La defensa de Guillermo Bártoli volvió este lunes a plantear las sospechas que la familia García Belsunce tiene sobre el vecino Nicolás Pachelo, los vigiladores e incluso apuntó a la masajista Beatriz Michelini como posible entregadora en el crimen de María Marta.

Para el abogado Alejandro Novak, se trató de un homicidio en ocasión de robo y expuso su hipótesis: "María Marta llegó, encontró a los ladrones y la mataron porque no les dio dinero o porque los reconoció".
"De la causa surge que hay un vecino con un pasado singular", dijo Novak cuando sin nombrarlo en ningún momento, comenzó a referirse a Pachelo y las causas que tuvo por robos y hurtos y en las que tras un juicio abreviado fue condenado a cuatro años de cárcel y cumplió prisión "por robarle a sus amigos".
Novak dijo que en este caso pudo haber ocurrido "el mismo modus operandi" y recordó que en las algunas causas que tuvo Pachelo se demostró que "mandaba a robar a otras personas".
El defensor de Bártoli recordó que "este vecino fue vinculado a una serie de hurtos en Carmel" y mencionó el robo "del perro de María Marta".
Sobre el día del crimen, Novak señaló que "este vecino" -como siempre se refirió a él-, "fue visto cerca de María Marta antes de ser asesinada" y que las cámaras de seguridad de Carmel "lo detectaron saliendo justo en el momento en el que entraba Michelini".
Incluso afirmó que "ese vecino al otro día (del crimen) preguntaba en un bar qué había pasado con esa mujer que habían matado en el country cuando no se sabía aún que la habían asesinado".
Novak también se refirió a la seguridad privada mencionando cómo en los countries "los lobos cuidan a las ovejas", de cómo misteriosamente el día del crimen dejó de funcionar la cámara que apuntaba al fondo de la casa del matrimonio Carrascosa y habló del anillo enchapado en plata que tenía el vigilador José Ortíz y con el que María Marta pudo haber recibido un golpe.
Pero luego dejó entrever la posibilidad de que la masajista Michelini, que tenía como clienta a la mujer de Pachelo, de alguna manera hubiese actuado como una entregadora.
"Beatriz Michelini mantuvo veintiún comunicaciones con ese vecino después de la muerte de María Marta", dijo, dando un dato desconocido y que fue descubierto, según luego aclaró Novak, por su colega Eugenio Blanco y la propia Irene Hurtig, quien también trabaja como abogada en su estudio.
Uno de esos llamados lo ubicó el 3 de diciembre de 2002 "justamente el día después de que se conoció el resultado de la autopsia".
También dijo que durante los meses de noviembre y diciembre de 2002 quedaron registradas en la guardia de Carmel las visitas que Michelini tuvo en la casa de Pachelo y que el día que a un vecino le robaron los palos de Golf que luego Pachelo intentó vender en un comercio, justamente Michelini había ido a la casa de ese damnificado.
"En el cine policial cuando todo apunta a una persona sabemos que al final no era. Pero esto es la vida real y si todo apunta a un lado, para ese lado hay que mirar", dijo Novak.
"No le estoy imputando nada a nadie pero no se investigó como se debía. Acá estamos perdiendo el tiempo y mancillando el nombre de una familia", resaltó el letrado.

miércoles, 29 de junio de 2011

Para una amiga, el asesino fue un ladrón


Canela Aberastain de Panelo, amiga íntima de María Marta García Belsunce, aseguró que “nunca” dudó “absolutamente nada de la familia” de la víctima y afirmó que, a su criterio, el asesino fue alguien que ingresó a la casa del country El Carmel a robar.

"Ellos me iban informando todo, que John desde un principio tenía dudas de que hubiera muerto en un accidente, que había tirado el `pituto` y después lo había encontrado. Era un ida y vuelta, yo llamaba y ellos a mí", contó la mujer al declarar como testigo ante el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de San Isidro que juzga a Horacio García Belsunce, Juan “John” Hurtig y Guillermo Bártoli, entre otros imputados.

Aberastain de Panelo afirmó que no le pareció rara la teoría del accidente, ya que “María Marta vivía golpeándose en ese baño; ella siempre decía `me llevé la viga por delante`, `me golpeé, casi me abro la cabeza`". 

Además, dijo que con el marido, Carlos Carrascosa, la víctima “tenía una relación muy linda, muy unida, especialmente por el hecho de no tener hijos". Sobre los hermanos de María Marta, destacó "todos eran muy unidos" y nunca supo que tuvieran "algún problema serio".

"Pienso que entraron a robar, María Marta los enfrentó y se fue todo de las manos. Sé que María Marta se daba masajes, seguro que ella entró a la casa a darse una ducha antes y se encontró con alguien en la planta de arriba", sostuvo la testigo en referencia a sus sospechas sobre lo que ocurrió el 27 de octubre de 2002. 

En tanto, otro testigo denunció que tiempo después del homicidio se le acercaron tres personas que le ofrecieron dinero "para decir que Irene (Hurtig, hermanastra de la víctima) había matado a María Marta". 

Roberto Effling, quien atendía un comedor en Pilar en el que recibía ayuda de la víctima, dijo que le avisó a Hurtig y que ella le pidió ir a una escribanía para que esto quedara asentado, pero que no hizo denuncia policial porque nadie se lo sugirió pese a que reconoció haberse sentido "intimidado". 

Luego reconoció que Irene le prestó mil dólares para el velatorio de su suegro, el 5 de noviembre de 2002, pero como confundió varias veces las fechas de encuentro con la medio hermana, la fiscal Laura Syseskind, lo amenazó: "Usted está al borde del falso testimonio".

martes, 22 de mayo de 2007

Pachelo cada vez más complicado

Un vigilador que dijo que la tarde del crimen de María Marta García Belsunce Nicolás Pachelo no registró su salida del country, un mozo que lo escuchó hablar de asesinato y un criador de perros y una mucama que lo responsabilizaron por el "secuestro" del perro de la socióloga complicaron la situación del principal sospechoso de la familia.

Todos fueron testigos que le sirvieron a los abogados defensores Alberto Cafetzoglus y Hernán Diego Ferrari y de la querella, para intentar demostrar que Pachelo es un sospechoso que el fiscal Diego Molina Pico no investigó a fondo.

El testimonio más comprometedor para el vecino, que nunca fue imputado por el caso, fue el del ex vigilador Diego Rivero, que era el encargado de vigilar su casa de 19 a 7 de la mañana, al recordar un episodio relacionado con la salida de Pachelo del Carmel la tarde-noche del 27 de octubre de 2002.

Según Rivero, cuando Pachelo se retiró del Carmel luego del horario del crimen, "pidió que le levante la barrera la guardia para que no quedara registrada su tarjeta".

Cuando declaró en el juicio, Pachelo explicó que solía pedirle a los vigiladores que le abrieran la barrera porque había perdido la tarjeta magnética y no pensaba pagar 100 pesos por una nueva.


Más testimonios. Otro de los testigos de la defensa que complicó al principal sospechoso del crimen para la familia García Belsunce fue el mozo Miguel Angel Monzón, que ratificó hoy lo dicho la semana pasada por otro empleado del bar de una estación de servicio ubicada en ruta 25 y ramal Pilar de la Panemericana que solía ser frecuentada por los socios del Carmel.

Monzón aseguró hoy que el 28 de octubre de 2002, al día siguiente de la muerte de María Marta, Pachelo fue a desayunar a ese bar a antes de las 7 de la mañana y que le preguntó "si sabía algo de la mujer que mataron en el country".

Para la defensa del viudo este testimonio es clave porque demostraría que a 12 horas del crimen, Pachelo ya hablaba de un asesinato y no de un accidente en la bañera, como era el comentario general.

También se volvió a hacer mención del robo y desaparición del perro labrador "Tom" que la víctima atribuyó a Pachelo en una asamblea de socios realizada un mes antes de su asesinato en el Carmel.


Perros. Florindo Cometto, un criador de perros rotweiller de la localidad de Villa Rosa, afirmó que Pachelo, a quien conocía por haberle vendido un par de perros, le dejó a su cuidado un labrador negro diciendo que era del hermano que viajaba por 15 días a Mar del Plata. Cometto dijo que Pachelo nunca fue a buscar el perro, al que terminó regalando o vendiendo, y que luego recibió una llamada de un veterinario de Pilar que le dijo que podía ser el labrador de los Carrascosa, pero que a esa altura ya se había desprendido del animal.

Sobre el mismo tema declaró la mucama Cristina Barrientos, quien trabajó en Carmel en la casa de la familia Pfister y hoy señaló que escuchó a una empleada doméstica de Pachelo decir que su patrón había sido el "secuestrador" del perro de María Marta, lo había sacado en una camioneta, pedía rescate y que creía que después lo había matado.


Fuente

jueves, 17 de mayo de 2007

Pachelo amenaza a la hermana de María Marta


"Si María Marta estuviera acá, se muere al ver lo que le están haciendo a su gordo", afirmó ayer entre sollozos María Laura Belsunce al aludir al marido de la víctima, Carlos Carrascosa, en el juicio que se le sigue por el crimen de su mujer. La señora, en cambio, cargó contra el ex vecino del country Carmel Nicolás Pachelo, a quien denunció por amenazas. "A partir del momento en que nombro a Pachelo corre peligro mi vida", sentenció. Otros testigos que declararon ayer también lo perjudicaron.
La aparición de la mujer en medio de la sala de audiencia de los tribunales de San Isidro provocó un murmullo de asombro. El parecido de María Laura con su hermana menor es tal que a primera vista se las podría confundir. Con una polera rosa, un pantalón negro y un blazer jaspeado, la mujer lloró la mayor parte de su testimonio, quebrada por el dolor.
Varias veces se quitó sus finos anteojos de montura metálica para secarse las lágrimas con un pañuelito de papel.
"Me siento violada en mis derechos. No tengo garantías porque cualquiera puede decir cualquier cosa de nosotros y no pasa nada. Eso es lo que me mata. Ustedes (por los jueces del tribunal) están haciendo algo para ordenar esto. Lo necesitamos porque es una tortura en nuestra vida", dijo la profesora de educación física.
La mujer relató que cuando su marido le dijo que su hermana había muerto no lo podía creer. "Me tiré al piso, pataleé, grité como una loca", dijo con la voz entrecortada por los sollozos. Relató que en la casa de Carmel ayudó a la esposa de su padre a cambiarle la ropa a María Marta y describió que la almohada estaba manchada con sangre, por lo que colocó una toalla debajo de su cabeza. Al fiscal Molina Pico le preocupaba cuánta sangre había y si manaba, pero la señora lo negó.
Ante las preguntas de la abogada de la querella Zulema Rivera, centró su testimonio en sus encontronazos con Pachelo.Relató que lo conoció un día mientras almorzaba en el Paseo Alcorta con su esposo. "Se presenta en mi mesa con un plato con sobras de comida, y dice: «Soy Nicolás Pachelo, esto es para Carlitos que se debe estar cagando de hambre en la cárcel»", relató la testigo.
Luego contó que en otra ocasión, manejando en su auto por la Avenida del Libertador y Callao, desde otro vehículo, Pachelo le gritó: "Pedazo de hija de puta, vos que vas a llorar a la televisión. Los voy a matar a todos".
Tras ese incidente, le avisó a su hermano Horacio y juntos lo denunciaron ante la policía. "A partir del momento en que nombro a Pachelo, corre peligro mi vida", remató.