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miércoles, 17 de agosto de 2011

HGB: jamás le pedí que no viniera la policía


Horacio García Belsunce (h.) afirmó ayer que "jamás" le pidió a la policía que no fuera al country Carmel donde había muerto su hermana María Marta; responsabilizó a la prensa por el hecho de que él y otros familiares estén siendo juzgados por el encubrimiento del crimen, y dijo que no tiene otro objetivo que encontrar al asesino de su hermana.
Tras una sorpresiva decisión personal, García Belsunce pidió ayer declarar por primera vez ante el Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 de San Isidro, que desde mayo pasado lo juzga como presunto encubridor del asesinato de su hermana.
El periodista, abogado y ahora remisero se sentó frente a los jueces María Elena Márquez, Alberto Ortolani y Ariel Introzzi Truglia pasadas las 13.30, pero primero se leyeron las 20 páginas de la indagatoria que el imputado brindó el 19 de enero de 2003 durante la instrucción y ante el fiscal Diego Molina Pico.
Tras 50 minutos de lectura, García Belsunce comenzó su declaración diciéndoles a los jueces que no podía entender "cómo un hermano podría encubrir el asesinato de una hermana". También acusó a los medios de prensa. "El periodismo es el culpable del setenta por ciento de las cosas que nos pasan hoy en día", dijo. Lo primero que el acusado quiso dejar en claro es que nunca tuvo la intención de parar la llegada de la policía al Carmel aquel 27 de octubre de 2002, y detalló las llamadas que tuvo con el entonces comisario Angel Casafús, a quien conocía por su función de periodista.
Explicó que llamó al comisario ese domingo por la noche llorando, y le dijo: "Angel, acaba de morirse mi hermana en un accidente ridículo. Me dicen que está viniendo la policía. Te pido que tengas consideración conmigo y por mi familia. Jamás le pedí que la policía no viniera".


lunes, 8 de agosto de 2011

Los policías negaron haber recibido la orden de ir

Horacio García Belsunce está acusado de haber llamado a un jefe policial para pedirle que no enviara ninguna comisión. Al vecino, Sergio Binello, se lo acusa de llamar a la recepción para que no dejaran entrar a ningún móvil.

Cuatro policías bonaerenses que se desempeñaban en la seccional octava de Pilar cuando fue el crimen de María Marta García Belsunce negaron haber recibido la orden de ir al country el Carmel, al declarar como testigos en el juicio por el encubrimiento del homicidio.

Se trata de Luis Antonio Lencina, Sergio Galienza, Dante Romero y Néstor Fabián Britos quienes dijeron que en ningún momento se comunicaron con ellos ni les ordenaron dirigirse al country ante un presunto llamado a la comisaría por parte de la vigilancia del Carmel.

Los policías, que fueron los últimos cuatro testigos aportados por la fiscalía al debate, dijeron que nunca recibieron esa orden y por ende nunca fueron en una patrulla rumbo al country, con lo que desacreditaron los dichos de un vigilador del lugar que dijo haber visto un móvil policial ir hacia el Carmel, aunque nunca llegó.

"Se está cayendo a pedazos la teoría de la fiscalía, no tienen nada y un claro ejemplo de esto es incluir en la causa la filmación del programa de Susana Giménez", indicó Horacio García Belsunce en los tribunales de San Isidro.

García Belsunce está acusado de ser quien supuestamente llamó a un jefe policial para pedirle que no enviara a ninguna comisión al country Carmel.

El miércoles pasado el ex vigilador de ese country, Fernando Domínguez, ratificó ante el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de San Isidro lo que ya había declarado en la instrucción y en 2007 en el primer juicio por el caso al viudo Carlos Carrascosa: que el patrullero nunca llegó al country. Pero, en realidad, en el expediente nunca quedó claro si ese patrullero existió, si efectivamente se dirigía al country Carmel por lo sucedido con la casa del matrimonio Carrascosa o si en realidad pasó por allí de casualidad.

El tema involucra a además de Horacio García Belsunce a Sergio Binello, el vecino y amigo de la familia de la víctima acusado de llamar a la recepción del country para decir que no dejaran entrar a la policía y, de ser necesario, que se le pagara para evitar su ingreso.

Con la declaración de los cuatro policías finalizó la lista de testigos propuestos por la fiscalía y para mañana está previsto que comiencen a declarar los aportados por la defensa de Horacio García Belsunce, entre ellos el ex abogado de Carrascosa, José Licinio Scelzi.


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jueves, 4 de agosto de 2011

Un ex-vigilador vio un patrullero

En una nueva jornada del juicio por el encubrimiento del crimen de María Marta García Belsunce, declaró hoy un ex vigilador del country Carmel, donde fue cometido el homicidio.

Se trata de Fernando Domínguez, quien sostuvo que vio a un patrullero el día en que mataron a María Marta, pero que el auto policial nunca llegó al country.

"Me llamó la atención la presencia de un patrullero que viene hacia mí. Lo saludo por una cuestión de cortesía", recordó Domínguez, según consignó la agencia Télam.

El ex vigilador señaló que el móvil giró y que él pensó que iba a Carmel por lo sucedido con la muerte de García Belsunce, pero que después supo que nunca arribó al country.

"Yo presumí que iba a Carmel. Llamo a la guardia y le aviso al encargado que era (José) Ortiz", dijo.

Domínguez agregó que a los 15 minutos Ortiz lo llamó para decirle que ese patrullero nunca había llegado a Carmel.

El tema es clave e involucra a dos de los imputados. Por un lado a Horacio García Belsunce que llamó a un comisario para que le saquen a la policía de encima, y por el otro a Sergio Binello, el vecino acusado de pedir en el country que no entrara la policía y que si era necesario que se pagara.


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miércoles, 22 de junio de 2011

Declaraciones que complican a Binello

En una nueva audiencia del juicio oral contra un grupo de familiares y vecinos del country Carmel, acusados de encubrir el asesinato de María Marta García Belsunce, una testigo afirmó que Sergio Binello, uno de los imputados, quería "parar a la policía" y coimearla para que no ingresara en la casa de la víctima. La declaración la realizó ante el Tribunal Oral N° 1 de San Isidro Enriqueta Vázquez Mansilla, amiga íntima del viudo Carlos Carrascosa, aunque aclaró que, a su entender, esa actitud era "para ayudar a la familia" ante el fallecimiento.

Vázquez Mansilla recordó que tras enterarse de la muerte de María Marta, su marido, Alberto White, ex presidente del country ya fallecido, mantuvo una conversación por teléfono con Binello, la cual ella pudo escuchar y que él le comentó después. "Le dijo que si iba la policía, no la dejara entrar, pero creo que fue un exabrupto, un intento de ayudar. También le dijo que si tenía que coimearla que lo hiciera", recordó la testigo. "Entonces yo me imaginé que se refería a entregar el cuerpo, para hacer la autopsia, que tardan en entregarlo de nuevo, se demora el velatorio, el duelo, todo", afirmó.

Antes de que la testigo declarara, se leyó el testimonio de su esposo, prácticamente idéntico, que fue incorporado como prueba. También dijo que le parecía extraño que la víctima tuviese las zapatillas puestas si se había caído en la bañera y se había golpeado contra las canillas, tal como le habían relatado.

Por otra parte, Manuel Nölting, un médico del country que estuvo en la casa de María Marta, afirmó que se fue sin ver el cuerpo porque no le gustó cómo actuaba la familia, ya que era necesario llamar a la policía y realizar una autopsia. "Cuando estaba llegando salía el médico de la primera ambulancia. Me presenté como el doctor Nölting y le pregunté qué había pasado. Le pregunté si iba a dar intervención y me dijo que no sabía", recordó Nölting.


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miércoles, 15 de junio de 2011

Declaran Casafús y Degastaldi


El juicio oral por el encubrimiento del crimen de María Marta García Belsunce continuó hoy con la declaración de cuatro testigos, entre ellos el ex comisario general Angel Casafus , a quien echaron de la policía por este caso.
Casafús volvió a insistir en que hubo una "actitud mafiosa" por parte de la familia de María Marta y reiteró que Horacio García Belsunce le pidió que le "sacara a la policía de encima" horas después del crimen de su hermana.
El comisario general retirado aseguró que no hizo lugar al pedido de Horacio y reiteró a los jueces su convicción de la responsabilidad de la familia en el asesinato. "Hubo una sumatoria de indicios que me hacen pensar en la actitud mafiosa de alguien que pretende ocultar la verdad o la comisión de un delito", afirmó.
Las declaración se llevó a cabo en el marco del debate que el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de San Isidro le sigue a Horacio García Belsunce (h) y a John Hurtig, hermanos de María Marta; Guillermo Bártoli, su cuñado; al vecino Sergio Binello, al médico Juan Gauvry Gordon y a la masajista Beatriz Michelini.

Careo. El Tribunal ordenó esta tarde la inmediata comparecencia como testigo del ex jefe de la DDI zona norte y comisario (R) Anibal Degastaldi, a pedido de la Fiscalía, para realizar un careo con su ex superior, el comisario Casafus.
La solicitud fue realizada luego de que Casafus asegurara, en su declaración testimonial, que llamó por teléfono a Degastaldi el día del crimen de María Marta y le comunicó: "Me llamo el pelotudo este de Horacio García Belsunce y me dice que la hermana tuvo un accidente en la casa. Fijate a ver qué carajo pasa".
Degastaldi declaró que, al asistir al velorio de la víctima, "nadie" le dejo "entrever" en la familia que "no había sido un accidente".
"Horacio García Belsunce y Guillermo Bartoli insistieron en que la víctima era muy torpe", dijo el ex policía e incluso señaló que nadie le habló del traumatismo de cráneo, la pérdida de masa encefálica o la aparición de un "pituto".
Por otra parte, comprometió indirectamente a Casafus, al señalar que éste lo llamó para decirle que "había fallecido la hermana de un amigo de él" en "un accidente doméstico" y que se pusiera a disposición de la familia.

Quién es Casafus. El ex jefe policial fue echado de la fuerza en 2003, tras resolver secuestros resonantes, cuando se conoció que había recibido un llamado de Horacio García Belsunce en el cual le dijo, tras la muerte de María Marta: "Sacame la policía de encima".

En su anterior declaración, Casafus acusó a la familia de usarlo "para encubrir un crimen horroroso" y a los gritos dijo que eran "una banda de mafiosos" que lo dejaron sin trabajo y le arruinaron la vida, entre otras cuestiones.
Otra testigo citada para hoy es Enriqueta White, esposa del presidente del country Carmel, Alberto White, al que le dijeron que "frenara a la policía" si intentaba ingresar. También deben declarar el abogado Mariano Aráoz Castex, uno de los que dijo que el vecino Nicolás Pachelo podría tener relación con el asesinato, y Fernando Domínguez, un vigilador que vio que tras la muerte de María Marta un patrullero iba al Carmel, pero dio la vuelta antes de ingresar.


viernes, 3 de junio de 2011

Testigos complican al médico

La llamada telefónica desde la casa de María Marta García Belsunce por parte del médico de la empresa de emergencias Paramedic Juan Ramón Gauvry Gordon tenía un diagnóstico claro: traumatismo de cráneo con pérdida de masa encefálica.

Un diagnóstico que causó interrogantes entre los operadores telefónicos de la prepaga OSDE y de la prestadora de emergencias Paramedic, que intervinieron en el caso, comenzaron a hablar de una muerte dudosa, y a decir que si no era necesario dar intervención a la policía.

Pero no se llamó a la policía el 27 de octubre de 2002. Por esa omisión, ayer, en la quinta audiencia por el juicio de encubrimiento del homicidio García Belsunce, los siete operadores telefónicos que declararon como testigos apuntaron al médico que se encontraba en el lugar como el responsable de dar intervención a las fuerzas de seguridad.

Gauvry Gordon, el primer médico que revisó a la víctima tras llegar a la casa del country Carmel en una ambulancia de Paramedic, fue quien anteayer, sentado en el banquillo de los acusados, aseguró que él no había encubierto nada, sino que simplemente le había parecido "un accidente doméstico muy estúpido".

Quien recibió el diagnóstico del médico -traumatismo de cráneo con pérdida de masa encefálica- fue el operador de Paramedic que envió la ambulancia Nicolás Costa. "¿Es una muerte dudosa?", preguntó el día del hecho, para luego consultar si era necesario llamar a la policía. Gauvry Gordon, uno de los seis acusados de encubrimiento, dudó, pero luego dijo: "No. Hago una constatación de óbito, nada más".

Respecto a ese dilema, Víctor Siwulec, supervisor de los operadores de la empresa de emergencias Paramedic, que hacía de nexo con el personal de OSDE, apuntó: "Cuando hay una muerte dudosa, inmediatamente se da aviso a la policía para que intervenga. [Algo que] lo tiene que decidir el médico, la persona que está en el lugar", en clara alusión a Gauvry Gordon.

Durante las grabaciones, el concepto de "muerte dudosa" se escuchó más de una vez. Incluso, el operador de OSDE Guillermo Piermattei llegó a preguntarle a Siwulec si a García Belsunce la "cagaron a palos".

El defensor del médico, Gabriel Becker, dijo a La Nacion que su cliente "de alguna manera, había hecho la denuncia", y que además no existían en ese entonces normativas o instructivos a seguir en Paramedic, respecto de dar intervención a la policía.

Otro testigo, Raúl Salazar, que se desempeñaba como operador de OSDE, sostuvo ayer ante el Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 de San Isidro: "No me pareció usual; quise corroborar si no era una muerte dudosa y si no tenía que llamar a la policía"


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domingo, 6 de abril de 2003

Los buenos policías son casualidad

El procurador general de la provincia de Buenos Airesasegura que la mala capacitación policial es una causa fundamental para que muchos crímenes no se resuelvan. Pero afirma que en el caso Belsunce no hubo "errores", sino encubrimiento.

La fotografía de Arturo Jauretche, que cuelga de la pared y desde nuestra perspectiva parece apoyada sobre el espaldar de la silla, indica el perfil político del procurador general de la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Matías de la Cruz. Este hombre, que nació en Entre Ríos hace 60 años, no sólo compartió las ideas con el que está en la foto, y al que mira de vez en cuando. Dice que fue su amigo, también testigo de su casamiento. Y hay otra característica común: el temperamento, muy lejos de ser apocado.
Así que el jefe del Ministerio Público bonaerense hablará frente a LA NACION sin eufemismos y con frases polémicas, sobre los problemas que acaso más inquietan a la comunidad: el letargo judicial, la inseguridad, la corrupción y la ausencia de pericia en las instituciones. Dirá, por ejemplo, que los tribunales colegiados "traban la labor de la Justicia" y que la actuación de jueces en la primera instancia agilizaría el sistema; que inició sumarios a varios fiscales debido al mal desempeño, y que "los buenos policías salen por casualidad".

-Procurador, ¿en cuántas causas judiciales se llega a la sentencia en la provincia de Buenos Aires?
-Casi un 11 por ciento. Pero el número es tres veces superior al que existía antes de la reforma del Código Procesal Penal, que se puso en práctica en 1998. Juré como procurador el 1° de abril de ese año, antes de que se instrumentara la norma. Fui convocado porque es conocida mi posición republicana. Con el anterior código había un juez inquisidor, propio de la monarquía, que investigaba y luego sentenciaba. Soy partidario del sistema acusatorio, como el actual, en el que hay un fiscal que investiga, un defensor y un juez imparcial que dicta sentencia. Y en juicio oral.

-Más allá de su posición sobre el sistema judicial, ¿no le parece que, de todas maneras, el porcentaje de causas resueltas sigue siendo bajo?
-Sí. Por eso queremos modificar algunas cosas, sobre todo relacionadas con la instrucción penal preparatoria, para que el fiscal tenga más posibilidad de reacción. Eliminar una cantidad de trámites que no hacen otra cosa que trabar el sistema.

-¿Qué es lo que quiere cambiar?
-La actual injerencia innecesaria sobre la prueba del juez de garantías. Pedir la autorización sobre la prueba es un trámite innecesario. Eso demora y llena de papeles las causas. El fiscal debe tener más autonomía.

-¿Qué otras trabas existen?
-El otro problema del código es la estructura. Sería mucho mejor que en lugar de tribunales colegiados hubiera jueces unipersonales para la primera instancia. Sería más rápido. Y, luego, las cámaras departamentales revisarían las sentencias.

-¿No cree que esa idea será resistida?
-Seguramente. Porque los argentinos tenemos una cultura de la desconfianza. Establecemos controles innecesarios, que nunca funcionan bien. Tres, cuatro, cinco jueces, no garantizan una actuación correcta. El tribunal colegiado complica más las cosas. Los tribunales se están taponando. Tenemos problemas permanentemente, y no sólo en el fuero penal. El resultado es que tengamos muy pocas audiencias.

-¿Y no existen problemas de corrupción o de falta de capacitación de quienes investigan, los fiscales?
-De corrupción tenemos algunas denuncias que están en trámite. Pero el sistema es muy nuevo todavía para detectar estas cosas. Sí hemos tenido problemas de mala actuación de fiscales. Hay muy buenos fiscales y hay otros regulares.

-El año último, fue absuelto en un juicio oral un muchacho que estuvo dos años preso, acusado falsamente de violación por un policía ahora sospechado de armar la causa. Así quedó al descubierto una importante cadena de errores.
-Los fiscales han ido aprendiendo. Porque muchos, acostumbrados al sistema anterior, delegaban importantes cantidades de trabajos de investigación a la policía, y con el código actual deben tener más protagonismo y un control total sobre la instrucción. Algunos han aprendido dolorosamente, pues se les iniciaron sumarios.

-En este momento, la Justicia de San Martín investiga una denuncia contra el fiscal de Pilar Diego Molina Pico, que tiene a su cargo la causa abierta tras el crimen de María Marta García Belsunce.
-Eso está en manos de la Fiscalía y prefiero no hablar. De todas maneras, Molina Pico actuó correctamente desde el primer día. No se le puede imputar negligencia. Pero la fiscalía de San Martín está haciendo bien en agotar todas las instancias para determinar si la denuncia es cierta.

-¿Cómo avanza la investigación en el caso García Belsunce?
-Hay una trama muy difícil de descubrir. Está claro que sus allegados no cometieron una serie de errores, sino que hubo encubrimiento. A tres heridas de bala entre la oreja y la ceja izquierdas las cerraron con la gotita. Y lavaron el cadáver. Los principales sospechosos están entre los cuatro o cinco que encontraron el cadáver.


-En las paredes de la casa donde se cometió el crimen se encontraron rastros de sangre de la víctima, de un hombre y de una mujer. ¿Cuánto demorarán los peritos en establecer a quiénes pertenecen los restos de sangre?
-Ya tenemos absolutamente confirmado que en una pared había sangre de María Marta y de un hombre. Hay otros rastros, células que podrían ser de una mujer. En este último caso falta la reconfirmación. Ahora, se están haciendo análisis para establecer la cadena genética del hombre que dejó el rastro de sangre. Cuando estén los resultados, el fiscal pedirá que se hagan los exámenes de ADN sobre los sospechosos.


-¿Se ha avanzado sobre la presunta participación del comisario mayor Angel Casafús para impedir el ingreso de la policía en el country Carmel el día del crimen?
-Está claro que el hermano de la víctima, Horacio García Belsunce (h.), lo llamó. Hay contradicciones sobre el diálogo telefónico. De todas maneras, en este momento, la prioridad del fiscal es otra: descubrir al autor del homicidio.


-Usted se quejó ante el ministro de Seguridad, Juan Pablo Cafiero, por una serie de declaraciones que hizo el jefe policial ante el doctor Molina Pico. El oficial dijo, concretamente, que él aparecía vinculado en el caso por ser víctima de una interna policial y de diferencias que mantiene con usted. ¿Cómo tomó el ascenso de Casafús?
-No quiero hacer de esto un conflicto. Es el ministro Cafiero el que tiene que evaluar a sus hombres. Yo no designo ni propongo policías.

-Sin embargo, el trabajo de esos policías es fundamental para la instrucción, a cargo de los fiscales. Más el trabajo de Casafús, que ahora es el director general de Investigaciones en Función Judicial.
-Lo evaluaré en su nueva función. Lo que importa es que fiscales y policías trabajen en armonía y la capacidad de éstos para investigar.

-¿Usted cree que los policías están capacitados para investigar?
-No. Es cierto que los hay muy buenos, sobre todo en la Policía Científica, pero esta división ha sido descuidada desde la última dictadura militar. Uno de los principales problemas es la primera acción de los policías cuando llegan al lugar del hecho. No tienen entrenamiento en el levantamiento de rastros, en la preservación de la escena del crimen. Mueven el cuerpo, tiran colillas de cigarrillo, tocan los objetos.

-¿Por qué ocurre esto?
-Falta de capacitación. La selección de policías tiene que ser muy estricta. Y no lo es. La mayoría se anota porque no pudieron conseguir otro trabajo. Entonces, los buenos policías salen por casualidad. Hay que elevar la educación de los policías. También, y esto es fundamental, los sueldos. Pero, en los últimos años, las reformas se centraron en la corrupción policial y los casos de gatillo fácil.

-Estos problemas existen.
-Sí, claro. Pasa en todo el mundo. Siempre hay gente que se equivoca y cruza la raya. La jerarquización de la policía también sirve para evitarlos.

-¿Cuántos policías fueron detenidos el año último?
-Unos 30.

-¿Por qué delitos?
-La mayoría, por actuar en connivencia con bandas de delincuentes. También por homicidio.

-El delito aumentó notoriamente en los últimos tiempos. El año último, los homicidios se duplicaron respecto de 2001. Y según estadísticas del Ministerio de Seguridad, el 40 por ciento de los asesinatos ocurrió durante robos de vehículos. ¿A qué se debe el aumento de los hechos delictivos?
-Hay una apología de la violencia. Y no me refiero al que dice que hay que matar a un policía. Todo se dirime en un juego de vida o muerte. Por eso estoy en contra de los discursos tremendistas. No se puede decir que no hay que tener piedad con los delincuentes. Se dice habitualmente: la guerra contra el delito. Y no es una guerra. No existe el hombre delincuente, el hombre llega a la delincuencia por alguna razón. Cuando se habla del delito, se habla de chalecos antibalas, de ametralladoras, de helicópetros. Nadie se preocupa por la prevención, por evitar el conflicto. Es que estamos acumulando excluidos. Y a ellos, enviarles un mensaje de todo o nada genera violencia. Es tirar nafta al fuego.